La caca, aunque pueda parecer un tema poco atractivo, es un aspecto fundamental de la biología humana y animal. No solo es un proceso necesario para la eliminación de desechos, sino que también está cargado de curiosidades culturales, históricas y científicas. A través de este artículo, exploraremos las peculiaridades de las heces, desde su composición hasta sus implicaciones en la salud y la cultura, pasando por el fascinante mundo de los trasplantes fecales y la vida en el espacio.
Todos hacemos caca
Rituales culturales relacionados con la defecación
La defecación es un acto universal que ha dado lugar a diversos rituales culturales en todo el mundo. Desde tiempos ancestrales, diferentes civilizaciones han desarrollado prácticas específicas alrededor de este proceso natural. En algunas culturas, existen ceremonias que marcan la transición de un niño al uso del baño, mientras que en otras, la privacidad y el respeto durante la defecación son de suma importancia. Estos rituales no solo reflejan las normas higiénicas de cada sociedad, sino también su relación con el cuerpo y la naturaleza.
En países como Japón, la tecnología de los inodoros ha evolucionado para proporcionar una experiencia casi ritualística, con asientos calefaccionados y música relajante para crear un ambiente cómodo. En contraste, en algunas regiones rurales de India, la defecación al aire libre sigue siendo una práctica común, a pesar de los esfuerzos gubernamentales por mejorar las condiciones sanitarias.
La percepción de la caca y su manejo también varía según las creencias religiosas y espirituales. En ciertas tradiciones, la defecación se considera un acto que debe realizarse con respeto por la tierra, mientras que en otras, se asocia con la purificación del cuerpo. Estos rituales culturales no solo nos enseñan sobre la diversidad de prácticas humanas, sino que también nos invitan a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza y el entorno.
La frecuencia normal de defecación
La frecuencia con la que una persona debe defecar es un tema que a menudo genera confusión y mitos. Muchas personas creen erróneamente que es necesario hacerlo diariamente para estar saludables. Sin embargo, los gastroenterólogos afirman que una frecuencia normal puede variar entre tres veces al día y tres veces por semana, siempre que las heces sean de consistencia adecuada. La regularidad es más importante que la frecuencia exacta, y cualquier cambio repentino en los hábitos intestinales debe ser motivo de atención.
El estreñimiento, una condición común, puede ser causado por diversos factores como una dieta baja en fibra, deshidratación, falta de ejercicio o incluso el estrés. Adoptar un estilo de vida saludable, que incluya una dieta rica en frutas y verduras y una buena hidratación, suele ser suficiente para prevenir este problema. Sin embargo, si el estreñimiento persiste, podría ser indicativo de una afección médica subyacente más seria.
Por otro lado, la diarrea frecuente puede ser un signo de infecciones virales o bacterianas, o de enfermedades crónicas como el síndrome del intestino irritable. En ambos casos, es esencial prestar atención a los cambios en los hábitos de defecación, ya que pueden proporcionar pistas valiosas sobre la salud intestinal. La consulta médica oportuna es crucial para identificar y tratar cualquier problema de salud que pueda estar presente.

¿Qué es la caca?
Composición: agua y biomasa bacteriana
La caca, a menudo vista simplemente como un desecho, es en realidad un complejo producto de la digestión que refleja el estado de nuestro sistema gastrointestinal. En su composición, las heces son principalmente agua, representando aproximadamente el 75% de su contenido total. Este alto contenido de agua es esencial para facilitar su paso a través del intestino y su eventual eliminación.
El resto de la caca está compuesto por biomasa bacteriana, que puede constituir entre el 25% y el 54% del peso seco de las heces. Esta biomasa incluye tanto bacterias vivas como muertas, que desempeñan un papel crucial en la digestión y la salud intestinal. Las bacterias del intestino ayudan a descomponer los alimentos no digeridos y a sintetizar vitaminas esenciales, contribuyendo así al bienestar general del organismo.
Además de agua y bacterias, la caca contiene fibras no digeridas, proteínas, grasas y células epiteliales muertas del tracto gastrointestinal. Estos componentes varían en función de la dieta y el estado de salud de cada individuo.
El color y la forma de las heces
El color y la forma de las heces son indicadores importantes de la salud intestinal. El color marrón característico de la caca se debe a la presencia de un pigmento llamado estercobilina, que se forma a partir de la bilirrubina durante la digestión. Sin embargo, las heces pueden adoptar otros colores, que pueden reflejar diferentes condiciones de salud.
Por ejemplo, las heces negras pueden indicar sangrado en el tracto gastrointestinal superior, mientras que las heces blancas o grises pueden sugerir problemas hepáticos o biliares. Las heces verdes pueden ser el resultado de una dieta rica en vegetales de hoja verde o de un tránsito intestinal rápido. Cada cambio de color puede proporcionar pistas sobre la salud interna y debe ser evaluado por un profesional de la salud si persiste.
La forma de las heces también es significativa y se clasifica comúnmente utilizando la escala de heces de Bristol. Esta escala identifica siete tipos diferentes de heces, que van desde trozos duros y separados hasta heces completamente líquidas. La forma ideal es una salchicha suave y fácil de expulsar, lo cual indica un tránsito intestinal saludable. Cualquier desviación de esta forma puede ser un signo de problemas digestivos que requieren atención.

