Bajo la tierra de uno de los yacimientos más enigmáticos del Reino Unido, un objeto con más de 1.400 años ha revelado un secreto funerario que ha dejado perplejos a los arqueólogos: un lujoso cubo bizantino del siglo VI, conocido como el "cubo Bromeswell", ha resultado ser un recipiente funerario para restos humanos y animales cremados, en lo que podría considerarse una de las sepulturas más insólitas jamás halladas en Sutton Hoo.
La revelación forma parte de un ambicioso proyecto de investigación de dos años desarrollado por el National Trust en colaboración con el equipo arqueológico británico Time Team, quienes regresarán a lo largo de este año al emblemático enclave anglosajón para continuar desentrañando sus secretos. La fase actual, celebrada entre mayo y junio de 2024, ha sido la más intensa desde principios de los años 2000 y ha contado con la participación de más de 80 voluntarios, excavaciones, análisis y reconstrucciones digitales. La nota de prensa del National Trust fue la primera en anunciar este inesperado hallazgo que promete reescribir parte de la historia funeraria de la Alta Edad Media británica.
Un recipiente de lujo para un entierro inusual
El “Bromeswell Bucket” (cubo Bromeswell) fue hallado originalmente en 1986 cuando un agricultor local desenterró fragmentos metálicos decorados con escenas de caza. Más piezas emergieron en 2012 y 2023, pero fue en 2024 cuando, al excavar un bloque de tierra compacta en el sector conocido como Garden Field, se extrajo por primera vez la base intacta del recipiente. Lo que nadie esperaba encontrar eran los restos cremados de un ser humano, fragmentos de hueso de animal y un peine de doble cara sorprendentemente bien conservado.
El análisis con tomografía computarizada y rayos X, realizado en la Universidad de Bradford y continuado por el York Archaeological Trust, permitió a los especialistas revelar los detalles de esta peculiar sepultura. Dentro del cubo se encontraron huesos humanos, entre ellos parte del cráneo y un hueso del tobillo, así como huesos de un animal de gran tamaño, probablemente un caballo, lo que sugiere que se trata de un entierro de alto estatus.

Un cubo bizantino en tierras anglosajonas
El origen del cubo añade aún más misterio a este hallazgo. Los especialistas creen que fue elaborado en Antioquía, en la actual Turquía, y que pertenecía al mundo bizantino. El objeto muestra escenas en relieve de una cacería con figuras humanas, leones y perros, lo que indica que fue un bien de lujo, posiblemente un regalo diplomático o un objeto traído por un guerrero mercenario. La inscripción griega que lleva grabada —traducida como “úsalo con salud, Maestro Conde, por muchos años felices”— refuerza la idea de que era un objeto de prestigio destinado a alguien de alto rango.
Lo que desconcierta a los expertos es cómo un artefacto del Mediterráneo oriental terminó siendo reutilizado en un rito funerario germánico en la costa este de Inglaterra. Aunque el comercio entre Britania y el continente era fluido en época anglosajona, es extremadamente raro que un objeto tan sofisticado y lejano sea empleado como urna funeraria, especialmente para contener no solo huesos, sino también un peine de asta sin quemar, lo que sugiere que fue introducido de forma deliberada tras la cremación.
Una tumba sin igual en Sutton Hoo
Sutton Hoo ya era conocido por su famoso entierro en barco del siglo VII, atribuido a un rey anglosajón —probablemente Raedwald de East Anglia—, y por su cementerio asociado, que incluye tumbas en montículos, cremaciones y sepulturas con caballos. Sin embargo, el hallazgo del “cubo de Bromeswell” marca una nueva categoría dentro del complejo funerario: un enterramiento portátil, contenido en un objeto que podría haber sido usado en baños ceremoniales o banquetes de élite.
Los estudios sugieren que los huesos cremados estuvieron originalmente envueltos en una bolsa de fibras vegetales, lo que indica una preparación cuidadosa del cuerpo antes de su entierro. Además, las manchas de aleación de cobre en algunos restos sugieren que una parte del conjunto funerario estuvo en contacto directo con el exterior del cubo, posiblemente como parte de un ritual específico o por una alteración posterior.

Un peine, pistas biológicas y nuevas preguntas
El peine hallado en el interior del cubo ha llamado especialmente la atención de los expertos. Se trata de un peine de doble cara hecho con asta, un objeto de uso cotidiano tanto masculino como femenino en la cultura anglosajona, usado para el aseo personal y el control de parásitos. Lo que lo hace excepcional no es solo su conservación, sino la posibilidad de que contenga restos de ADN antiguo. En un contexto donde los huesos están carbonizados y no permiten determinar el sexo del fallecido, el peine se convierte en una valiosa fuente potencial de información genética.
Junto a los restos óseos, se recuperaron también microfragmentos vegetales y hojas, que están siendo analizados para obtener datos sobre la estación del año en que se realizó el entierro y sobre el entorno ecológico de Sutton Hoo en esa época.

El contexto más amplio: Sutton Hoo y su red de conexiones
El descubrimiento del “balde de baño funerario”, como ya lo apodan algunos arqueólogos, se integra en un panorama más amplio que sitúa a Sutton Hoo como un nodo clave de intercambio cultural entre el mundo germánico y el Mediterráneo oriental. No es la primera vez que se encuentran objetos de origen extranjero en este sitio, pero este hallazgo subraya que no eran meros objetos de lujo: también podían adquirir un significado simbólico y ritual.
La nueva excavación, financiada en parte por los seguidores del canal de Time Team en Patreon, continuará en 2025 con una segunda fase de campo entre el 19 de mayo y el 13 de junio. Durante ese tiempo, el público podrá visitar el lugar y observar en directo las excavaciones, hablar con los expertos y descubrir en el Discovery Room de Tranmer House algunas de las piezas recién procesadas.
La culminación de esta campaña será la proyección de un documental especial, parte de la serie de Time Team sobre Sutton Hoo, cuyo episodio final se estrenará en el Riverside Theatre de Woodbridge el 6 de junio de 2025. Tras la proyección, se celebrará un coloquio con algunos de los principales investigadores implicados.
Un enterramiento que reescribe lo que sabíamos
El descubrimiento de que un cubo bizantino fue utilizado como urna funeraria en un contexto anglosajón es algo sin precedentes. Este hallazgo no solo arroja luz sobre las prácticas funerarias de la élite del siglo VI, sino que demuestra cómo los objetos de lujo importados podían ser resignificados en contextos culturales completamente distintos. Este arfefacto ya no es solo un objeto decorativo perdido en el tiempo, sino una cápsula funeraria que encierra una vida, una cultura y un enigma.
Como concluyen los arqueólogos del proyecto, Sutton Hoo continúa sorprendiéndonos. Ha ofrecido entierros en barcos, con caballos, en montículos y ahora, enterramientos en baldes bizantinos. La historia aún no ha terminado de escribirse.