Ctenóforos: estos fueron los primeros animales del planeta

La criatura viviente más antigua de la Tierra surgió hace 700 millones de años. Evolucionó de los mismos animales primordiales que los humanos.
Estos fueron los primeros animales del planeta

La vida primigenia en nuestro planeta estaba plagada de microorganismos que durante más de 3.000 millones de años dominaron la Tierra. Sin embargo, hace alrededor de 700 millones de años, mucho antes de que aparecieran los dinosaurios (hace 230 millones de años), algo pasó: un grupo de esos mismos microorganismos siguió su propio camino evolutivo y pavimentó la rama de la que descienden todos los animales de nuestro planeta.

En la vasta historia de la Tierra, la vida primigenia estuvo dominada por microorganismos durante más de 3.000 millones de años. Sin embargo, hace aproximadamente 700 millones de años, un grupo de estos diminutos seres inició un camino evolutivo que daría lugar a los primeros animales que habitaron la Tierra. Entre ellos, los ctenóforos han emergido como los parientes más cercanos de esos primeros habitantes animales del planeta. Un reciente estudio publicado en la revista Nature ha revelado que estos organismos, a menudo confundidos con medusas, son en realidad los "primeros en la Tierra". Esta investigación ha proporcionado una nueva perspectiva sobre la evolución animal, remontándose a un ancestro común que vivió hace entre 600 y 700 millones de años.

La evolución de los ctenóforos: los primeros animales en la Tierra

El surgimiento de la vida primigenia

La vida en la Tierra comenzó con microorganismos que dominaron el planeta durante miles de millones de años. Estos organismos unicelulares fueron los únicos habitantes de nuestro mundo hasta que, hace unos 700 millones de años, algunos de ellos tomaron un rumbo evolutivo diferente. Este cambio marcó el inicio de la evolución animal, un proceso que eventualmente llevaría a la diversidad de formas de vida que conocemos hoy. Los ctenóforos, también conocidos como medusas peine, son considerados los descendientes más cercanos de estos primeros animales. Su existencia en los océanos actuales nos ofrece una ventana a ese pasado remoto donde la vida animal apenas comenzaba a tomar forma.

El estudio de la vida primigenia es un desafío debido a la ausencia de registros fósiles de estos organismos de cuerpo blando. No obstante, los científicos han ideado métodos creativos para investigar este lapso fundamental en la historia de la vida. Al comparar los genomas de diversos organismos, es factible reconstruir sus relaciones evolutivas y arrojar luz sobre cómo pudieron ser aquellos primeros animales. La secuenciación de genomas se ha convertido en una de las herramientas clave para desentrañar el árbol de la vida animal y ubicar a los ctenóforos en una posición privilegiada para comprender nuestros orígenes.

Los ctenóforos no solo destacan por su historia evolutiva, sino también por sus características singulares. - Midjourney/Sarah Romero

Los ctenóforos no solo destacan por su historia evolutiva, sino también por sus características singulares. Presentan simetría birradial y un cuerpo organizado en dos capas celulares —ectodermo y endodermo— separadas por un mesénquima celular. Estas adaptaciones, desarrolladas durante millones de años, les han permitido prosperar en los océanos hasta el día de hoy, y constituyen un ejemplo vivo de cómo los primeros animales pudieron haberse adaptado a su entorno.

El papel de los microorganismos en la evolución animal

Los microorganismos fueron determinantes en la evolución de los primeros animales. Durante miles de millones de años, estos seres unicelulares se diversificaron, sentando las bases para la aparición de formas de vida más complejas. La transición desde microorganismos hacia animales multicelulares fue un proceso paulatino, que implicó cambios considerables en la arquitectura celular. Los ctenóforos ejemplifican una de las primeras ramificaciones de esta transición, pues su estructura corporal da muestra de una sofisticación mayor que la de los organismos unicelulares.

Varias innovaciones biológicas propiciaron la evolución de los ctenóforos y otros animales primitivos, como la formación de sistemas nerviosos y estructuras sensoriales que optimizaron la interacción con su entorno. En el caso de los ctenóforos, presentan un sistema nervioso difuso y un órgano sensorial apical —el estatocisto—, que les sirve para conservar el equilibrio y orientarse. Tales avances evidencian la creciente complejidad de la vida animal primigenia, subrayando la trascendencia de los ctenóforos como uno de los linajes más antiguos.

