¿Y si Elon Musk fuera el creador de Bitcoin? La historia secreta que conecta SpaceX con Nakamoto

Un exbecario de SpaceX asegura tener la clave sobre la identidad de Satoshi Nakamoto, el enigmático creador del Bitcoin.
¿El inventor del Bitcoin vivía entre nosotros? La historia jamás contada de un genio oculto tras un seudónimo
¿El inventor del Bitcoin vivía entre nosotros? La historia jamás contada de un genio oculto tras un seudónimo. Foto: Istock/Christian Pérez

Durante más de una década, el nombre de Satoshi Nakamoto ha sido sinónimo de misterio en el mundo digital. La sola mención de este seudónimo despierta pasiones, teorías, debates acalorados y una fascinación que trasciende el ámbito tecnológico. Nakamoto es el arquitecto invisible del bitcoin, la figura espectral que lanzó al mundo una de las ideas más radicales de nuestro tiempo: una moneda digital sin bancos, sin gobiernos, sin intermediarios. Pero, después de marcar el rumbo de una revolución, desapareció. Y con su silencio, dio paso al mayor enigma de la era de Internet.

En el epicentro de esa intriga están no solo las pistas técnicas, los fragmentos de código y los foros enterrados, sino también los cientos de sospechosos que, año tras año, han sido señalados como el verdadero rostro detrás del mito. Y entre todos ellos, uno de los nombres más repetidos —y más discutidos— es el de Elon Musk. Para algunos, el empresario sudafricano encarna el perfil perfecto: un genio con una visión futurista, conocimientos en criptografía y una capacidad casi sobrehumana para liderar proyectos imposibles. Para otros, es una teoría extravagante, una distracción mediática que carece de base sólida.

El capítulo que presentamos a continuación ahonda precisamente en esta posibilidad, siguiendo los pasos de Sahil Gupta, un exbecario de SpaceX que ha dedicado años a recopilar indicios y a construir una argumentación tan obsesiva como meticulosa. Lo que comienza como una corazonada acaba tomando forma de cruzada personal, en un recorrido donde se mezclan confidencias ambiguas, blogs virales, detalles de estilo tipográfico y teorías que rozan lo conspirativo.

Este texto no es un ensayo más sobre criptomonedas. Es una pieza de periodismo narrativo que explora los límites de la identidad, el poder del anonimato y la necesidad, profundamente humana, de ponerle rostro a los mitos. En exclusiva, dejamos al lector con el primer capítulo del libro Mr. Nakamoto, de Benjamin Wallace, publicado por la editorial Pinolia. Una historia fascinante que conecta Silicon Valley con las sombras más enigmáticas de la historia reciente.

Una leyenda en toda regla, escrito por Benjamin Wallace

Dieciocho meses antes, en la Nochevieja de 2021, había recibido un correo electrónico con el siguiente asunto: «Nueva información sobre Satoshi». Desde que escribí el artículo para Wired, me encontraba periódicamente con correos electrónicos como este. El bitcoin, y la industria más amplia de las criptomonedas que generó, era todavía tan reciente que bastaba con haber invertido algo en 2017 como para que te consideran un veterano; por eso, los periodistas que habían cubierto la historia en sus primeros años eran ya expertos consagrados y objetivos naturales para cualquiera que tuviera una teoría sobre Satoshi que vender. Y siempre había alguien vendiendo una nueva teoría sobre Satoshi. Por lo general, prestaba poca atención a estos correos. Las noticias sobre Nakamoto reavivaban una fugaz esperanza de descubrir algo nuevo, pero inevitablemente resultaban poco convincentes. Ya me había acostumbrado a la idea de un misterio sin solución. Además, este correo electrónico en particular no me inspiraba confianza porque no estaba firmado. De todos modos, hice clic para abrirlo. No había texto, sino solo un enlace que conducía a una entrada de blog titulada «Soy el becario de SpaceX que especuló con la idea de que Satoshi es Elon Musk. Hay más en esta historia». El autor, Sahil Gupta, había provocado un ligero revuelo en Internet cuatro años antes con otra publicación en la que argumentaba que Musk era «probablemente» Nakamoto.

Ahora presentaba más pruebas: el relato de una interacción que había tenido con el jefe de gabinete de Musk, Sam Teller. Parecía algo intrascendente y ambiguo, así que no respondí.

