Españoles en los campos de concentración nazis

El censo completo de deportados españoles en campos nazis revela una historia oculta de resistencia y tragedia.
El día de la liberación de Mauthausen con una pancarta en español

España no participó de manera oficial en la Segunda Guerra Mundial, pero el horror del mayor conflicto de la historia de la humanidad sí que afectó a miles de españoles y españolas. Los campos de concentración que pusieron en funcionamiento los nazis son lo más parecido a un pudridero de humanos vivos que hayamos presenciado en los últimos siglos. Más de 9000 españoles vivieron (y murieron) el horror de estos lugares en sus propias carnes.

Entrada de las tropas norteamericanas en el campo de Mauthausen, con la pancarta de bienvenida en castellano que colocaron los deportados españoles el 5 de mayo de 1945. WIlliamH / Wikimedia

El censo del horror

Han pasado casi 80 años del final de la Segunda Guerra Mundial y todavía quedan muchas preguntas y datos históricos por contestar. En lo que respecta a España, se ha dado un paso importante en los últimos años para dar forma a un testamento tangible de los horrores vividos por los deportados españoles a campos de concentración nazis entre 1940 y 1944: un registro que nace fruto del esfuerzo conjunto del Memorial Democràtic de la Generalitat de Cataluña, la Universidad Pompeu Fabra y la asociación Amical de Mauthausen, quienes han desentrañado la cruda realidad de aquel proceso. El núcleo del trabajo se compone de un censo que se puso a disposición del público por el 75 aniversario de la liberación del campo de Mauthausen. Fue en este lugar donde perdieron la vida cerca del 60% de los españoles deportados. La magnitud de la tragedia se refleja en números, más de 7000 almas perdidas entre hambrunas, enfermedades, ejecuciones y cámaras de gas. Pero tras cada cifra, se esconde una historia única de lucha, resistencia y muerte.

Entre los deportados se cuentan muchos soldados republicanos. Vencidos en la guerra civil de España, huyeron a Francia y allí pasaron a formar parte de los ejércitos Aliados que luchaban contra los alemanes. No solo Francia cayó en tiempo récord en manos nazis, sino que muchos soldados derrotados fueron capturados como prisioneros de guerra. La complicidad del gobierno franquista precipitó su destino hacia los campos nazis, una decisión cruelmente repasada en el documental de Carlos Hernández, "Los últimos españoles de Mauthausen y del resto de campos nazis".

Supervivientes del campo de concentración de Ebensee al poco de ser liberados. J. Malan Heslop / Wikimedia

El censo, con más de 9.000 nombres, es una ventana abierta al pasado, permitiendo no solo reconstruir el itinerario de la deportación, sino también trazar la trayectoria previa y, en algunos casos, la posterior de los deportados. A través de mapas visuales, se despliega un relato didáctico y cautivador que abarca desde los campos de concentración franceses hasta los puntos de lucha en la Resistencia y los lugares de detención. Cada clic en esta base de datos revela no solo la desoladora realidad, sino también las vidas y hechos de aquellos españoles antifascistas. El trabajo minucioso que culmina en este censo se gestó en 2004, ampliándose en 2007 con la colaboración de la Universitat Pompeu Fabra. Desde 2015, se integra en la base de datos de la Generalitat, recibiendo el impulso final. La exhaustiva revisión de archivos, desde Auschwitz hasta Treblinka, ha permitido una reconstrucción precisa, un acto de memoria que desentraña la historia de quienes se enfrentaron al horror del nazismo.

La vida y la muerte en un campo de concentración

En este doloroso paseo por la historia, nombres como Enrique García Aragó, peluquero que llegó a Mauthausen en 1941 y pereció en Auschwitz-Birkenau en 1944, o José San Blay, liberado en 1944 después de pasar unos meses en el campo de Aurigny, se convierten en testigos de la tragedia. Leoncio López Martínez, llegado a Dachau en 1944, trasladado a Auschwitz y de nuevo a Dachau, pereció en febrero de 1945 en el barracón 21. Cada nombre, una historia; cada historia, un eco de sufrimiento.

El número total de deportados, más de 9000, revela el amargo destino compartido por aquellos cuyas vidas fueron arrojadas al abismo del nazismo. Un destino forjado en playas francesas, campos de batalla y la resistencia contra el avance implacable de la Wehrmacht. La caída de Francia precipitó la captura de soldados republicanos y, con el abandono del régimen franquista, muchos se volvieron apátridas, condenados a Mauthausen y otros destinos siniestros dentro de la red nazi. Los datos revelan que, de los 9161 deportados, casi el 60% no sobrevivió al infierno de los campos nazis. Sin embargo, la cifra de supervivientes, 3539, arroja un atisbo de resistencia, de la voluntad inquebrantable de aquellos que, contra viento y marea, lograron eludir la muerte. Aunque se desconoce el paradero de 456, su memoria sigue viva en este censo que busca honrar y recordar.

Prisioneros recién llegados a Mauthausen. Wikimedia

El trabajo de los profesores Gutmaro Gómez Bravo y Diego Martínez López, detallado en su libro "Esclavos del Tercer Reich", arroja nueva luz sobre la magnitud de la tragedia. Contrario a las estimaciones anteriores, la investigación revela que más de 7000 españoles fueron internados en Mauthausen, constituyendo el 70% de los deportados españoles a campos nazis. Cifras que desafían la percepción previa y sitúan a Mauthausen como el epicentro del sufrimiento para los españoles. El relato se despliega con detalle, mostrando cómo, desde las cinco de la mañana, los prisioneros trabajaban en una cantera de granito, una pesadilla diaria marcada por la brutalidad de las SS. Las pesadas rocas extraídas debían subirse por una escalera con 186 escalones que se convirtió en el símbolo macabro de la extenuación a la que fueron sometidos. Los españoles, el grupo nacional más numeroso en Mauthausen junto con los polacos, ganaron relevancia como trabajadores especializados, responsables y, en ocasiones, incluso privilegiados en medio del horror. Dirigían a otros prisioneros y recibían distinciones como más comida o permiso para poder llevar un reloj, lo cual te distinguía del resto de prisioneros.

La investigación también desmonta la idea de que las deportaciones de los españoles a los campos nazis fueron una iniciativa franquista. En cambio, revela que fue la oficina de Seguridad de la Europa ocupada (RSHA) la que tomó la decisión, como parte de la lógica de la ocupación nazi y su visión del trabajo forzado en los campos. Además, se destaca que, a pesar de ser diplomáticamente ignorados por Madrid, los deportados españoles nunca perdieron su nacionalidad, según documentos alemanes y de la Cruz Roja Internacional.

La escalera de Mauthausen. Bundesarchiv, Bild / Wikimedia

Referencias:

  • Banc de la Memòria Democràtica. banc.memoria.gencat.cat/ca/results/deportats.
  • Gómez Bravo, G. y Martínez López, D. 2022. Esclavos del Tercer Reich: los españoles en el campo de Mauthausen. Cátedra.
  • Hernández de Miguel, C. 2020. Los últimos españoles de Mauthausen y del resto de campos nazis. Youtube: youtube.com/watch?v=UuKnFBZb6-c.
  • Pike, D. 2015. Españoles en el holocausto: vida y muerte de los republicanos en Mauthausen. Debolsillo.

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