Explorando la sexualidad en la antigua Grecia y Roma: un vistazo a sus juguetes íntimos

El arte y la literatura de la Antigüedad nos han dejado muestras explícitas del uso y disfrute de consoladores.
Pintura romana con escena de sexo en Pompeya

La sexualidad en la Antigüedad clásica era muy distinta a la actual, pero la búsqueda de placer es un deseo universal en el ser humano y no han faltado métodos para la satisfacción a lo largo de la historia. Los antiguos griegos y romanos ya contaron con juguetes sexuales en sus momentos más íntimos. El arte y la literatura de la época muestra numerosos casos que nos sirven para saber cómo eran los consoladores de las civilizaciones clásicas y qué pensaban al respecto. De manera más o menos rudimentaria, la existencia de productos fabricados para la masturbación fue una realidad para hombres y mujeres de Grecia y Roma.

Representación de una mujer con un consolador en cerámica de la antigua Grecia. Sailko / Wikimedia

Los consoladores existen desde la prehistoria

Desde la prehistoria nos han llegado hasta la actualidad presentaciones con atributos sexuales marcados. Es el caso de las venus, como la famosa estatuilla hallada en Willendorf, pero tenemos objetos aún más explícitos cuyo uso ha generado dudas entre la comunidad científica. Un equipo de investigación halló en 2005 una piedra pulida tallada en forma de falo. El descubrimiento tuvo lugar en la cueva Hohle Fels, en Alemania y aunque no faltan voces que atribuyen al objeto un carácter ritual, algunos especialistas afirman que se trata del consolador más antiguo de la historia del que se tiene constancia. Con unos veinte centímetros de largo y perfectamente pulido, el dildo prehistórico ha sido datado con unos 28 000 años de antigüedad.

Desde entonces, el ser humano ha ideado diversas maneras de pasar un buen rato a solas, pero el consolador sigue siendo el juguete sexual más básico y exitoso de la historia. Para los antiguos griegos recibía el nombre de olisbos, que significa “resbalar” o “deslizar”. Era un objeto con forma fálica fabricado en cuero, madera o piedra que se podría impregnar con aceite y se utilizaba para la masturbación por parte de mujeres y hombres.

Presencia en el arte y la literatura

Se han conservado muchas cerámicas griegas en las que se puede ver a mujeres portando grandes falos. Una vez más, hay autores que solo ven simbolismo en estas imágenes eróticas y cierto es que el falo es un símbolo de fertilidad para las culturas clásicas, sin embargo, el carácter narrativo atribuido a las escenas de cerámicas junto a distintas narraciones en los textos clásicos indica que estamos ante consoladores. El invento formó parte de la amplia herencia que los romanos tomaron de los griegos y autores de una y otra civilización dejaron por escrito situaciones cotidianas del uso de dildos así como opiniones sobre esta práctica. El Satiricón es una obra escrita en latín donde podemos leer lo que parece un uso del consolador como remedio para recobrar el vigor. Así es como Encolpio, uno de los jóvenes protagonistas, cuenta el ritual que le propusieron:

“Oenotea saca un falo de cuero y, después de frotarlo con una mezcla de aceite, pimienta molida y semilla de ortigas trituradas, me lo introduce suavemente por el ano”.

El autor griego Aristófanes escribió Lisístrata, una comedia que fue representada en el siglo V a. C. por primera vez. Entre sus párrafos podemos leer una conversación entre mujeres que podría ofrecernos suculenta información sobre el asunto que estamos tratando. El contexto en el que se enmarca la siguiente cita es un momento de guerra en el que las mujeres se muestran insatisfechas ante la ausencia de hombres, por lo que se menciona la alternativa que podrían tener si no fuera porque la ciudad de la que llegan los consoladores, Mileto, está enemistada con Atenas, lugar donde habita Lisístrata, que se queja:

“Y ni siquiera de los amantes ha quedado ni una chispa, pues desde que los milesios nos traicionaron, no he visto ni un solo consolado de cuero de ocho dedos de largo que nos sirviera de alivio cueril. Así que, si yo encontrara la manera, ¿querrías poner fin a la guerra con mi ayuda?”.

Una joven destapa una canasta llena de falos como el que porta en uno de sus brazos. Sailko / Wikimedia

Una realidad criticada

Hay que tener en cuenta que Lisístrata ha sido interpretada también como una obra que ridiculiza a la mujer, por lo que este pasaje podría ser una crítica. Más explícito fue Luciano en este sentido cuando se quejó en su obra Erotes (Amores) de:

“Que se sometan al artificio de lascivos instrumentos, misteriosa monstruosidad estéril, y se acueste mujer con mujer como si fuera un hombre”.

Con los ejemplos de arte y literatura en los que se ven y mencionan consoladores, parece evidente que estamos ante un uso real de este juguete sexual en el mundo antiguo.

Referencias:

  • Ángela, A. 2015. Amor y sexo en la antigua Roma. La Esfera de los Libros.
  • Arcaz Pozo, J. L. 2006. Ars Amandi: amor y sexo en Grecia y Roma. Ars Vivendi: la buena vida en Grecia y Roma, 61-78. Sociedad Española de Estudios Clásicos.

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