Los juegos de Zelda siempre han fomentado la curiosidad del jugador para que investigue su entorno, pero en su última edición, este espíritu explorador, ante un mundo abierto de tamaño descomunal, puede llegar a hacer las delicias del jugador. El escenario se distribuye en tres niveles, y si bien, tanto en el subsuelo como en las islas celestes hay parajes realmente llamativos, el espacio más rico en lo que a la naturaleza se refiere está en el nivel del suelo.

Los ecosistemas de Tears of the Kingdom
El reino de Hyrule, —así se llama la región del videojuego—, cuenta con una gran diversidad de ecosistemas. Al inicio del juego, tras la parte introductoria, lo habitual son las praderas, dominadas por plantas herbáceas y algún árbol aislado. Pero, basta con adentrarse más allá para encontrar escarpadas montañas y acantilados, y aún más lejos, áreas con biomas de lo más variado, desde tundras gélidas cubiertas de nieve —donde más vale ir bien abrigado—, hasta desiertos áridos de temperaturas extremas. Cada uno, con sus plantas y animales.
Pero, de todo Hyrule, probablemente el paraje más emblemático, fascinante y misterioso sea el Bosque Perdido. Un espacio natural neblinoso en el que es muy fácil perderse. A diferencia de videojuegos anteriores de la saga, en Tears of the Kingdom no hay un camino correcto para atravesar este bosque inhóspito. A partir de cierto punto, la niebla es tan densa que no permite continuar. Hay, sin embargo, una forma de llegar al centro —que no desvelaremos aquí—.
El bosque tiene un aspecto similar al de muchos bosques caducifolios mediterráneos, como los hayedos. Son ambientes oscuros, pues la frondosidad de las hojas proporciona una cobertura densa por la que apenas penetra la luz del sol. A causa de ello, y de la alta evapotranspiración de la vegetación, la elevada humedad en su interior hace que las nieblas en este tipo de bosques sean habituales, lo que los convierte casi en bosques de cuento de hadas… o en este caso, de videojuegos de magia y fantasía.

Insectos, peces, anfibios y reptiles de Hyrule
Como en todo entorno natural, en el reino de Hyrule abunda la fauna. En el viaje del jugador, acompañando a Link, se pueden observar animales de especies distintas, con comportamientos también diferentes.
Los amantes de las mariposas, si prestan atención y tienen suerte, pueden encontrar cuatro tipos de lepidópteros distintos. A ellos, se unen otros insectos, como libélulas, grillos o coleópteros, escarabajos de gran tamaño, que recuerdan al escarabajo rinoceronte tricorne (género Chalcosoma), nativo del sudeste asiático, o la luciérnaga, un insecto bioluminiscente —un rasgo habitual en fauna y flora de Hyrule—.
El aventurero también puede encontrar diversas especies de vertebrados, pertenecientes a los principales grupos. Los peces están en prácticamente todas las masas de agua: truchas, salmones, carpas, y en el mar, doradas y lubinas, todos disponibles para la pesca y la cocina.
Más esquivos son los anfibios y los reptiles. Aparecen varias especies de ranas, rápidas y capaces de adherirse a los muros, sobre todo en cuevas con aguas subterráneas. Entre los reptiles, destacan algunos lagartos de distintos colores, pero con un rasgo común muy peculiar, una especie de pequeña gorguera en torno al cuello. Un rasgo similar al que presenta el clamidosaurio, un reptil real, nativo del norte de Australia, salvo que con una gola mucho más amplia que los de Hyrule. Este fue el lagarto en el que se basaron para desarrollar el Dilophosaurus de Jurassic Park.
Hay una criatura más en el juego; el ‘lagarto adherente’, aunque su aspecto está basado, en realidad, en un anfibio prehistórico: Diplocaulus. Habitó la tierra durante el período Carbonífero, y el rasgo más llamativo es su cabeza con forma de bumerán.

Aves y mamíferos en Hyrule
En Zelda: Tears of the Kingdom, también pueden disfrutar los aficionados a la ornitología. La avifauna es variada: en las costas se pueden avistar gaviotas y en los humedales y llanuras son frecuentes las garzas y los patos. Hay halcones, avestruces con distintos aspectos, y varios tipos de palomas.
Y, por supuesto, pájaros: aparte de los cuervos, hay seis variedades de aves que en el juego se denominan ‘gorriones’, aunque recuerdan más a la familia de los fringílidos y los páridos, que incluyen pinzones, herrerillos y carboneros, que a los passéridos, los auténticos gorriones. Uno particularmente llamativo, de color verde y amarillo, recuerda al tangará (Chlorophonia cyanea), un ave nativa de Sudamérica.

Entre los mamíferos más frecuentes de Hyrule aparecen los caballos, que pueden ser domesticados y empleados como montura. Así mismo, muchos otros ungulados: ciervos, alces, jabalíes, cabras, ovejas, vacas y búfalos. El jugador atento puede ver ardillas en los árboles.
No faltan los carnívoros. El más común y fácil de ver es el zorro, con dos especies, basadas claramente en el zorro rojo y el zorro ártico, aunque también pueden verse lobos y coyotes, y en las colinas y cadenas montañosas, osos.
Probablemente, el mamífero que más sorprenda al jugador sea la morsa, sobre todo porque en el juego, no habita en costas heladas, ¡sino en el desierto!
Referencias:
- Cracraft, J. 1985. Historical Biogeography and Patterns of Differentiation within the South American Avifauna: Areas of Endemism. Ornithological Monographs, 36, 49-84. DOI: 10.2307/40168278
- European Environment Agency. s. f. Site factsheet for Roncesvalles-Selva de Irati (N.o ES0000126).
- Kawano, K. 2002. Character Displacement in Giant Rhinoceros Beetles. The American Naturalist, 159(3), 255-271. DOI: 10.1086/338512
- Shine, R. et al. 1989. Ecology of Frillneck Lizards, Chlamydosaurus-Kingii (Agamidae), in Tropical Australia. Wildlife Research, 16(5), 491-500. DOI: 10.1071/wr9890491