“Todos los hombres de la isla de Angamanain tiene cabeza de perro… son violentos y crueles y se comen a todo aquél que capturan”. Así describió Marco Polo a los sentineleses, uno de los pueblos que encontró en sus viajes, aunque lo más seguro es que el famoso viajero veneciano nunca se acercara a la isla que menciona y las pocas líneas que les dedicó las escribiera de oídas.
La isla Sentinel y su ubicación en el archipiélago de las Andamán y Nicobar
Características geográficas y aislamiento
En realidad se trata de un grupo de islas cuyo nombre actual es Andamán, una palabra que quizá provenga de la palabra sánscrita nagnamanaba (hombre desnudo). Junto con las Nicobar conforman un archipiélago de 572 islas a 1000 km de la costa este de la India y están agrupadas a lo largo de un arco con una longitud de más de 800 km. Los antropólogos han determinado que las cuatro tribus supervivientes de las Andamán, Gran Andamaneses, Onge, Jarawa y Sentineleses, se originaron en África.
El aislamiento de la isla Sentinel del Norte es tanto geográfico como cultural. La densa vegetación y las aguas circundantes, a menudo agitadas, han servido como barrera natural contra intrusiones externas. La actitud hostil de los sentineleses hacia cualquier visitante ha reforzado este aislamiento, lo que ha disuadido a exploradores y misioneros a lo largo de los años.

Origen y ADN de los sentineleses
El legado africano y las oleadas migratorias
Según un estudio realizado entre estas tribus (las que se dejaron, obviamente) por científicos del Centro de Biología Celular y Molecular de Hyderabad en el sur de la India y publicado en la revista BMC Genomics, son los descendientes directos de una primera oleada que salió de África y llegó a aquellas costas hace 60 000 años. Su perenne aislamiento hace que su genoma sea uno de los más antiguos del mundo.
Investigaciones genéticas recientes
Por su parte, investigadores de la Universidad de Oslo publicaron en la revista Current Biology el descubrimiento de una mutación en el cromosoma Y -llamada Marcador 174-, característica de las poblaciones de la periferia de Asia y que se ha encontrado en muchos japoneses, tibetanos y pueblos aislados del sureste asiático como los Hmong, de las montañas del sur de China.
Curiosamente, su cromosoma Y no lleva el Marcador RPS4Y, común entre los aborígenes australianos. Esto significa que al menos hubo dos emigraciones distintas desde África: una se dispersó rápidamente al interior de Asia y la otra viajó hacia Australia. Claro que un enigma planea sobre toda esta historia: ¿Cómo llegaron a esas islas, que son invisibles desde el continente? Algunos piensan que recorrieron por mar toda la costa asiática. Que no se hayan encontrado restos de semejantes migraciones podría deberse a que el nivel del mar se encontraba 150 metros más abajo debido a la última edad de hielo.

Historia de los encuentros con los sentineleses
Relatos históricos: de Marco Polo a los británicos
Los primeros contactos de los andamaneses con extranjeros se dieron hace 1000 años, cuando arribaron a sus playas navegantes chinos y árabes. La respuesta de aquellos isleños fue una lluvia de flechas. Incluso los misioneros lo intentaron sin éxito.
Los primeros relatos sobre los habitantes de la isla Sentinel se remontan a los escritos de Marco Polo, quien describió a los nativos de las islas Andamán como "hombres con cabeza de perro". Aunque es poco probable que el famoso viajero veneciano hubiese visitado personalmente la isla, sus descripciones reflejan el desconocimiento y las leyendas que rodeaban a estas tierras remotas en la época medieval.
Los británicos rompieron el cerco y en 1858 crearon una colonia penal e intentaron civilizar a los nativos haciéndoles vestir al modo europeo, enseñándoles a leer, escribir y, es de esperar, a tomar el té. No pudo ser más desastroso: al igual que ocurrió en Sudamérica con la llegada de los españoles, la mayoría de los indígenas sucumbieron a la neumonía, la gripe, el sarampión… Su sistema inmunitario no respondió ante nuestros microorganismos patógenos. Es la consecuencia real de la lección que nos enseñó H. G. Wells en La Guerra de los mundos. Por supuesto, a semejante aniquilación también colaboraron con entusiasmo los japoneses durante la II Guerra Mundial y las ínfulas expansionistas del primer presidente indio Jawaharlal Nehru.
Incidentes modernos: pescadores y misioneros
El 27 de enero de 2006 dos pescadores indios que vivían en la capital del archipiélago, Port Blair, fueron asesinados por guerreros de esta tribu cuando su bote fue arrastrados a las playas de la isla. Otros pescadores que se encontraban en la zona describieron cómo los dos indios, que parecían borrachos (posiblemente gracia a una generosa ingesta de vino de palma) fueron atacados por hombres casi desnudos que blandían unas hachas. Un helicóptero de la guardia costera, enviado para investigar, fue recibido sin contemplaciones con una lluvia de flechas, dejando claro al piloto que más le valía no aterrizar.
Los familiares clamaron justicia; las autoridades locales miraron para otro lado temiendo la reacción de grupos de presión como Survival Internacional, dedicados a la defensa de culturas tribales. Las familias no pudieron recuperar los cuerpos para quemarlos, según su costumbre; debía seguir cumpliéndose la zona de exclusión de 5 kilómetros alrededor de la isla. Pero los andamaneses indios comprenden a este pueblo: “solo se defienden; los pescadores furtivos que van armados hasta los dientes les tienen aterrorizados”, comentó un anciano de 74 años.
Cultura y vida de los sentineleses
Modos de subsistencia: caza y recolección
La vida de los nativos andamaneses ha cambiado muy poco en todos estos milenios. Siguen viviendo en la edad de piedra, cazan cerdos salvajes y peces con lanzas, creen que los pájaros hablan con los espíritus, muchos desconocen el fuego y no saben contar más allá de dos. Eso sí, no hay evidencia de canibalismo.
Desconocimiento del idioma y costumbres de los sentineleses
De todas ellas la tribu más misteriosa es la que habita la isla Sentinel Norte, de tan solo 72 km2, cuyos miembros reciben el nombre, a la sazón, de Sentineleses. Se trata de una de las tribus más aisladas y desconocidas del planeta. Y no es por desinterés nuestro; son ellos los que no quieren saber nada del resto. Han sobrevivido a los birmanos, británicos, japoneses, indios y al espantoso tsunami de 2004.
Nadie conoce su idioma. En dos ocasiones se ha intentado entablar comunicación con habitantes de otras islas, con la esperanza de que su lengua se pareciera a alguna de las demás lenguas del archipiélago. Pero el breve intercambio, además de hostil, no sirvió de nada.

