Un equipo internacional de astrónomos descubre un río de gas oculto que podría estar formando estrellas en el centro de la Vía Láctea

Gracias a datos complementarios de misiones apoyadas por la NASA, un equipo internacional identificó una gigantesca nube de gas que enlaza los brazos de la Vía Láctea con su centro. Esta estructura, oculta hasta ahora, podría estar canalizando material para formar nuevas estrellas en el corazón galáctico.
Distribución del polvo en la nube Midpoint a 870 micrones. Las zonas más oscuras y los contornos azules indican regiones con mayor densidad, donde podrían estar formándose nuevas estrellas. Los símbolos marcan posiciones clave: el diamante rojo indica un clump relevante, la cruz amarilla señala el maser de NH₃ y el cuadrado rojo delimita la región Knot B. Fuente: The Astrophysical Journal

Los grandes hallazgos astronómicos no siempre surgen con fuegos artificiales. A veces basta mirar donde nadie había mirado antes. Eso fue precisamente lo que ocurrió cuando un equipo internacional de astrónomos dirigió uno de los radiotelescopios más sensibles del planeta hacia una región apenas explorada de la Vía Láctea. Lo que encontraron allí no solo sorprendió por su tamaño y complejidad, sino que también podría aportar claves fundamentales sobre cómo nuestra galaxia construye su núcleo y, por extension, cómo lo hacen otras galaxias.

En una reciente investigación publicada en The Astrophysical Journal, los científicos revelan la existencia de una gigantesca nube de gas, oculta entre los carriles de polvo interestelar que serpentean hacia el centro galáctico. Esta nube, ahora conocida como Midpoint o M4.7–0.8, forma parte de un sistema más amplio que actúa como una vía de transporte de material desde el disco de la galaxia hacia su núcleo. Lo más sorprendente es que este “río invisible” parece estar alimentando regiones potenciales de formación estelar en un entorno hasta ahora poco comprendido.

Un hallazgo inesperado en una región olvidada del cielo

En palabras del propio estudio, “uno de los grandes descubrimientos del artículo fue la existencia misma de la nube GMC. Nadie tenía idea de que esta nube existía hasta que miramos esta zona del cielo y encontramos el gas denso”. La expresión pertenece a Natalie Butterfield, investigadora principal del proyecto, y resume con claridad la sorpresa que causó este hallazgo.

El equipo utilizó el telescopio Green Bank, ubicado en Virginia Occidental (EE. UU.), para observar esta región en longitudes de onda de radio. Su objetivo era rastrear moléculas como amoniaco (NH₃) y cianobutadiino (HC₅N), compuestos que actúan como trazadores del gas denso en el medio interestelar. Los datos revelaron una nube molecular gigante de aproximadamente 60 pársecs de largo, lo que equivale a unos 200 años luz.

Esta estructura aparece justo en la región media del bar galáctico, una zona caracterizada por una intensa dinámica de gases y fuerzas gravitatorias. Los astrónomos la han bautizado como Midpoint porque se encuentra en el “punto medio” entre los extremos de los carriles de polvo que conectan el disco galáctico con el núcleo.

Ubicación de la nube Midpoint en los carriles de polvo del bar galáctico, junto con el maser recién detectado y una estructura tipo cáscara. Fuente: The Astrophysical Journal

Gas turbulento y condiciones extremas

Uno de los aspectos más llamativos del estudio es la descripción del entorno en el que se encuentra esta nube. El gas dentro de Midpoint no es tranquilo ni estable. Por el contrario, se observan niveles elevados de turbulencia, similares a los que se detectan en el Centro Molecular Central (CMZ, por sus siglas en inglés), una de las regiones más caóticas y densas de la galaxia.

En el paper se explica que la nube presenta “valores amplios de anchura de línea, comparables a los que se observan en las nubes del CMZ”. Estas líneas de emisión ensanchadas son un indicio de movimientos desordenados a gran escala, posiblemente causados por colisiones entre nubes o por el flujo acelerado de material hacia el centro.

Este tipo de dinámica puede tener efectos muy distintos. Por un lado, la fuerte presión y la temperatura podrían inhibir la formación de estrellas, como se ha observado en otras zonas del bar galáctico. Por otro, si el gas logra condensarse, puede dar origen a regiones de formación estelar en condiciones extremas.

