Algunos lingüistas creen que las mozas aprovechaban para quitar las plumas al pavo o el pollo mientras eran cortejadas por el pretendiente y, cuando eran requeridas por la madre o el ama, respondían: ¡estoy pelando la pava! Obviamente, ésta era una actividad que llevaba su tiempo.
Otros autores, sin embargo, dicen que el modismo proviene de que la actitud del joven, que acudía a la cita con una guitarra o una mandolina, ofrecía un parecido con la de una persona que sujetaba una pava con la mano derecha y la estuviera pelando con la izquierda.
Valeriano Domínguez Bécquer (1833-1870), pintor y hermano del poeta Gustavo Adolfo Bécquer, plasmó la expresión en un cuadro homónimo: Pelando la pava. Dicha obra se encuentra en el Museo Carmen Thyssen de Málaga.
