En aquellos lugares en los que, por diversas razones, no se dispone de abastecimiento de gas natural para el consumo, es necesario utilizar otros gases combustibles para usos tales como calefacción, producción de agua caliente, cocinas, procesos industriales, etc. Dado que el volumen ocupado por un gas en estado líquido es muy inferior al volumen que ocuparía si se encontrara en estado gaseoso, los gases se conservan y transportan en forma líquida encerrados a presión dentro de botellas o tanques metálicos, proporcionando abastecimientos razonables. Así se procede a la licuación de gases combustibles como el propano y el butano. El butano y el propano son conocidos también como gases licuados de petróleo o GLP. Son fácilmente licuables a temperaturas no demasiado extremas y a presiones moderadas (presiones del orden de 12 kg/cm2 y temperaturas dentro del rango de 10 ºC a -40 ºC), lo que les convierte en combustibles gaseosos muy adecuados para su uso en áreas rurales o remotas.
¿Qué ocurre entonces al encender el mechero? Un instante antes del encendido se libera una pequeña cantidad de gas del depósito a través de una válvula y se mezcla con el aire antes de encenderse. Al abrir la válvula, se reduce la presión del gas, lo que provoca su evaporación y transformación en estado gaseoso. El contenido en estado gaseoso es inflamable y, cuando se combina con una fuente de ignición, como la chispa generada por una rueda de encendido, se produce la combustión que genera la llama del mechero.