¿Por qué la caca huele mal?
El olor característico de la caca, a menudo desagradable, es una consecuencia natural de los procesos digestivos y la acción de las bacterias intestinales. Aunque el olor puede variar según la dieta y la salud de cada individuo, ciertos compuestos químicos son responsables del mal olor comúnmente asociado con las heces. Estos compuestos son productos de la descomposición de los alimentos y de la actividad bacteriana.
Uno de los compuestos más notables es el sulfuro de hidrógeno, que recuerda al olor de los huevos podridos y se produce durante la digestión de proteínas. Otros compuestos, como el indol y el escatol, también contribuyen al aroma característico de las heces. Estos químicos se generan cuando las bacterias intestinales descomponen ciertos aminoácidos y son responsables de los olores intensos y penetrantes.
El mal olor de la caca no solo es un subproducto de la digestión, sino que también cumple una función evolutiva. El olor desagradable actúa como un mecanismo de defensa natural, disuadiendo a los humanos y otros animales de entrar en contacto con las heces, que pueden ser portadoras de patógenos y enfermedades. Así, el mal olor es tanto un subproducto de la digestión como una medida de protección biológica.
Indol y escatol en las heces
El indol y el escatol son dos compuestos químicos presentes en las heces que contribuyen significativamente a su olor característico. Ambos se producen durante la descomposición de los aminoácidos en el intestino y son responsables de los olores fuertes y característicos de las heces. Aunque estos compuestos son conocidos por su mal olor, también tienen aplicaciones sorprendentes en otros campos.
El indol, por ejemplo, se encuentra no solo en las heces, sino también en el alquitrán de hulla y en ciertos aromas florales. En bajas concentraciones, se utiliza en la industria del perfume para añadir una nota floral a las fragancias. Su presencia en las heces es un recordatorio de cómo las mismas moléculas pueden tener roles muy diferentes dependiendo del contexto en el que se encuentren.
El escatol, por otro lado, es un producto de descomposición del aminoácido triptófano y es conocido por su olor fétido. Al igual que el indol, el escatol se utiliza en la industria del perfume para proporcionar una nota terrosa a las fragancias. La dualidad de estos compuestos, que son tanto repulsivos como útiles, ilustra la complejidad de la química de las heces y su impacto en nuestra percepción del olor.

¿Desde cuándo hacemos caca en el inodoro?
El invento de John Harington
El inodoro moderno, tal como lo conocemos hoy en día, tiene sus raíces en el siglo XVI, gracias al ingenio de John Harington, un poeta e inventor inglés. En 1596, Harington diseñó el primer inodoro de enjuague, que llamó "Ajax", un juego de palabras con "jakes", un término coloquial para referirse a los baños de la época. Este invento innovador no solo mejoró la higiene, sino que también marcó el comienzo de una nueva era en el saneamiento doméstico.
El diseño de Harington incluía una cisterna que liberaba agua para limpiar el inodoro, una característica que se ha mantenido en los diseños modernos. Aunque su invento no fue ampliamente adoptado en su tiempo, atrajo la atención de la reina Isabel I, quien quedó tan impresionada que ordenó instalar uno en su palacio. A pesar de su éxito inicial, el inodoro de Harington no se popularizó hasta varios siglos después.
El perfeccionamiento del inodoro continuó en el siglo XVIII, cuando inventores como Alexander Cummings y Joseph Bramah introdujeron mejoras significativas en el diseño de Harington, como la válvula de sifón y el sistema de evacuación. Estas innovaciones hicieron que el inodoro fuera más eficiente y accesible, allanando el camino para su adopción generalizada en los hogares de todo el mundo. Hoy en día, el inodoro es un elemento esencial de la vida moderna, gracias a pioneros como Harington.

