El ajolote mexicano es una de las criaturas más fascinantes que existen en el reino animal. Este anfibio, que a menudo se confunde con un pez debido a su estilo de vida acuático, es en realidad un vertebrado. Su capacidad única para regenerar extremidades y órganos lo ha convertido en un objeto de estudio muy apreciado en laboratorios de todo el mundo.
¿Qué es el ajolote mexicano?
Características físicas del ajolote
El ajolote mexicano (Ambystoma mexicanum) es una criatura fascinante a la par que intrigante. Es el único animal vertebrado capaz de regenerarse. Con su aspecto de renacuajo gigante con patas y cola, suele medir alrededor de 15 cm de longitud total, aunque se han encontrado raros ejemplares que llegan a los 30 cm. Hay más de 30 especies de salamandras en el género Ambystoma.
Hábitat natural y estado de conservación
Su único hábitat natural es la cuenca de México y aunque puede haber algunos cientos de individuos en la naturaleza, se pueden encontrar decenas de miles en acuarios domésticos y laboratorios de investigación en todo el mundo. Se crían tan ampliamente en cautiverio que ciertos restaurantes en Japón incluso los sirven fritos. Es probablemente el animal más ampliamente distribuido del mundo y, sin embargo, está al borde de la extinción en la naturaleza.

La increíble capacidad de regeneración del ajolote
Regeneración de extremidades y órganos
Gracias a su fisiología única y su capacidad para regenerar extremidades cortadas, el ajolote se ha convertido en un modelo de laboratorio muy popular, ya sea para reparación de tejidos o el desarrollo e incluso el cáncer.
Si bien muchos anfibios pueden regenerar partes del cuerpo, los ajolotes tienen una capacidad única para regenerar las extremidades de manera perfecta. No importa cuántas veces pierdan una pata o la cola, pueden regenerarla siempre sin dejar cicatrices. También pueden regenerar la médula espinal o incluso partes de su cerebro.
El genoma del ajolote: un misterio descifrado
Un equipo de investigadores dirigido por científicos en Viena, Dresde y Heidelberg descubrió otra curiosidad más de los ajolotes: su genoma es enorme. Cuentan con aproximadamente 32.000 millones de pares de nucleótidos de ADN, eclipsando sobremanera al genoma humano (unas 10 veces más pequeño), explicaban en su trabajo en la revista Nature publicado en 2018. Se trata del genoma más grande jamás secuenciado.
El ajolote en la cultura y la ciencia
Presencia en acuarios y laboratorios
El ajolote es una de las especies más comunes en acuarios de todo el mundo, gracias a su atractivo aspecto y su relativa facilidad de cuidado en cautiverio. Sin embargo, mantener ajolotes en acuarios requiere un conocimiento especializado para asegurar su bienestar, ya que necesitan un ambiente acuático adecuado y una dieta balanceada.
Su capacidad de regeneración del ajolote lo convierte en un sujeto ideal para estudios sobre la reparación de tejidos y la regeneración de órganos. Los laboratorios de todo el mundo utilizan ajolotes para investigar los mecanismos moleculares y genéticos que subyacen a estos procesos, con el objetivo de aplicar estos conocimientos a la medicina humana.

Inspiración en la literatura
El novelista argentino Julio Cortázar hizo un cuento sobre el ajolote. Hace referencia a un hombre que llega a identificarse poderosamente con estas criaturas después de verlas en un jardín botánico parisino. La historia comienza con una frase memorable: “Hubo un tiempo en que pensé mucho en los ajolotes. Fui a verlos en el acuario del Jardin des Plantes y me quedé durante horas observándolos, observando su inmovilidad, sus débiles movimientos. Ahora soy un ajolote”.
Biología y comportamiento del ajolote
Respiración: branquias y pulmones
Los ajolotes pueden estar activos durante todo el día. Poseen branquias externas plumosas y colas con aletas para nadar. Respiran como los peces, a través de sus agallas, pero también mediante unas branquias que absorben el oxígeno del agua. Aunque tienen pulmones, pasan toda su vida bajo el agua. Nunca van a tierra firme. En casos extremadamente raros, como cuando su hábitat se seca, el ajolote emergerá del agua para convertirse en una salamandra mexicana completamente adulta.
Reproducción y ciclo de vida
En cautiverio, los ajolotes viven en promedio de 5 a 6 años, pero algunos han vivido hasta 17 años, según la base de datos The Animal Aging and Longevity Database de la Universidad de Liverpool (Reino Unido).
La reproducción del ajolote se lleva a cabo mediante una danza de apareamiento. Después de que la hembra y el macho se empujan y se acarician la abertura urogenital del otro, comienzan a bailar en círculo en una especie de vals, según la Web de Diversidad Animal de la Universidad de Michigan. Cuando los dos compañeros de baile se juntan, el macho suelta una pequeña cápsula blanca llena de esperma llamada espermatóforo. Con la hembra a remolque, el macho avanza hasta que la hembra simplemente pasa por encima del espermatóforo y lo recoge con su cloaca (órganos sexuales del ajolote). Este curioso cortejo se realiza una vez al año, normalmente de marzo a junio. La hembra pondrá de 100-300 huevos que recubrirá con gelatina de plantas o rocas acuáticas. Alrededor de 10 a 14 días después, los huevos eclosionarán y los jóvenes comenzarán su vida en solitario desde ese momento. En un año, ya serán adultos.
Paedomorfosis: características juveniles en la adulte
A diferencia de la mayoría de los anfibios, los ajolotes nunca se transforman en salamandras adultas terrestres. Se quedan en modo "renacuajos sexualmente maduros" porque conservan para siempre sus características juveniles. Este fenómeno de "juventud eterna" se llama paedomorfosis o neotenia.

Problemas de conservación del ajolote
Pérdida de hábitat y contaminación
El ajolote se encuentra en peligro crítico de extinción según la Unión Interncional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) a causa de la pérdida de hábitat, la introducción de peces exóticos, la contaminación o la sobrexplotación.
Impacto de especies exóticas y sobreexplotación
La popularidad del ajolote en acuarios y laboratorios ha contribuido a su conservación, ya que los programas de cría en cautiverio han ayudado a mantener poblaciones saludables de ajolotes. Sin embargo, la conservación de la especie en su hábitat natural sigue siendo un desafío, y la investigación en cautiverio debe complementarse con esfuerzos para proteger y restaurar los ecosistemas donde los ajolotes viven en libertad.
Referencias
- Farfán, José Antonio Flores. 2003. Axólotl: el ajolote. Ediciones Era.