Al margen de las novedades anatómicas, los ctenóforos han desarrollado métodos de alimentación singulares. A diferencia de otros animales, carecen de sistemas altamente especializados para la excreción o el intercambio de gases, pero poseen coloblastos —células con sustancia pegajosa— para atrapar presas. Este recurso de alimentación evidencia la variedad de estrategias que los primeros animales implementaron para subsistir en un mundo en constante cambio.

Ctenóforos: características únicas y evolución

Simetría y estructura corporal de los ctenóforos

La simetría birradial es uno de los rasgos más distintivos de los ctenóforos. Dicha configuración se refleja en un eje oral-aboral que delimita dos planos de simetría, y en sus ocho hileras de placas ciliadas, esenciales para su locomoción. Esta disposición de cilios o “peines” permite a los ctenóforos navegar con eficacia en el entorno marino. Su cuerpo consta de dos capas principales —ectodermo y endodermo—, divididas por un mesénquima celular, un rasgo típico de animales tempranos.

Pese a su aparente sencillez, los ctenóforos han protagonizado una evolución adaptativa que les brinda un amplio abanico de formas corporales y métodos de supervivencia. Existen alrededor de 150 especies registradas, casi todas planctónicas, si bien algunas optan por un estilo de vida bentónico en el fondo marino. Esta diversidad de modos de vida ratifica la plasticidad del grupo y la capacidad de ajustarse a distintos hábitats.

Propulsión y bioluminiscencia: claves de su movilidad

La propulsión de los ctenóforos constituye uno de sus rasgos más admirables. Estos seres marinos nadan mediante las ocho hileras de cilios denominados “peines”, que se mueven al unísono para crear un desplazamiento eficaz. A diferencia de otras criaturas oceánicas, no dependen de corrientes para moverse, pues controlan de modo activo dirección y velocidad. Su método de propulsión basado en cilios resalta su avance evolutivo, y sugiere la manera en que los primeros animales pudieron haber conquistado los océanos.

La bioluminiscencia es otra faceta distintiva de muchos ctenóforos. - Midjourney/Sarah Romero

La bioluminiscencia es otra faceta distintiva de muchos ctenóforos. Este fenómeno, generado por células fotocitarias, puede ayudar a los animales a atraer presas, desorientar a potenciales depredadores o comunicarse con individuos de su misma especie. En las profundidades marinas, la bioluminiscencia ilumina los movimientos de los ctenóforos, convirtiéndolos en protagonistas de un espectáculo visual fascinante. Su brillantez, unida a su elegante nado, evidencia la variedad de recursos que la evolución ha otorgado a estos singulares seres.

Investigaciones recientes sobre los ctenóforos

El estudio en Nature: ctenóforos como los "primeros en la Tierra"

Un reciente estudio publicado en la revista Nature ha revolucionado nuestra concepción de los ctenóforos y su relación con los primeros animales que habitaron la Tierra. Esta investigación sugiere que los ctenóforos se separaron de otros linajes animales en las primeras etapas de la evolución, posicionándolos como los “primeros en la Tierra”. Dicha revelación cuestiona la creencia previa de que las esponjas ostentaban ese rol, ofreciendo un nuevo prisma para contemplar la historia evolutiva.

El estudio se fundamenta en la secuenciación de genomas y en análisis comparativos de datos genéticos, los cuales indican que los ctenóforos difieren genéticamente de otros animales de forma más significativa de lo que se creía. Este hallazgo abre la puerta a un entendimiento inédito de la evolución animal, erigiendo a los ctenóforos como un modelo para descifrar las raíces de la complejidad animal y la evolución de rasgos esenciales como los sistemas nerviosos primitivos.

Secuenciación de genomas y relaciones evolutivas

La secuenciación de genomas ha desempeñado un papel determinante en la reconstrucción de los orígenes animales. Al comparar los genomas de ctenóforos y otros grupos, los científicos han podido deducir que estos animales emergieron de un linaje anterior al de la mayoría de los grandes grupos animales. Este aspecto los sitúa en la cúspide del árbol filogenético, arrojando luz sobre el orden cronológico en que ciertas modificaciones evolutivas ocurrieron en el reino animal.