Distribución del gas denso en Midpoint trazada por la emisión de amoniaco (NH₃), con regiones brillantes que marcan alta concentración. Fuente: The Astrophysical Journal

Indicadores claros de actividad estelar

Más allá de la turbulencia, los investigadores identificaron varios indicios directos de actividad relacionada con el nacimiento de estrellas. El más destacado fue la detección de un nuevo maser de amoníaco (NH₃ 3,3). Los masers son emisiones intensas y focalizadas de microondas que se producen de forma natural en el espacio, y suelen estar asociadas a zonas donde se están formando estrellas masivas.

Según el estudio, “esta región también muestra un aumento del brillo en la emisión de 870 μm, en comparación con la estructura extendida, lo que sugiere que podríamos estar detectando emisión libre-libre proveniente de una posible región H II”. Las regiones H II son nubes ionizadas por estrellas jóvenes y calientes, un claro indicador de formación estelar reciente.

Además del maser, los científicos encontraron varias estructuras compactas de gas y polvo, llamadas “nudos”, que podrían estar en las fases iniciales de colapso gravitacional. En particular, el nudo E muestra una forma característica de los llamados frEGGs (glóbulos gaseosos evaporándose de forma libre), un tipo de objeto denso que está siendo erosionado por la radiación de estrellas cercanas.

Zona alrededor del maser en Knot B, con emisiones infrarrojas y submilimétricas que sugieren actividad estelar y posible región H II. Fuente: The Astrophysical Journal

Un eslabón perdido en la cadena galáctica

La relevancia del hallazgo no se limita a la identificación de una nueva nube. Lo que hace que Midpoint sea realmente importante es su papel como punto de transición. Esta nube parece actuar como un puente natural entre el disco de la galaxia y su núcleo, canalizando gas que podría alimentar futuras regiones estelares en el CMZ.

El artículo subraya que “la nube Midpoint es una zona donde el material del disco de la galaxia está pasando al entorno más extremo del centro galáctico, y proporciona una oportunidad única para estudiar las condiciones iniciales del gas antes de acumularse en el centro”.

Este tipo de regiones de tránsito son fundamentales para entender cómo las galaxias regulan el flujo de materia hacia sus zonas centrales. En el caso de la Vía Láctea, la actividad del centro galáctico está ligada a fenómenos extremos, como la formación de cúmulos estelares masivos o incluso la actividad del agujero negro supermasivo que reside allí.

¿Una fábrica de estrellas en medio del caos?

Aunque la formación estelar en los brazos del bar galáctico ha sido motivo de debate, los resultados de este trabajo refuerzan la hipótesis de que sí puede ocurrir formación de estrellas en las regiones de borde del bar, donde las condiciones permiten la acumulación de gas denso. El astrónomo Larry Morgan, uno de los coautores del estudio, explica que “los bordes frontales de estas barras, como donde se encuentra Midpoint, pueden acumular gas denso y desencadenar nueva formación estelar”.

El patrón observado en Midpoint se alinea con lo que ya se ha documentado en galaxias externas: los “huesos” del bar galáctico son capaces de concentrar materia suficiente como para generar nuevas estrellas, incluso en medio de ambientes altamente turbulentos.

Además, la morfología filamentosa y la presencia de múltiples nudos sugiere que Midpoint no es una estructura aislada, sino parte de una red compleja de flujos de gas, cuyo estudio permitirá reconstruir los procesos que alimentan el núcleo galáctico.

La importancia de mirar lo invisible

Midpoint pasó desapercibida durante décadas, oculta en un rincón del cielo galáctico y enmascarada por el polvo. Su descubrimiento demuestra que aún hay regiones enteras de la Vía Láctea por explorar con las herramientas adecuadas, especialmente en longitudes de onda que escapan al ojo humano.

Los datos del radiotelescopio Green Bank, combinados con observaciones infrarrojas y submilimétricas, han abierto una ventana a una zona de transición crítica en la anatomía galáctica. Este tipo de descubrimientos, más que responder preguntas, amplían el mapa de lo que aún falta por comprender sobre la formación de estructuras estelares y la evolución de galaxias como la nuestra.

Referencias

  • Natalie O. Butterfield, Larry K. Morgan, Ashley T. Barnes, Adam Ginsburg, Savannah Gramze, Mark R. Morris, Mattia C. Sormani, Cara D. Battersby, Charlie Burton, Allison H. Costa, Elisabeth A. C. Mills, Jürgen Ott, Michael Rugel, Harrison West. Discovery of a Giant Molecular Cloud at the Midpoint of the Galactic Bar Dust Lanes: M4.7–0.8. The Astrophysical Journalhttps://doi.org/10.3847/1538-4357/adc687.

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