El ADN de estos perros árticos revela pistas que reescriben la historia humana en Groenlandia… y podrían ser la raza más antigua del planeta

Un nuevo estudio genético revela que los perros de trineo groenlandeses no solo ayudaron a los inuit a colonizar el Ártico, sino que podrían ser la raza más antigua aún existente. Su ADN ofrece pistas clave sobre migraciones humanas y adaptación al clima extremo.
Fuente: Science + ChatGPT

Quien haya visto a un perro de trineo en Groenlandia quizá no sospeche que está ante uno de los linajes más antiguos del planeta. Sin embargo, el Qimmeq, como se les conoce en lengua groenlandesa, lleva más de 800 años acompañando a los inuit, resistiendo temperaturas extremas, hielo implacable y vientos cortantes. Más allá de su fuerza física, lo que ahora está llamando la atención es su valor genético e histórico: estos perros no solo ayudaron a los humanos a sobrevivir en el Ártico, sino que también pueden ayudarnos a entender cómo y cuándo llegaron los primeros habitantes a Groenlandia.

Un estudio reciente publicado en Science ha secuenciado el genoma de 92 perros, tanto modernos como antiguos, con resultados sorprendentes. Según los autores, los Qimmit no solo forman un grupo genético único, sino que su evolución y distribución reflejan las migraciones de los pueblos inuit en el Ártico. Esto sugiere que estos animales no son meros acompañantes, sino testigos y protagonistas de la historia humana en una de las regiones más inhóspitas del planeta.

Perros que llegaron antes que los colonos europeos

Uno de los hallazgos más destacados del estudio es que los Qimmit actuales descienden de perros introducidos por los inuit desde Canadá, en al menos dos oleadas migratorias distintas. Esta información se obtuvo mediante el análisis de ADN nuclear de individuos que vivieron entre hace 800 años y la actualidad. “Identificamos una población noreste precontacto que no está representada en los conjuntos de datos genómicos humanos”, señalan los investigadores.

Este descubrimiento es relevante porque respalda una hipótesis poco aceptada hasta ahora: que los inuit llegaron a Groenlandia mucho antes de lo que se pensaba, probablemente dos siglos antes del asentamiento de los colonos noruegos. En este sentido, el ADN de los perros confirma y amplía lo que la arqueología y la genética humana han insinuado, ofreciendo una nueva fuente de información para entender el poblamiento del Ártico.

Además, el estudio encontró mínima influencia genética europea en los Qimmit, incluso tras siglos de contacto con colonos daneses y noruegos. Los perros analizados mostraron una sorprendente resistencia a la hibridación, algo que contrasta con otras razas árticas que fueron mezcladas o reemplazadas por perros europeos. Esta pureza genética convierte al Qimmeq en un recurso valioso para conservar una línea canina ancestral, tanto desde el punto de vista evolutivo como cultural.

Distribución geográfica y diversidad genética de los Qimmit a lo largo del tiempo: los genomas analizados incluyen perros precontacto, postcontacto y actuales, destacando la continuidad histórica y la limitada hibridación con lobos y razas europeas. El Distrito de Trineo se delimita en rojo como zona exclusiva de Qimmit. Fuente: Science

Una estructura genética que sigue los dialectos inuit

Los investigadores también observaron que los Qimmit presentan diferenciación genética por regiones, una estructura que refleja las divisiones lingüísticas de la población inuit. Es decir, los perros del este, oeste y norte de Groenlandia se agrupan genéticamente según las áreas donde se hablan los dialectos Kalaallisut, Tunumiit oraasiat e Inuktun, respectivamente.

Esto indica que los movimientos de las personas y los perros estuvieron profundamente ligados. “La estructura poblacional observada en los Qimmit y en los Kalaallit, inuit de Groenlandia, destaca los movimientos compartidos y el aislamiento geográfico”, afirma el artículo. Se trata de un ejemplo de cómo el estudio de los animales domésticos puede arrojar luz sobre la historia humana.

Una de las conclusiones más llamativas es que cada población regional de Qimmit se estableció siglos antes de que surgieran la mayoría de las razas europeas modernas, muchas de las cuales aparecieron durante la era victoriana. Esto sitúa al Qimmeq entre las razas más antiguas que han mantenido continuidad y funcionalidad durante siglos.

