Hace miles de años un cometa gigantesco rozó el Sol y se fragmentó, dando lugar con el paso de los siglos, a miles de cometas diferentes. Estos cometas han estado volviendo al interior del sistema solar cada varios siglos, algunos evaporándose al acercarse demasiado al Sol y otros llegando a ser visibles a plena luz del día. Estos son los conocidos como Cometas Rasantes del Sol Kreutz (o Kreutz Sungrazer Comets en inglés). Pongamos en contexto su descubrimiento.
El primer cometa que fue detectado pasando muy cerca de la superficie del Sol fue el Gran Cometa de 1680, que pasó a apenas doscientos mil kilómetros de la superficie del Sol o menos de un tercio del diámetro de la estrella. Este cometa fue tan visible que fue retratado en un cuadro por el pintor Lieve Verschuier e incluso aparece mencionado en los Principia de Newton. En aquél momento se especuló que el cometa debía corresponder al retorno de otro Gran Cometa que había sido observado en el año 1106 desde varios lugares del mundo. La llegada de otro gran cometa en 1843 y también en 1882, ambos con un perihelio increíblemente próximo al Sol y que provenían de la misma región del cielo pareció desmontar la idea de que se trataba del mismo cometa, pues entre estos dos últimos había transcurrido muy poco tiempo.

Ambos cometas llegaron a ser visibles durante el día, siendo el de 1882 considerablemente más brillante que la luna llena, alcanzando una magnitud aparente de -17. Este último fue observado rompiéndose, creando varios cometas más pequeños que fueron separándose con el paso de los días y que se calcula que volverán al sistema solar interior con diferencias de varios siglos.
Este suceso fue clave en la comprensión de la relación que había entre todos estos cometas. Se ha descubierto con el tiempo que los cometas de 1843 y 1882 provienen ambos de fragmentos del cometa de 1106, que debió romperse en su paso cerca del Sol. Además, este cometa a su vez probablemente sea el trozo mayor del Gran Cometa del 371 a.C., un cometa que al parecer fue observado por Aristóteles y por Éforo de Cime, el cual lo vio fragmentarse en dos pedazos de distinto tamaño. Finalmente resultó que el Gran Cometa de 1680, el que inició todo el interés por estos objetos, no formaba parte de esta familia de cometas.
Quien se dio cuenta de que todos estos cometas estaban relacionados fue Heinrich Kreutz y es por él que reciben su nombre actual. A día de hoy se han detectado, principalmente gracias al telescopio espacial SOHO, más de 4 000 cometas de esta familia, todos ellos provenientes de aquél gran cometa de 371 a.C. Dado el tamaño y cantidad de los cometas observados, se ha estimado que aquél cometa debía tener un tamaño de al menos 120 kilómetros de diámetro. Este cometa probablemente pertenecía al cinturón de Kuiper o incluso al “disco difuso”, donde permaneció durante miles de millones de años en relativa tranquilidad hasta que un encuentro fortuito con otro objeto de esa región lo mandó en dirección al interior del sistema solar y a rozar la superficie de nuestra estrella.
Para poner este tamaño en perspectiva, indicar tan solo que el meteorito que acabó con los dinosaurios y provocó una extinción masiva en la Tierra hace unos 66 millones de años tenía unos 11 kilómetros de diámetro. Una instancia más reciente de los cometas Kreutz fue el cometa Ikeya–Seki, descubierto por dos astrónomos amateurs japoneses en 1965, que alcanzó una magnitud entorno a -10. Este cometa probablemente sea también uno de los trozos que se desprendió del Gran Cometa de 1106, que simplemente tardó algo más en llegar que los del siglo anterior.
Se estima que los cometas de esta familia seguirán siendo reconocibles durante varios miles de años. Antes o después sus órbitas acabarán dispersándose y alejándose las unas de las otras debido a la perturbación producida por los planetas y otros cuerpos del sistema solar. También seguirán destruyéndose y fragmentándose en objetos cada vez más pequeños en su perihelio. Qué ocurrirá antes, si la dispersión o la destrucción de los cometas, es algo que no está claro a día de hoy. De media el satélite SOHO descubre un nuevo cometa de esta familia cada aproximadamente 3 días, por lo que cabría esperar que descubriera muchos más en el futuro, permitiéndonos entender los procesos que les afectan.
No resulta posible predecir la llegada de otro Gran Cometa como los varios que ha generado esta familia, pero dado que 10 de ellos han alcanzado suficiente brillo como para resultar visibles a simple vista tan solo en los últimos dos siglos, cabría esperar que otro se dejara ver en los próximos años o décadas. El cometa más brillante de esta familia de los últimos años fue el C/2011 W3 (Lovejoy), que sobrevivió a su paso por el perihelio sin ser evaporado, alcanzando una magnitud de -3, similar a la de Venus.
Referencias:
- Sekanina, Zdeněk; Chodas, Paul W. (2004). Fragmentation hierarchy of bright sungrazing comets and the birth and orbital evolution of the kreutz system. I. Two-superfragment model (PDF). The Astrophysical Journal. 607, doi:10.1086/383466
- Lee, Sugeun; Yi, Yu; Kim, Yong Ha; Brandt, John C. (2007). Distribution of Perihelia for SOHO Sungrazing Comets and the Prospective Groups. Journal of Astronomy and Space Sciences. 24 (3), doi:10.5140/JASS.2007.24.3.227