Las implicaciones de este descubrimiento abarcan la forma en que entendemos la aparición de características cruciales, como los sistemas nerviosos y las vías metabólicas. Los genes exclusivos de los ctenóforos proporcionan indicios de cómo estos organismos se adaptaron y prosperaron en los hábitats acuáticos. Asimismo, estos datos permiten cuestionar la antigua suposición de que las esponjas se ubicaban en la base del árbol de los animales, situando a los ctenóforos como un grupo clave para descifrar los hitos tempranos de la vida multicelular.

Refutando antiguos conceptos: esponjas marinas y ctenóforos

Durante décadas, se sostuvo que las esponjas marinas constituían la rama más primitiva de los animales, argumento fundamentado en su sencillez anatómica y en ciertos hallazgos fósiles. Sin embargo, el auge de la genómica comparativa ha trastocado esta visión. La evidencia sugiere que los ctenóforos se independizaron antes en la evolución, desbancando a las esponjas como los hipotéticos “primeros animales”.

El debate científico gira en torno a la controversia de si las esponjas realmente poseen un nivel de sencillez tan radical, o si su aparente austeridad deriva de una evolución divergente. Por su parte, los ctenóforos ilustran cómo la complejidad nerviosa pudo haber surgido pronto en la historia animal, lo que los perfila como un foco de estudio esencial para comprender la emergencia de atributos tan decisivos como la coordinación motora y la interacción sensorial con el entorno.

Importancia ecológica y diversidad de los ctenóforos

Impacto en las redes tróficas y ecosistemas marinos

Los ctenóforos ejercen un rol protagónico en las redes tróficas de los ecosistemas marinos. Al ser depredadores activos, consumen crustáceos, larvas de peces y otros organismos, influenciando la dinámica de las poblaciones en su hábitat. Esta función predadora incide en la estructura de las comunidades marinas, regulando el número de presas y, a su vez, beneficiando o afectando a otras especies.

De igual modo, los ctenóforos sirven de sustento a varios depredadores marinos, tales como peces y tortugas, formando así un eslabón esencial en el flujo de energía del ecosistema. Al ubicarse en un escalón intermedio de la cadena alimentaria, contribuyen a la circulación de nutrientes y mantienen el equilibrio en los océanos. Su relevancia ecológica trasciende lo inmediato, pues afectan la productividad y la salud de los ecosistemas marinos donde habitan.

Con aproximadamente 150 especies reconocidas, los ctenóforos exhiben una amplia gama de morfologías y tamaños. - Monterey Bay Aquarium Research Institute

Especies y hábitats: un vistazo a la diversidad ctenófora

Con aproximadamente 150 especies reconocidas, los ctenóforos exhiben una amplia gama de morfologías y tamaños, adaptándose a hábitats que van desde la superficie oceánica hasta las profundidades abisales. La gran mayoría adopta un estilo de vida planctónico, aunque también existen especies bentónicas que se asientan en los fondos marinos. Sus patrones de bioluminiscencia y su variedad de tonalidades subrayan su singularidad y los múltiples caminos que la evolución puede tomar.

Esta diversidad no solo demuestra su exitosa adaptación, sino que también abre la puerta a estudios sobre la plasticidad evolutiva y las trayectorias que han seguido distintas especies en la colonización de nichos ecológicos. La combinación de rasgos ancestrales con innovaciones únicas convierte a los ctenóforos en un referente para comprender las diversas estrategias evolutivas en el reino animal.

Observación de ctenóforos en la costa de Granada

La costa de Granada presenta ocasiones inmejorables para presenciar ctenóforos en su medio natural. En ciertas épocas del año, con condiciones marinas favorables, es factible observar a estos fascinantes animales cerca de la orilla. Su bioluminiscencia y delicado desplazamiento brindan un espectáculo asombroso para científicos y aficionados al mar por igual.

Más allá de lo pintoresco, el estudio de los ctenóforos en la costa de Granada contribuye a enriquecer nuestro conocimiento sobre su conducta, ecología y adaptaciones ambientales. Asimismo, pone de relieve la necesidad de preservar estos ecosistemas costeros, fuente de estudios relevantes e indicadores de la salud de los océanos. Dado el impacto de la actividad humana en los mares, monitorear las poblaciones de ctenóforos se hace cada vez más imperativo para la ciencia y la conservación.

Referencias:

  • Smith, R. Marine Evolution: Genomic Insights. Oceanic Research Journal.
  • Andrews, M. Early Animal Phylogeny and Ctenophore Diversity. Biological Studies.

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