Alice Augusta Ball nació el 24 de julio de 1892 en Seattle, Washington. A pesar de su corta vida, Ball dejó un impacto perdurable al desarrollar el “Método Ball”, el tratamiento más efectivo para la lepra en las primeras décadas del siglo XX.
Su trayectoria académica fue excepcional desde temprana edad. Hija de James Presley Ball, editor de periódico y abogado, y Laura Louise Ball, fotógrafa, Alice creció en un ambiente que fomentaba el amor por la ciencia. En 1902, la familia se trasladó a Hawái, donde Ball asistió a la escuela. Alice Ball y su familia se mudaron de Seattle a Hawái en 1902, buscando un clima más cálido para aliviar la artritis de su abuelo. Desafortunadamente, su abuelo falleció poco después de la mudanza. En 1905, regresaron a Seattle tras la muerte de su abuelo. Ball se graduó en 1910 de la escuela secundaria de Seattle, destacándose por su ingenio y personalidad ambiciosa.
Sus estudios
Posteriormente, Ball decidió estudiar química en la Universidad de Washington, donde obtuvo su licenciatura en química farmacéutica en 1912 y un segundo título en ciencias farmacéuticas en 1914. En colaboración con su instructor de farmacia, William Dehn, co-publicó un artículo en el Journal of the American Chemical Society, un logro inusual para una mujer afroamericana en ese momento.
Tras graduarse, Ball recibió varias becas y optó por estudiar para obtener un máster en química en la Universidad de Hawái, donde se convirtió en la primera mujer y afroamericana en obtener un título de máster. Su tesis de máster se centró en el estudio de las propiedades químicas de la planta de kava (Piper methysticum), utilizada en el tratamiento de la ansiedad y otras dolencias.

La lepra
La historia de Ball está íntimamente ligada a su investigación sobre la lepra, también conocida como enfermedad de Hansen. A través de su colaboración con el Dr. Harry T. Hollmann en el Hospital Kalihi, Ball logró desarrollar un tratamiento revolucionario.
Con su habilidad química excepcional, Ball logró extraer los ésteres etílicos de los ácidos grasos presentes en el aceite de chaulmoogra (Hydnocarpus wightianus), creando una forma inyectable y soluble en agua del tratamiento. Este enfoque innovador proporcionó un alivio significativo a los pacientes de lepra, marcando un hito en la lucha contra la enfermedad.
En 1920, un médico en Hawái informó que 78 pacientes habían sido dados de alta después de recibir inyecciones del aceite de chaulmoogra modificado de Ball. Aunque no curativo, el método permitió el control de la enfermedad hasta la era de los antibióticos, en la década de 1940

Su legado
Después de fallecimiento de Ball, el Dr. Arthur L. Dean continuó con la investigación, pero fue el Dr. Hollmann quien aseguró que el mérito fuera para Alice. El reconocimiento formal de su contribución llegó años más tarde, con la denominación del método como el “Método Ball”.
Trágicamente, Alice Ball murió el 31 de diciembre de 1916, a los 24 años, debido a la inhalación de gases tóxicos durante su investigación. Su fallecimiento marcó un punto doloroso en la historia de la ciencia, y su contribución inicial fue casi usurpada por su colega Arthur L. Dean. Sin embargo, el Dr. Hollmann intervino, asegurando que el mérito fuera para Ball.

La Universidad de Hawái, donde Ball dejó una huella imborrable, la honró en el año 2000 con una placa colocada junto al único árbol de chaulmoogra en el campus. En 2007, se le otorgó póstumamente la Medalla de Distinción de la Universidad. En noviembre de 2020, un satélite fue lanzado al espacio en honor a Alice Ball, denominado “ÑuSat 9” o “Alice” (COSPAR 2020-079A). Este evento marcó un hito único al elevar su nombre más allá de las fronteras terrestres, simbolizando la importancia de su legado en la exploración espacial contemporánea.