Los inconvenientes de hacer caca en el váter
Postura adecuada para defecar
Aunque el inodoro moderno ha mejorado significativamente la higiene y la comodidad, la postura que adoptamos al usarlo no es la más natural ni la más saludable para el cuerpo humano. Sentarse en un ángulo de 90 grados, como es común en los inodoros occidentales, puede dificultar el proceso de defecación y contribuir a problemas como el estreñimiento y las hemorroides.
La postura ideal para defecar es aquella que se asemeja a la posición de cuclillas, que permite un ángulo de aproximadamente 35 grados entre el torso y las piernas. Esta posición facilita la alineación del recto con el colon, reduciendo la necesidad de esfuerzo y permitiendo una evacuación más completa y eficiente. En algunas culturas, como en varios países de Asia, la defecación en cuclillas es la norma, y se ha observado que estas poblaciones tienen menos problemas de salud intestinal.
Para quienes utilizan inodoros occidentales, se recomienda el uso de un pequeño taburete para elevar los pies y simular la postura de cuclillas. Esta simple modificación puede mejorar significativamente la experiencia de defecación y reducir el riesgo de problemas de salud relacionados. La comprensión de la importancia de la postura adecuada es un paso esencial hacia la promoción de la salud intestinal y el bienestar general.

¿Hay una mejor manera de hacer caca?
Aspectos de salud intestinal
La salud intestinal es un aspecto crucial del bienestar general, y la forma en que defecamos puede tener un impacto significativo en ella. Los estudios han demostrado que la postura y los hábitos de defecación pueden influir en la salud del colon y en la prevención de enfermedades digestivas. Adoptar prácticas saludables puede mejorar no solo la eficiencia de la defecación, sino también la calidad de vida en general.
El esfuerzo excesivo durante la defecación puede dañar los tejidos blandos del recto y aumentar el riesgo de afecciones como las hemorroides y el prolapso rectal. Además, el esfuerzo regular y prolongado puede elevar la presión arterial y aumentar el riesgo de eventos cardiovasculares. Por lo tanto, es esencial prestar atención a la postura y minimizar el esfuerzo durante la defecación para proteger la salud intestinal y cardiovascular.
La incorporación de una dieta rica en fibra, una adecuada hidratación y el ejercicio regular son prácticas recomendadas para mantener la salud intestinal. Estos hábitos no solo facilitan una defecación regular y sin esfuerzo, sino que también promueven una flora intestinal equilibrada y un sistema digestivo saludable.

Trasplantes fecales para restaurar la flora intestinal
Los trasplantes fecales, también conocidos como trasplantes de microbiota fecal, han emergido como una innovadora técnica médica para restaurar la flora intestinal en pacientes con desequilibrios severos. Este procedimiento implica la transferencia de heces de un donante sano al intestino del paciente, con el objetivo de reintroducir bacterias beneficiosas y restablecer un microbioma saludable.
El uso más común de los trasplantes fecales es en el tratamiento de infecciones recurrentes por Clostridioides difficile, una bacteria que puede causar diarrea severa y colitis. Los antibióticos tradicionales a menudo no son efectivos contra esta infección, y los trasplantes fecales han demostrado ser una alternativa eficaz para restablecer el equilibrio bacteriano y prevenir recurrencias.
Además de su uso en infecciones bacterianas, los investigadores están explorando el potencial de los trasplantes fecales en el tratamiento de otras afecciones, como el síndrome del intestino irritable, la enfermedad inflamatoria intestinal y trastornos metabólicos. Aunque aún se encuentra en etapas de investigación, esta técnica promete ofrecer nuevas oportunidades para mejorar la salud intestinal y tratar una variedad de condiciones médicas.