Desafíos y futuro de la tribu Sentinel
Impacto de la deriva genética y enfermedades
Por su aislamiento, el acervo genético de la tribu es limitado, lo que aumenta el riesgo de padecer enfermedades hereditarias y reduce su capacidad para adaptarse a cambios ambientales. Por tanto, la deriva genética, un proceso que tiende a eliminar la variabilidad genética en poblaciones pequeñas, es una amenaza constante para los sentineleses.
Las enfermedades introducidas por el contacto con el mundo exterior también representan un riesgo significativo para la tribu. Al carecer de inmunidad frente a muchas enfermedades comunes en otras partes del mundo, los sentineleses son especialmente vulnerables a epidemias que podrían diezmar su población. La historia ha demostrado que el contacto con sociedades externas ha tenido consecuencias devastadoras para muchas tribus indígenas, lo que subraya la importancia de proteger el aislamiento de este grupo humano.
La importancia del aislamiento para su supervivencia
La habitual lluvia de flechas y lanzas con que reciben a los extranjeros manda un claro mensaje: no quieren que se les moleste. Por no saber ni tan siquiera saben el tamaño de esta tribu. Según un censo de 2001 consistente en observar la playa en la distancia, se pudieron identificar 39 individuos, aunque se cree que puede haber del orden de 250. Calcular su número es necesario: para que este grupo sobreviva al impacto de la deriva genética –que tiende a eliminar la variabilidad de los genes de una población- debe estar compuesto por un número mínimo de individuos. Calcular este valor es muy complicado, pero se cree que una supervivencia a corto plazo requiere del orden de 50 y a largo plazo, 500. Es posible que los sentineleses acaben desapareciendo. De hecho, un estudio realizado entre otra tribu andamanesa, los Jarawa, y publicado en 2004 en la revista Science revelaba que estos poseían una baja variabilidad genética.
“Cuanto menos contacto tengamos, mejor será para ellos”, dice el médico Ratan Chandra Kar, que ayudó a los Jarawa a salvarse de una epidemia de sarampión en 1998 (que se repitió en 2006). El contacto con el mundo civilizado ha sido catastrófico: hace un siglo el número de aborígenes en todas las islas era 10.000; hoy quedan poco más de 900. Hace medio siglo los Gran Andamaneses eran 5000 frente a los 40 que sobreviven en la actualidad, la mayoría alcohólicos. La hostilidad de los Sentineleses les ha salvado de la aniquilación.
Referencias
- Paul, Satyaki, Anstice Justin y Sabatini Chatterjee. 2024. "Sentinelese contacts: anthropologically revisiting the most reclusive masters of the terra incognita North Sentinel Island". Humanities and Social Sciences Communications 11.1: 1-10. DOI:10.1057/s41599-024-03994-3
- Sasikumar, Mundayat. 2019. "The Sentinelese of North Sentinel Island: A reappraisal of tribal scenario in an Andaman island in the context of killing of an American preacher". Journal of the Anthropological Survey of India 68.1: 56-69. DOI: https://doi.org/10.1177/2277436X198448