¿Quién inventó la congelación de los alimentos?

Su nombre es Clarence Birdseye y su vida, marcada por su interés por las ciencias naturales, desempeñó un papel fundamental en el descubrimiento de la congelación de alimentos.
¿Quién inventó la congelación de los alimentos?

Clarence Birdseye nació el 9 de diciembre de 1886, en Brooklyn, Nueva York. Fue el sexto de los nueve hijos que tuvieron Clarence Frank Birdseye –abogado en una firma de seguros- y Ada Jane Underwood. La familia Birdseye, de clase media, vivía en una época en la que la vida urbana de Nueva York coexistía con la expansión industrial y los cambios sociales. Desde joven, Birdseye mostró un interés innato por las ciencias naturales y la taxidermia: a los once años ya daba cursos sobre esta última.

Crecer en una familia numerosa no disuadió su deseo de aprender y experimentar. Sus padres fomentaron su curiosidad, alentándolo a explorar los bosques locales y el cercano Long Island Sound, el estuario donde desembocan muchos ríos de la región de Nueva York. Estos primeros encuentros con la naturaleza desencadenaron una pasión que perduró a lo largo de su vida.

Los inuit. Foto: Getty

La llamada del Polo

Después de graduarse en el Amherst College en 1910, Birdseye trabajó en diversos proyectos para el Departamento de Agricultura, pero su verdadera pasión siempre estuvo vinculada a la naturaleza y la exploración. En 1912, Birdseye se unió a un proyecto de la Universidad de Harvard liderado por el explorador y etnógrafo Donald Baxter MacMillan. El objetivo era realizar estudios científicos y explorar ciertas regiones del Ártico. Birdseye fue asignado, de forma intermitente desde 1912 hasta 1915, a la península de Labrador en el entonces Dominio de Terranova (ahora parte de Canadá). Compró un terreno en Muddy Bay, donde abrió un rancho para criar zorros.

En un clima de -40 °C, los inuit le enseñaron a pescar cuando el hielo es muy grueso y le demostraron que el pescado recién capturado podía congelarse casi instantáneamente al exponerlo al aire. Y lo mejor de todo: cuando se descongelaba mantenía su frescura. Bridseye enseguida se dio cuenta del potencial que tenía este conocimiento: en Estados Unidos se estaba trabajando en la congelación lenta pero no se conseguía esa frescura que sí obtenían los inuit. Birdseye se dio cuenta de que el concepto crucial era la congelación rápida: cuando los alimentos se congelan lentamente, a temperaturas cercanas al punto de congelación, se forman grandes cristales de hielo dentro de las células animales o vegetales que rompen la pared celular, y cuando los alimentos se descongelan, el líquido celular se escapa del tejido dañado lo que le da a los alimentos una consistencia blanda o seca. En cambio, la congelación rápida, que se produce a temperaturas mucho más bajas, forma cristales pequeños que causan menos daño.

Hoy no podemos vivir sin alimentos congelados. Foto: Getty

La congelación que funciona

En 1922, Birdseye diseñó y realizó experimentos de congelación de pescado en Clothel Refrigerating Company para luego fundar su propia empresa, Birdseye Seafoods Inc., con la que congelaba filetes de pescado con aire a -43 °C. Pero los consumidores no vieron interesante su producto y la compañía quebró en 1924. Pero Birdseye no aflojó en su idea y ese mismo año desarrolló un proceso completamente nuevo para que la congelación rápida fuera comercialmente viable: empacar pescado en cajas de cartón y luego congelar el contenido entre dos superficies refrigeradas bajo presión. Entonces Birdseye creó la General Seafood Corporation, la primera empresa dedicada a la producción comercial de alimentos congelados.

La primera empresa de alimentos congelados. Foto: Istock

De naturalista a inventor

En 1925, la General Seafood Corporation trasladó sus operaciones a Gloucester, Massachusetts, marcando un hito en la evolución de la industria de alimentos congelados. En este nuevo emplazamiento, la compañía no solo comercializó, sino que también vendió el último invento de Birdseye: el congelador de doble cinta. Esta innovadora máquina utilizaba una salmuera fría para enfriar dos cintas de acero inoxidable que transportaban pescado envasado, logrando congelarlo rápidamente. Este invento recibió la patente estadounidense número 1.773.079, reconocida por muchos como el catalizador del auge de la industria moderna de alimentos congelados.

La visión y creatividad de Birdseye no se detuvieron ahí. En 1927, obtuvo otra patente para una maquinaria que permitía una congelación aún más rápida. Se trataba de la máquina congeladora multiplacas, que se convirtió en la base para la congelación de alimentos durante varias décadas.

De inventor a millonario

El año 1929 marcó un cambio importante en la trayectoria de Clarence Birdseye y su empresa. En ese año, vendió tanto su compañía como las valiosas patentes asociadas por 22 millones de dólares (equivalente a aproximadamente 335 millones de dólares en términos ajustados a la inflación de 2021), transformándose en la General Foods Corporation. Bajo este nuevo paraguas corporativo se fundó la Birds Eye Frozen Food Company, consolidando aún más la posición de la marca en la industria emergente de alimentos congelados.

Clarence Birdseye. Foto: Wikimedia Commons

La vida de Clarence llegó a su fin el 7 de octubre de 1956, cuando falleció a los 69 años debido a un ataque cardíaco en el Gramercy Park Hotel en Nueva York, después de una larga batalla contra sus problemas de corazón. Siguiendo sus deseos, fue incinerado y sus cenizas esparcidas en el mar frente a la costa de Gloucester, Massachusetts, el lugar que había sido testigo de muchos de sus descubrimientos.

Recomendamos en