Resistencia a los antibióticos y contaminación fecal
La resistencia a los antibióticos es una preocupación creciente a nivel mundial, y la contaminación fecal juega un papel significativo en su propagación. Las heces humanas y animales a menudo contienen bacterias resistentes a los antibióticos, que pueden liberarse en el medio ambiente a través de aguas residuales y otros desechos. Esta liberación contribuye a la propagación de genes de resistencia y representa un desafío importante para la salud pública.
Las plantas de tratamiento de aguas residuales son una fuente crítica de contaminación fecal, ya que el efluente tratado puede contener bacterias resistentes que se liberan en cuerpos de agua. Estudios recientes han destacado la importancia de mejorar las prácticas de tratamiento de aguas residuales para reducir la liberación de genes de resistencia y proteger los ecosistemas acuáticos y la salud humana.
El manejo adecuado de los desechos fecales y la implementación de tecnologías de tratamiento avanzadas son esenciales para mitigar el impacto de la contaminación fecal en la resistencia a los antibióticos. Además, la concienciación sobre el uso responsable de los antibióticos en la medicina y la agricultura es crucial para frenar la propagación de la resistencia y preservar la eficacia de estos medicamentos vitales.

La caca en el espacio
Excrementos humanos en la Luna
La exploración espacial ha llevado a los humanos más allá de los confines de la Tierra, y con ellos, sus desechos. Durante las misiones Apolo a la Luna, los astronautas dejaron no solo huellas, sino también bolsas de excrementos en la superficie lunar. Neil Armstrong y Buzz Aldrin, los primeros humanos en pisar la Luna, depositaron varias bolsas de caca como parte de las medidas para aligerar el peso de la nave al regresar a la Tierra.
Estas bolsas de excrementos permanecen en la Luna como un recordatorio de la presencia humana y plantean preguntas interesantes sobre la preservación de la historia espacial y el impacto de los desechos humanos en otros cuerpos celestes. A medida que la exploración espacial avanza, la gestión de los desechos se convierte en un desafío importante para las agencias espaciales, que deben equilibrar la ciencia, la ética y la sostenibilidad.
La presencia de caca en la Luna también ofrece una oportunidad única para estudiar la degradación de los desechos humanos en un entorno extraterrestre. Los científicos están interesados en investigar cómo las condiciones extremas de la Luna afectan a los microbios y los materiales orgánicos, lo que podría proporcionar información valiosa para futuras misiones espaciales de larga duración.
¿Cómo hacen caca los astronautas?
Defecar en el espacio es un desafío logístico considerable debido a la falta de gravedad y las limitaciones del entorno espacial. Los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI) utilizan inodoros especialmente diseñados que emplean sistemas de succión para recoger los desechos sólidos y líquidos. Estos inodoros están equipados con correas y soportes para mantener a los astronautas en su lugar mientras realizan sus necesidades.
El sistema de succión es esencial para evitar que los desechos floten libremente en la cabina, lo que podría causar problemas de contaminación y salud. Una vez recogidos, los desechos sólidos se almacenan en recipientes sellados que se eliminan periódicamente durante las misiones de reabastecimiento. Los desechos líquidos, por otro lado, se reciclan en el sistema de soporte vital de la EEI para producir agua potable.
La gestión de los desechos en el espacio es un aspecto crítico de las misiones espaciales, ya que afecta la salud, la comodidad y la moral de los astronautas. A medida que la humanidad se prepara para misiones más largas y ambiciosas, como el viaje a Marte, el desarrollo de tecnologías avanzadas para el manejo de desechos será fundamental para garantizar el éxito de estas misiones y la sostenibilidad de la vida en el espacio.

¿Por qué nos disgusta la caca?
Raíces evolutivas y prevención de enfermedades
El disgusto hacia la caca es una reacción casi universal entre los humanos, y sus raíces se encuentran en la evolución. Desde una perspectiva evolutiva, el rechazo a las heces tiene sentido, ya que estas pueden ser portadoras de patógenos que causan enfermedades. Esta aversión innata ha sido seleccionada a lo largo del tiempo como un mecanismo de defensa para protegernos de infecciones bacterianas, fúngicas y parasitarias.
El cerebro humano ha desarrollado una respuesta de disgusto ante el olor y la apariencia de las heces, lo que nos impulsa a evitarlas y minimizar el riesgo de exposición a agentes patógenos. Este comportamiento es parte de lo que se conoce como el sistema inmunológico conductual, que complementa el sistema inmunológico físico al prevenir el contacto con fuentes potenciales de infección.
La respuesta de disgusto hacia la caca no solo es observable en los humanos, sino también en otras especies animales, lo que sugiere que es un rasgo adaptativo común en el reino animal. Al comprender las raíces evolutivas de esta aversión, podemos apreciar cómo la naturaleza ha moldeado nuestro comportamiento para protegernos de las amenazas invisibles presentes en nuestro entorno.

