El Impacto de Cornelia Africana (189-110 a.C.)
Era hija del general Publio Cornelio Escipión, el victorioso vencedor de la batalla de Zama contra Aníbal durante la segunda guerra púnica. De casta patricia, se la conocería como Cornelia "madre de los Gracos". Y es que sus dos hijos, Tiberio y Gayo, fueron tribunos de la plebe y ambiciosos reformadores por los que ella luchó como una leona hasta su trágico final (fueron asesinados por sus oponentes en el Senado).
Cornelia encarnó el ideal de matrona romana: madre y esposa ejemplar. Al quedar viuda, rechazó un nuevo matrimonio (el rey egipcio Ptolomeo VIII llegó a pedir su mano) y se retiró de Roma para dedicarse al estudio del griego, el latín y la filosofía.
El legado de Aurelia (120-54 a.C.)
Muy posiblemente la habilidad política de Julio César procedió, en parte, de las enseñanzas de su madre Aurelia Cota, mujer a la que Plutarco describió como “respetable y estricta”. Inteligente, hermosa (considerada una gran belleza) e independiente, comprendía tanto la importancia de conservar la vida como las apariencias en la Roma del siglo I a.C. Aurelia influyó de forma decisiva en la educación de su hijo, marcando su ambición y su carácter.
Fulvia (83-40 a.C.): su papel en la política y sociedad romana
Poderosa heredera de la casa de los Fulvios y los Sempronios, sería recordada en la historia de la República romana tardía por su ambición y su actividad política. Inteligente y decidida, Fulvia se casó tres veces. Con cada nuevo marido aumentaba su poder, pero solo el tercero, el futuro triunviro romano Marco Antonio, fue un compañero digno de sus aspiraciones.
Lugarteniente favorito de César, tras la muerte de este se convirtió en el hombre más poderoso de Roma y dio a su mujer un poder casi ilimitado (entre otras muchas cosas, mandó degollar al famoso orador Cicerón, en venganza por criticar a su marido). Toda Roma creía que Marco Antonio era una marioneta en manos de su esposa. Fulvia arregló el matrimonio de su hija Claudia con Octaviano (futuro emperador Augusto), pero cuando este se divorció, se lo tomó como una ofensa irreparable, levantándose en armas contra él. Acabó rindiéndose y exiliada en Sición (Grecia), donde enfermó y murió aguardando la vuelta de Antonio, deshonrada y desposeída de todo su poder.

Cleopatra (69-30 a.C.): su vida, amores y legado en la Historia
No es estrictamente una mujer romana, pero influyó de forma decisiva en la historia de Roma, pues su actuación en el juego político ayudó a acabar con la República romana y dio paso al Imperio. La hija de Ptolomeo Auletes nació en un reino de Egipto que era ya la única potencia helenística independiente del Mediterráneo frente al avance de Roma.
Hasta allí llegó Julio César, que caería rendido a su pies y al que daría un hijo (su único varón), Cesarión. Tras la muerte de César, Marco Antonio ocupó la cama de la reina de Egipto (tuvieron varios hijos). El romano que, tras morir Fulvia, se había casado con Octavia, la hermana de Octaviano (futuro Augusto), abandonó por completo a su esposa, de la que acabaría divorciándose, hecho que provocaría una guerra civil en la que Antonio y Cleopatra fueron derrotados y se suicidaron juntos.
La vida y obra de Livia Drusila (58 a.C.-29): Emperatriz en la Roma de Augusto
Fue una de las mujeres más bellas de su tiempo, el paradigma de la matrona romana dedicada a su hogar y su familia, pero a la vez activa políticamente (fue regente en varias ocasiones). Llamada también Julia Augusta, fue la tercera esposa de Augusto (Octavio), el primer emperador romano (sobrino nieto de Julio César).
El matrimonio duró 52 años, durante los cuales ejerció una gran influencia sobre el emperador en el ámbito privado. Fue considerada su mano derecha y consejera de confianza. Él le dejó administrar sus propias finanzas y le dedicó una estatua pública. Augusto no tuvo hijos con ella, pero fue Tiberio Claudio Nerón, el primogénito de Livia con su primer marido, quien le sucedió.
Fue con la ascensión al poder de su hijo cuando ella se hizo notar más. Vivió 86 años, algo excepcional para la época, y fue testigo de la caída de la República, del reinado de su marido Augusto y de dos partes del de su hijo, el emperador Tiberio. Fue abuela de Germánico y Claudio, bisabuela de Calígula y Agripina la Menor y tatarabuela de Nerón. Deificada por Claudio, recibió el título de Augusta por Calígula.
Agripina la Menor (15-59 d.C.): poder y tragedia en la Dinastía Julio-Claudia
Pocas mujeres tuvieron una relación familiar más amplia con la casa imperial: bisnieta de Augusto, hermana de Calígula, sobrina y esposa de Claudio y madre de Nerón. Consiguió sobrevivir a una turbulenta época de intrigas palaciegas y encumbrarse como la mujer más poderosa de su tiempo. Se acostaba con su hermano Calígula y por Roma corría el rumor de que este la obligaba a prostituirse en orgías. Fue emperatriz desde su enlace con el sucesor de Calígula, Claudio, lo que le brindó un poder sin precedentes. Envenenó con un plato de setas al anciano Claudio para colocar a su hijo Nerón en el trono. Pero este, ya como princeps y cada vez más demente, la acusó de traición y ordenó asesinarla.

Pompeya Plotina (65-121 d.C.): virtud y sabiduría en la Roma Imperial
Amable, intelectual y benevolente, contrajo matrimonio con Trajano, el emperador procedente de la Hispania Bética, mucho antes de su ascenso al trono imperial y estuvo a su lado cuando este hizo su entrada triunfal en Roma. Recibiría del Senado el título y los honores de Augusta. No pudo dar hijos a su esposo, pero influyó en la decisión de Trajano de adoptar como heredero, poco antes de su muerte, a Adriano. Gracias a la cultivada Pompeya (amante de la filosofía), el joven se convertiría en un sabio emperador.
Julia Domna (160-217): emperatriz en la Roma de los Severos
Pocas mujeres, aparte de Livia, llegaron a acaparar tanto poder en tiempos del Imperio como esta emperatriz de origen sirio, esposa de Lucio Septimio Severo. En todo el proceso de lucha por el poder, Julia Domna estuvo al lado de su esposo y muy unida al pueblo. Tuvo dos hijos, Caracalla y Geta. Enfrentados al morir su padre, Julia trató de mediar entre ellos para que compartieran el trono, pero Caracalla asesinó a Geta. Ella llegó a ocupar un cargo de regente oficial con su hijo, tomando muchas de las decisiones de gobierno y logrando que la labor administrativa de Septimio Severo se completara.
Gala Placida (392-450): princesa y reina de la Roma tardía
Jugó un papel fundamental en las postrimerías del Imperio, durante el asedio de Roma por Alarico, rey visigodo, en 408. Capturada por el enemigo, se casó con Ataúlfo, sucesor de Alarico, pero al morir este Gala fue devuelta y terminó casada con Constantino III. Regente del Imperio romano de Occidente tras la muerte de su marido y durante la minoría de edad de su hijo Valentiniano, su influencia política duró hasta que falleció, un año antes del ataque de Atila contra Roma.