La sequía amenaza a una cuarta parte de la población mundial. En particular, un total de 25 países se enfrenta a un estrés hídrico extremo. Así lo refleja el mapa de riesgos hídricos elaborado por Aqueduct, una plataforma de datos gestionada por el Instituto de Recursos Mundiales (WRI).
En el caso de España, esta situación afecta sobre todo a las zonas sur y este del país, tal y como se aprecia en el gráfico facilitado por dicha organización. Concretamente, Andalucía, la Región de Murcia, las Islas Baleares, Ceuta y Melilla aparecen como zonas que se han calificado en riesgo crítico.

Al mismo tiempo, buena parte de la Comunidad Valenciana, Cataluña, Aragón, Castilla la Mancha, la Comunidad de Madrid, Castilla y León y Extremadura presentan un nivel de estrés hídrico entre medio y elevado. Por el contrario, Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, la Comunidad Foral de Navarra y La Rioja se encuentran actualmente en un estado más favorable, según el informe.
Conviene señalar que el estrés hídrico se produce cuando la demanda de agua supera la oferta disponible en una región determinada, es decir, cuando no hay suficiente agua dulce para satisfacer las necesidades de las personas, las industrias, la agricultura y el medio ambiente.
Se da la circunstancia de que la falta de agua está aumentando en todo el mundo y se ha multiplicado por más de dos desde 1960, tal y como indica el mencionado atlas de riesgos hídricos. Bahrein, Chipre, Kuwait, Líbano y Omán son los cinco países con mayor escasez de agua del planeta.

Y a pesar de que la demanda de agua en Europa y EE UU ha alcanzado un equilibrio, en África se dispara. No en vano, se espera que el aumento de la demanda mundial de agua para 2050 oscile entre el 20 % y el 25 %, unas cifras del todo preocupantes, según los expertos.
“Vivir con este nivel de estrés hídrico pone en peligro la vida de las personas, el empleo y la seguridad alimentaria y energética. El agua es fundamental para el cultivo y la cría de ganado, la producción de electricidad, el mantenimiento de la salud humana, el fomento de sociedades equitativas y el cumplimiento de los objetivos climáticos mundiales”, afirman los autores del informe.
En este sentido, Aqueduct señala que los riesgos relacionados con el agua suponen un desafío mundial urgente. “La mayoría de las crisis de salud pública ya están provocadas por el agua, incluidas las inundaciones, las sequías y las enfermedades transmitidas por el agua”, subrayan.
A todo ello hay que sumar que el cambio climático está agravando el problema al intensificar las inundaciones y las sequías, modificar los regímenes de precipitaciones, alterar los suministros de agua y acelerar el deshielo de los glaciares y la subida del nivel del mar.
“El suministro de agua limpia es vital para la salud humana, la industria, la agricultura y la producción de energía, lo que convierte los riesgos relacionados con el agua en una importante amenaza humanitaria”, sostienen. Además, según las investigaciones sobre los riesgos hídricos, la capacidad de crecimiento económico de los países está en peligro por esta coyuntura.

La producción de alimentos también se ve afectada. El 60 % de toda la agricultura de regadío del mundo, en particular la caña de azúcar, el trigo, el arroz y el maíz, está sometida a un estrés hídrico extremadamente elevado. Según el informe, intervenciones a tiempo podrían evitar consecuencias catastróficas y una crisis a escala mundial.
Actualmente, los 25 países con mayor estrés hídrico son: Bahréin, Chipre, Kuwait, Líbano, Omán, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Israel, Egipto, Libia, Yemen, Botsuana, Irán, Jordania, Chile, San Marino, Bélgica, Grecia, Túnez, Namibia, Sudáfrica, Irak, India y Siria.

El informe resalta el caso de Singapur o Las Vegas, que han conseguido prosperar a pesar de tener poco acceso al agua. Mediante la desalinización y otros métodos como el tratamiento y la reutilización de aguas residuales, las autoridades locales han conseguido conservar el agua.
Entretanto, añaden, “sin una mejor gestión del agua, el crecimiento demográfico, el desarrollo económico y el cambio climático están a punto de agravar el estrés hídrico”. Los autores del informe concluyen que hace falta voluntad política para aplicar la eficiencia hídrica y reducir la amenaza por la escasez de este preciado recurso natural.
Cómo ahorrar agua en casa, según la OCU
En este contexto, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha reiterado la necesidad de seguir una serie de pautas con el objetivo de no malgastar el agua, recordando que “cada gota cuenta”:
- Optar por duchas cortas de menos de cinco minutos en lugar de baños; y en caso de necesitar bañarse, llenar la bañera solo parcialmente.
- Cerrar el grifo cuando no se use, como al cepillarse los dientes o afeitarse.
- Instalar aireadores o reductores de caudal entre los grifos, así como optar por duchas con grifos termostáticos y monomando.
- Comprobar que los grifos no goteen (incluso una pequeña fuga podría causar pérdidas significativas de agua).
- Elegir cisternas con botón doble de descarga o instalar mecanismos que se adapten a nuestra cisterna actual.
- No usar el inodoro como basurero.
- Lavar la vajilla en el lavavajillas con la carga completa en lugar de lavar a mano con el grifo abierto.
- Utilizar un recipiente para lavar frutas y verduras en lugar de dejar correr el agua.
- Optar por una lavadora eficiente y usarla solo cuando esté llena para ahorrar hasta 3700 libros de agua al mes.
- El hervidor eléctrico, con la cantidad de agua necesaria.

Referencias:
- Aqueduct. ‘Water Risk Atlas’. World Resources Institute (2024)
- Organización de Consumidores y Usuarios. ‘Cómo ahorrar agua en casa’. OCU (2024)