Producción diaria de heces
¿Cuánta caca produce una persona diariamente?
La producción diaria de heces es un proceso natural y esencial para el funcionamiento del cuerpo humano. En promedio, una persona produce entre 100 y 250 gramos de heces al día, aunque esta cantidad puede variar según la dieta, la actividad física y el estado de salud. La producción de heces es el resultado de la digestión de los alimentos y la eliminación de desechos no absorbidos por el intestino.
Los hábitos intestinales pueden diferir significativamente entre individuos, y lo que se considera normal puede variar ampliamente. Algunas personas pueden defecar varias veces al día, mientras que otras lo hacen solo unas pocas veces a la semana. Lo importante es que la defecación sea regular y sin esfuerzo, lo que indica un sistema digestivo saludable.
La cantidad y la calidad de las heces pueden proporcionar información valiosa sobre la salud intestinal. Cambios en el color, la consistencia o la frecuencia de las heces pueden ser indicativos de problemas digestivos o enfermedades subyacentes. Por lo tanto, es importante prestar atención a estos cambios y buscar atención médica si se presentan síntomas persistentes o preocupantes.
¿Cuánta caca produce una persona en toda su vida?
A lo largo de una vida promedio, una persona produce una cantidad sorprendente de heces. Basándonos en una producción diaria de aproximadamente 150 gramos, una persona puede generar alrededor de 54 kilogramos de heces al año. Si consideramos una esperanza de vida promedio de 80 años, la producción total de heces durante una vida puede superar los 4.300 kilogramos.
Esta cantidad es equivalente al peso de un automóvil pequeño, lo que pone en perspectiva la magnitud de los desechos que el cuerpo humano procesa y elimina a lo largo del tiempo. La producción de heces es un recordatorio de la eficiencia del sistema digestivo y su capacidad para manejar grandes volúmenes de alimentos y desechos.
La gestión de estos desechos es un aspecto importante de la salud pública, ya que el saneamiento inadecuado puede conducir a la contaminación del agua y la propagación de enfermedades. Por lo tanto, es esencial contar con infraestructuras adecuadas para el tratamiento y la eliminación segura de los desechos humanos, tanto a nivel individual como comunitario.

Comparaciones curiosas
¿Cuánto tarda de media un animal en defecar?
La defecación es un proceso que, sorprendentemente, es bastante uniforme entre diferentes especies animales. Un estudio publicado en la revista Soft Matter encontró que, independientemente del tamaño del animal, el tiempo promedio para defecar es de aproximadamente 12 segundos. Esta similitud se observa tanto en pequeños roedores como en grandes mamíferos, como elefantes y osos panda.
La explicación detrás de este fenómeno radica en la hidrodinámica de la defecación, que permite a los animales expulsar sus heces de manera eficiente. El tiempo de defecación está influenciado por factores como la viscosidad de las heces, la presión ejercida por el intestino y la longitud del tracto intestinal. A pesar de las diferencias en el tamaño y la dieta de los animales, estos factores se combinan para producir un tiempo de defecación sorprendentemente constante.
Esta uniformidad en el tiempo de defecación destaca la eficiencia de los procesos biológicos en el reino animal y subraya la importancia de la adaptación evolutiva en la optimización de funciones corporales esenciales. La comprensión de estos procesos no solo es fascinante desde una perspectiva científica, sino que también puede ofrecer ideas para mejorar la gestión de desechos en diferentes contextos.

Los perezosos y su particular forma de defecar
Los perezosos, conocidos por su estilo de vida lento y pausado, tienen un enfoque único y curioso para la defecación. A diferencia de la mayoría de los mamíferos, los perezosos solo defecan una vez a la semana, lo que representa un evento significativo en su rutina. Cuando llega el momento, descienden de los árboles para realizar su "baile de caca", un movimiento característico que les ayuda a crear un pequeño agujero en el suelo para depositar sus excrementos.
Este comportamiento inusual tiene varias funciones. Al defecar en el suelo, los perezosos fertilizan el área circundante, lo que beneficia a las plantas de las que dependen para alimentarse. Además, el baile de caca puede ayudar a los perezosos a eliminar parásitos intestinales y mantener la salud del tracto digestivo. Sin embargo, este proceso también los hace vulnerables a los depredadores, ya que deben abandonar la seguridad de los árboles.
El comportamiento de defecación de los perezosos es un ejemplo fascinante de cómo las adaptaciones evolutivas pueden influir en los hábitos y comportamientos de los animales. Estudiar estas adaptaciones nos ayuda a comprender mejor las complejidades de la vida animal y la diversidad de estrategias que las especies han desarrollado para sobrevivir y prosperar en sus entornos naturales.

