¿Cómo actuamos cuando nuestro perro quiere dominarnos?

La educación y domesticación de nuestro can comienza desde el primer día. Debemos enseñarle las normas de nuestra casa para que no quiera dominarnos, ¿sabes cómo hacerlo?
Mujer tocando a un perro

El instinto de nuestro perro ha sido siempre el de convivir en grupo, en manada. Dentro de nuestra casa es el único cánido (hablamos de familias de un solo perro) y verá a sus humanos como a los miembros de su manada. El problema es que en estado salvaje esas manadas están compuestas de miembros con diferentes rangos jerárquicos. Encontramos a un jefe que impondrá sus reglas a los otros a través de la dominancia y el resto tendrán un rango de sirvientes hacia él y de pretendientes a tal puesto.

Por eso, cuando nuestro peludo llega a nuestra casa tenemos que enseñarle que tiene que responder ante ti porque tú eres el que impone las órdenes en la casa. El animal tenderá en algunos casos a querer subir de posición en esta jerarquía si no le dejamos muy claro dónde está su sitio en esa familia. Este propósito le llegará por instinto sobre los seis y los catorce meses, posiblemente en el equivalente a nuestra adolescencia. Intentará mostrar su dominancia no obedeciéndonos, gruñendo si nos aproximamos cuando come, protestando cuando le damos una orden y situaciones por el estilo. Si no ponemos fin de inmediato a esta actitud, el animal aumentará sus demostraciones de dominancia, como por ejemplo, intentando morder. Es nuestro turno ahora enseñarles órdenes básicas y que atienda a todas las personas de la familia.

No pensemos que por intentar someter al animal vamos a dañar su ánimo, su dignidad o que estamos cortando su libertad. El sometimiento es una facultad innata del perro, que debemos aflorar nosotros.

El mejor momento para empezar el aprendizaje es siendo cachorro

El cachorro estará más receptivo a aprender cuál es su posición dentro de esta extraña manada. Cada día tendremos que repetirle las órdenes que vayamos enseñándole y, a ser posible, todos los miembros de la casa. Es imprescindible que todas las personas participen en el entrenamiento. Puede que no quiera hacer caso a alguno de los miembros pero el “superjefe” tendrá que ayudar en las clases de educación de esa persona hasta que el perro le haga caso.

Nunca utilicéis castigos como método de enseñanza para penar los comportamientos negativos, ganaremos mucho más si reforzamos la obediencia. Si hace algo que no os gusta, bastará con decirle firmemente “no” y no hacerle caso hasta un rato después.

Para reforzar el sentimiento de sometimiento, nuestro animal tendrá que comer antes o después de nosotros y en una habitación diferente, si lo hace en el mismo lugar y a la misma hora nos estará viendo como a iguales. Además, lo mejor es que tenga sus propios cojines y/o camas para descansar. Si duerme en el mismo sitio que tú, lo estará interpretando de la misma manera.

Ninguno de nosotros puede saltarse las normas o cambiar algún concepto relacionado con una orden. Todos tendremos que trabajar al mismo son.

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