Perro de Groenlandia. Fuente: Wikipedia

Diversidad genética, aislamiento y riesgos futuros

El artículo alerta sobre la situación actual de la raza: el número de Qimmit ha disminuido drásticamente, de unos 25.000 en 2002 a solo 13.000 en 2020. A este declive se suma la amenaza del cambio climático, que reduce el hielo necesario para el trineo, y el uso creciente de motonieves, que reemplazan a los perros en su labor tradicional.

Para evaluar la diversidad genética actual, se calcularon métricas como la autozigosidad (FRoH), una medida que refleja el grado de endogamia. Los resultados muestran que algunas poblaciones tienen niveles elevados, especialmente en regiones como el noreste, lo que sugiere una pérdida de diversidad preocupante y posibles riesgos a futuro si se mantiene la reducción del tamaño poblacional.

A pesar de ello, los autores destacan que los Qimmit muestran una estructura genética sana en comparación con otras razas modernas, incluso aquellas que han sido criadas con estrategias selectivas. “Los Qimmit presentan un número mayor de RoHs que las razas con estrategias de cría basadas en pedigrí” . Además, se observa que, en regiones como Tunu, la diversidad ha comenzado a recuperarse en el último siglo gracias a movimientos internos de perros entre poblaciones.

Análisis genético de los Qimmit: los datos muestran diferencias regionales y temporales en su estructura genética, evidencian rutas de migración desde Canadá y revelan altos niveles de endogamia en algunas poblaciones precontacto del noreste de Groenlandia. Fuente: Science

Herencia genética y adaptaciones al Ártico

Más allá de los aspectos históricos, el estudio también analizó qué adaptaciones han permitido a estos perros sobrevivir en condiciones extremas. El genoma del Qimmeq presenta indicios de adaptación a dietas ricas en grasa, tolerancia al dolor y resistencia al frío extremo. Estas características probablemente fueron seleccionadas tanto de forma natural como por los propios inuit a lo largo del tiempo.

Los investigadores explican que, a pesar del aislamiento y del tamaño reducido de la población, la presión selectiva ha favorecido la salud funcional del Qimmeq. Las demandas del entorno ártico y la necesidad de un rendimiento físico elevado como perros de trineo han actuado como filtro natural y artificial. Es decir, solo los perros capaces de rendir en estas condiciones eran utilizados y reproducidos, un proceso que ha moldeado su genoma de forma única.

En palabras del artículo, “la supervivencia en el Ártico y el rendimiento como perro de trineo han sido las presiones principales que han dado forma a los perros” . Este tipo de estudios paleogenómicos no solo permiten conocer el pasado, sino también diseñar estrategias de conservación adaptadas al presente, teniendo en cuenta la singularidad genética de estos animales.

Un espejo canino para entender la historia inuit

Uno de los aspectos más originales del estudio es cómo utiliza a los perros como fuente indirecta para reconstruir la historia humana. En muchas regiones del Ártico, los registros arqueológicos o genéticos humanos son escasos o están fragmentados. Sin embargo, los Qimmit han acompañado a los inuit desde su llegada a Groenlandia, y su ADN conserva huellas de aquellos movimientos.

Gracias a los análisis genómicos, se ha podido confirmar que los asentamientos inuit se produjeron en tres grandes fases. El modelo que mejor encaja con los datos sugiere una primera llegada a Avanersuaq hace unos 1.164 años, seguida poco después por la expansión al noreste, y más tarde por la ocupación de las regiones de Tunu y Kitaa. Esta cronología no solo amplía el conocimiento sobre los inuit, sino que también plantea que su llegada pudo ser incluso anterior a lo que se creía hasta ahora.

El artículo subraya que “nuestro estudio genético sobre la divergencia de los Qimmit del noreste frente a otras regiones de Groenlandia y Canadá arroja luz sobre la historia de sus homólogos humanos” . En otras palabras, el perro no solo fue compañero, sino también testigo de una epopeya humana que aún se está desentrañando.

Referencias

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