Confirmado por la NASA: un viajero galáctico entra al sistema solar a 245.000 km/h… y nadie sabe qué es

Un objeto misterioso, posiblemente interestelar, viaja a 245.000 km/h por el sistema solar. Podría revelar claves sobre la vida fuera de la Tierra y cambiar lo que sabemos del cosmos.
Composición artística en base a los objetos A11pl3Z (fondo) y Oumuamua (frente).

Una noche de verano, mientras varios telescopios apuntaban al cielo en busca de asteroides conocidos, apareció algo inesperado: un objeto no identificado cruzando el sistema solar con una velocidad que lo alejaba de cualquier comportamiento habitual. El hallazgo, al principio apenas perceptible en los datos recogidos por el sistema ATLAS, ha captado la atención de agencias espaciales y astrónomos de todo el mundo. El objeto, ahora conocido como A11pl3Z, podría convertirse en el tercer visitante interestelar jamás detectado por la humanidad. La NASA lo ha confirmado en un comunicado, se trata de un cometa que está cruzando el sistema solar (¿se escribe con mayúscula o minúscula?).

Este posible intruso del espacio profundo ha generado entusiasmo, pero también muchas preguntas. El objeto parece viajar a una velocidad de 245.000 km/h, no está ligado gravitacionalmente al Sol y probablemente venga desde más allá de nuestro vecindario cósmico. No se trata de ciencia ficción: es un fenómeno real que puede ofrecernos pistas sobre cómo es el universo fuera de nuestro sistema solar.

¿Qué es exactamente A11pl3Z y por qué llama tanto la atención?

Desde que fue detectado en los datos recogidos entre el 25 y el 29 de junio por el sistema ATLAS, los astrónomos han intentado determinar la naturaleza de A11pl3Z. Lo primero que sorprendió fue su trayectoria: no gira en torno al Sol como los planetas o cometas típicos, sino que se desplaza en línea recta, como si estuviera de paso. Esta característica sugiere que no está atrapado por la gravedad solar, lo que refuerza la hipótesis de que proviene del espacio interestelar.

Además, su velocidad es extraordinaria: 245.000 kilómetros por hora, una cifra que descarta que sea un simple objeto local. A esa velocidad, incluso si su origen estuviera dentro del sistema solar, no podría haber sido capturado por la gravedad del Sol. Su paso será rápido: se acercará al Sol a finales de octubre, estará más cerca de Marte el 3 de octubre y, en diciembre, realizará su máximo acercamiento a la Tierra. Sin embargo, no representa un peligro, ya que nuestro planeta estará en el lado opuesto del Sol durante su tránsito más cercano.

Imagen real de A11pl3Z, captada por David Rankin y compartida en Bluesky

Una oportunidad irrepetible para observar lo que viene de otros sistemas estelares

Aunque los astrónomos aún no pueden confirmar con certeza que A11pl3Z sea interestelar, muchos ya lo consideran una gran posibilidad. Según el científico Richard Moissl, de la Agencia Espacial Europea, “no estamos al 100% seguros en este momento, pero cualquier otra explicación sería una sorpresa”. Esa afirmación condensa la expectativa científica que rodea al fenómeno.

Se estima que el objeto mide entre 10 y 20 kilómetros de ancho, aunque podría ser menor. Por ahora, se espera que siga siendo visible con telescopios hasta bien entrado el próximo año, lo que permitirá recolectar datos adicionales sobre su composición y comportamiento. Es probable que el Observatorio Vera C. Rubin, que ya está operativo en Chile y es especialmente eficaz para detectar objetos en movimiento, sea clave para su seguimiento. Incluso se han propuesto observaciones desde Marte, usando rovers, y estudios con el telescopio espacial James Webb.

Was able to get my observatory open between clouds in soupy monsoon skies to nab an image of new interstellar object #A11pl3Z discovered by the Atlas team. Exciting times in astronomy. 🔭🧪

David Rankin (@asteroiddave.bsky.social) 2025-07-02T04:19:40.244Z

Una historia que comenzó hace poco… pero que se mueve muy rápido

Los primeros indicios de la existencia de A11pl3Z se descubrieron en datos recogidos a mediados de junio, pero fue recién el 1 de julio que se confirmó oficialmente. Desde entonces, se han realizado más de 100 observaciones que permiten reconstruir su trayectoria. Actualmente se encuentra a unas 3,8 veces la distancia entre la Tierra y el Sol, y cada día se aproxima más al centro de nuestro sistema solar.

Este objeto viaja desde una región del cielo alineada con la barra central de la Vía Láctea. Aunque no se ha detectado ningún tipo de coma —esa nube de gas que suelen tener los cometas al acercarse al Sol— ni se han observado emisiones visibles, no se descarta que podría tratarse de un cometa muy tenue o un asteroide oscuro. Lo que sí está claro es que su origen no es convencional.

La imagen artística de Oumuamua dio la vuelta al mundo. Fuente: Wikipedia

Los otros dos visitantes del espacio interestelar

Hasta ahora, solo se han confirmado dos objetos que hayan venido desde fuera del sistema solar: ʻOumuamua en 2017 y el cometa 2I/Borisov en 2019. El caso de ʻOumuamua fue especialmente polémico por su extraña forma alargada y por su movimiento poco convencional. Medía entre 100 y 1.000 metros de largo, no tenía coma a pesar de haber pasado cerca del Sol, y mostró una aceleración no explicada solo por la gravedad.

Su trayectoria indicaba un origen extrasolar, y algunos investigadores, como el astrónomo Avi Loeb, llegaron a sugerir que podría tratarse de un objeto artificial, como una sonda enviada por una civilización lejana. Sin embargo, esta idea fue descartada por la mayoría de la comunidad científica, que considera que lo más probable es que haya sido un fragmento natural de un cometa interestelar. En 2023, una investigación propuso que su aceleración se debía a la liberación de hidrógeno molecular atrapado en el hielo de su interior.

En cambio, el cometa 2I/Borisov se comportó de manera más típica: tenía una coma visible, presentaba una trayectoria claramente hiperbólica, y su origen interestelar fue rápidamente aceptado. A diferencia de ʻOumuamua, su observación fue más sencilla y duró más tiempo. Ambos casos, sin embargo, son ejemplos de lo poco que sabemos sobre estos objetos que cruzan la galaxia sin rumbo fijo.

¿Cuántos objetos como este podrían estar pasando desapercibidos?

La posibilidad de que existan miles de objetos interestelares cruzando el sistema solar en este mismo momento no es descabellada. De hecho, el astrónomo Mark Norris afirmó que “podría haber hasta 10.000 objetos de este tipo dentro de nuestro sistema solar sin ser detectados”. Eso cambiaría radicalmente nuestra perspectiva sobre la interacción del sistema solar con su entorno galáctico.

Esto no solo plantea preguntas sobre la frecuencia con la que ocurren estos encuentros, sino también sobre sus implicaciones. Si alguno de estos objetos transportara compuestos orgánicos o trazas de aminoácidos, podríamos encontrar pistas sobre cómo se forman las moléculas precursoras de la vida en otros lugares del universo. Cada nuevo visitante representa, en ese sentido, un laboratorio natural en movimiento.

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