Problemas de salud pública y acceso a inodoros
El acceso a inodoros y saneamiento adecuado es un desafío importante en muchas partes del mundo, y su falta puede tener graves consecuencias para la salud pública. Según las Naciones Unidas, más de 4.200 millones de personas carecen de acceso a instalaciones sanitarias seguras en sus hogares, lo que resulta en la eliminación inadecuada de desechos humanos. Esta situación contribuye a la contaminación del agua y a la propagación de enfermedades infecciosas.
La falta de acceso a inodoros y agua potable afecta desproporcionadamente a las comunidades más pobres y vulnerables, donde las tasas de mortalidad infantil y enfermedades transmitidas por el agua son significativamente más altas. Mejorar el acceso a instalaciones sanitarias es esencial para prevenir brotes de enfermedades y mejorar la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo.
Las soluciones a estos problemas incluyen la construcción de infraestructuras de saneamiento adecuadas, la educación sobre prácticas de higiene y la implementación de tecnologías de tratamiento de aguas residuales. Las organizaciones internacionales y los gobiernos locales desempeñan un papel crucial en la promoción de estas iniciativas y en la mejora de las condiciones de vida de las comunidades afectadas. El acceso al saneamiento es un derecho humano fundamental, y garantizar su disponibilidad es esencial para el desarrollo sostenible y la salud global.

Expresiones culturales y desaprobación
Uso en varios países de habla hispana
El término "caca" y sus equivalentes en otros idiomas son utilizados en diversos contextos culturales y lingüísticos, a menudo con connotaciones de desaprobación o humor. En los países de habla hispana, la palabra "caca" se emplea comúnmente en el lenguaje coloquial, especialmente entre niños, para referirse a las heces de manera ligera o jocosa. Este uso refleja la tendencia humana a desdramatizar o suavizar temas que pueden resultar incómodos.
En países como España, Colombia, Perú y Venezuela, la palabra "caca" se utiliza no solo para describir los desechos corporales, sino también como una expresión de desaprobación o desagrado. Por ejemplo, decir que algo "es una caca" puede significar que es de mala calidad o desagradable. Este uso extendido en el lenguaje cotidiano demuestra cómo las palabras relacionadas con la defecación pueden adquirir significados simbólicos y emocionales más allá de su definición literal.

Contexto coloquial e infantil
El uso de la palabra "caca" es especialmente común en el contexto infantil, donde se emplea para enseñar a los niños sobre el control de esfínteres y la higiene personal. Los padres y educadores utilizan este término de manera lúdica y accesible para ayudar a los niños a comprender y aceptar el proceso de defecación como una parte normal de la vida diaria. Este enfoque ayuda a reducir el miedo o la vergüenza que los niños pueden sentir al abordar temas relacionados con el cuerpo.
Además, las expresiones relacionadas con la "caca" se utilizan en juegos y canciones infantiles, lo que permite a los niños familiarizarse con el concepto de manera divertida y educativa. Este uso coloquial fomenta un ambiente positivo y de apoyo, donde los niños pueden aprender sobre su cuerpo y sus funciones sin estigmas ni tabúes.
En el ámbito del desarrollo infantil, el lenguaje relacionado con la "caca" también puede ser una herramienta para enseñar a los niños sobre la responsabilidad y la independencia. A medida que los niños aprenden a cuidar de sí mismos y a usar el baño de manera autónoma, el lenguaje lúdico y accesible les ayuda a desarrollar una relación saludable con su cuerpo y sus necesidades fisiológicas.
Referencias:
- Stephen, A. M., & Cummings, J. H. (1980). The microbial contribution to human faecal mass. Journal of Medical Microbiology, 13(1), 45-56.
- Lewis, S. J., & Heaton, K. W. (1997). Stool form scale as a useful guide to intestinal transit time. Scandinavian Journal of Gastroenterology, 32(9), 920-924.
- Brandl, K., & Schnabl, B. (2017). Intestinal microbiota and liver disease. Gut Microbes, 8(3), 201-215.
- Kassam, Z., et al. (2013). Fecal transplant via colonoscopy for recurrent Clostridium difficile infection. Archives of Internal Medicine, 172(2), 195-197.
- Ling, A., et al. (2015). Aerodynamic characteristics and hydrodynamic efficiency of defecation in mammals. Soft Matter, 11(21), 4327-4335.