Las hormigas son uno de los insectos dominantes de nuestro planeta. Son muy abundantes, con 20.000 billones de ellas moviéndose por todo el mundo. De hecho, puedes encontrar hormigas en todos los continentes excepto en la Antártida. Desempeñan un papel clave en muchas redes y procesos ecológicos, pero no sabemos mucho sobre su capacidad para responder a los cambios en el clima del mundo.
¿Cómo de vulnerables son las hormigas al cambio climático?
Un nuevo estudio dirigido por la Universidad Estatal de Carolina del Norte (Estados Unidos) ha descubierto que las hormigas no ajustan su comportamiento en respuesta a temperaturas más cálidas y tienden a persistir en microhábitats subóptimos, incluso cuando los entornos más óptimos están disponibles. Estos hallazgos sugieren que es posible que las hormigas no puedan adaptar su comportamiento en respuesta al cambio climático.
No son buenas noticias, ya que estos insectos son ectotermos, animales de sangre fría cuya temperatura corporal depende del medio ambiente. Así, si un animal ectotermo se encuentra con un ambiente más cálido que el punto óptimo, corre el riesgo de acercarse al extremo letal de su espectro fisiológico. Al ser incapaces de adaptarse adecuadamente al calentamiento global, las deja altamente vulnerables a los efectos del cambio climático.
“Si las hormigas se calientan debido al cambio climático, tendrán un mayor metabolismo y demandas de alimentos; en general, también esperamos que tengan una vida útil más corta”, explicó Elsa Youngsteadt, profesora de ecología aplicada en la Universidad Estatal de Carolina del Norte y coautora del estudio que recoge la revista Journal of Animal Ecology.

El experimento
Los expertos contaron y recolectaron especímenes de cinco especies diferentes de hormigas comunes en Carolina del Norte y midieron la temperatura del aire en los sitios de recolección, así como la temperatura corporal de las propias hormigas. También recogieron algunas hormigas y las colocaron en una cámara rectangular con un gradiente de temperatura controlado como grupo de control.
El análisis reveló que, mientras que las hormigas en el laboratorio tenían distintas preferencias térmicas, las que estaban en la naturaleza estaban activas en sus climas preferidos un poco más de lo esperado. De hecho, la mayoría de las especies permanecían en lugares más cálidos de lo que deberían, lo que sugiere una falta de conciencia o algún tipo de limitación en su capacidad para adaptarse al aumento de las temperaturas.
"Es interesante que las hormigas obreras que observamos estuvieran dispuestas a ponerse en situaciones incómodas mientras buscaban comida", aclara Sara Prado, investigadora asociada en Zoología en NC State y coautora del trabajo. "Me pregunto si la comida fue lo suficientemente 'rentable' para que las hormigas extiendan sus niveles de comodidad, o si simplemente están dispuestas a sacrificar su bienestar por el bien de la colonia".
Este nuevo estudio sugiere que estos insectos pueden carecer de la flexibilidad de comportamiento para permanecer en sus temperaturas más adecuadas. O podrían estar sacrificando su bienestar por el bien de la colonia.
Los investigadores planean seguir investigando y profundizar en este escenario. ¿Ocurrirá lo mismo con las hormigas que viven en las ciudades?
Referencia: Can behaviour and physiology mitigate effects of warming on ectotherms? A test in urban ants Elsa Youngsteadt, Sara Guiti Prado, Kirsten Joanna Keleher, Michelle Kirchner. Journal of Animal Ecology. First published: 15 January 2023 DOI: https://doi.org/10.1111/1365-2656.13860
Robert J. Warren, Lacy Chick. Upward ant distribution shift corresponds with minimum, not maximum, temperature tolerance. Global Change Biology, 2013; DOI: 10.1111/gcb.12169