Dos días después, recibí otro correo electrónico sin firmar desde la misma dirección. Este contenía un enlace a una página de GitHub, un sitio web donde los programadores de software comparten su trabajo, con un análisis detallado del caso de Gupta sobre Musk como Nakamoto. Tal vez porque Musk era ya un personaje fijo en las noticias, durante las semanas siguientes estuve dándole vueltas a la teoría de Gupta. No sabía qué pensar sobre sus argumentos, que se movían entre la ambigüedad y la especialización técnica. Finalmente, escribí a Gupta, que era quien claramente me había enviado los correos. Después de todo parecía que me había escogido para ampliar su historia.

—Gracias por contestar a mi mensaje —comenzó Sahil—. He enviado correos a cientos de periodistas.

La sorprendente teoría que relaciona a Elon Musk con el nacimiento de Bitcoin
La sorprendente teoría que relaciona a Elon Musk con el nacimiento de Bitcoin. Foto: Istock/Christian Pérez

Estaba en su casa, cerca de San José, y hablábamos por videollamada. Llevaba una camiseta de color magenta y auriculares plateados y en su rostro se dibujaba la sombra de una barba.

—Es increíble lo negativa que es la caricatura que se han hecho de Musk —continuó Sahil, con una energía inquieta—. Piensan que montó una empresa de cohetes y otra de coches por casualidad.

Sahil describió entonces cómo había llegado a descubrir la verdadera identidad de Nakamoto.

En 2015, cuando Sahil era estudiante universitario en Yale, estaba impresionado por lo que hacía SpaceX, así que consiguió unas prácticas de verano escribiendo software de gestión de inventario en su fábrica de cohetes en Hawthorne, California.

—Fue una experiencia increíble —recordó Sahil.

Musk estaba en la oficina unos tres días a la semana, y Sahil lo veía de vez en cuando por los pasillos. Después de un «desmontaje rápido no programado», el término que utilizaba la empresa para referirse a la explosión de uno de sus cohetes, Sahil estuvo presente cuando Musk pronunció un discurso sobre cómo SpaceX sería capaz de mejorar la tecnología para solucionar el problema.

—Un discurso realmente inspirador —me comentó Sahil.

Fue después de que terminara sus prácticas cuando estableció la conexión con bitcoin. Sahil se estaba especializando en Informática y, para su tesis de fin de carrera, colaboró con otros dos estudiantes para proponer una moneda digital del banco central llamada Fedcoin. «¿Y si Estados Unidos pudiera mejorar el dólar tomando los mejores aspectos del bitcoin?», explicaba. En los agradecimientos del trabajo se mencionaba a «Satoshi Nakamoto por ser una auténtica leyenda».4 Mientras investigaba para la tesis, Sahil se empapó de literatura sobre criptomonedas, empezando por el documento técnico de nueve páginas en el que Nakamoto describió el bitcoin por primera vez. En aquel momento, Sahil supo que la verdadera identidad de Nakamoto era un famoso misterio, y, cuando leyó los escritos del creador del bitcoin, su similitud con el lenguaje que empleaba Musk le llamó la atención. Ambos hablaban de razonamiento de «orden de magnitud» y usaban la palabra maldito. Ambos argumentaban partiendo de primeros principios. Nakamoto hablaba del dinero de forma conceptual, como hizo Musk cuando era ejecutivo en PayPal a principios de la década de 2000. Sahil descubrió que Musk, al igual que Nakamoto, tenía experiencia de programación en el lenguaje C++ y conocimientos sobre economía y criptografía. Nakamoto también había demostrado una especie de abnegación impulsada por una misión.

—Así es Musk —me dijo Sahil.

A partir de todas esas similitudes, empezó a preguntarse: ¿podría ser que el inventor del bitcoin haya estado delante de nosotros todo este tiempo, oculto tras el resplandor de su propia celebridad?

Cuando Sahil se graduó en la universidad, decidió que quería trabajar directamente para Musk, en la oficina del director ejecutivo. Después de enviar varios correos electrónicos a Musk, consiguió una entrevista telefónica con Teller, el jefe de gabinete. Sahil le habló a Teller sobre su formación académica, pero este le dijo que no era un buen candidato, pues estaban buscando un asistente administrativo. Además le comentó que con su experiencia estaba capacitado para fundar su propia empresa.

—Fue un buen consejo —dijo Sahil.

Cuando la conversación estaba llegando a su fin, Sahil decidió arriesgarse: «¿Es Elon Satoshi?».

—Teller guardó silencio durante unos quince segundos. Y luego contestó: «Bueno, ¿qué puedo decir?». Esa respuesta me pareció una buena pista. Para mí, estaba bastante claro, al verse sorprendido por mi pregunta, Teller me dio una contestación bastante reveladora —me contó Sahil.

Meses después, Sahil escribió su entrada de blog «Elon Musk probablemente inventó el bitcoin». Omitió el contenido de su conversación privada con Teller, pero describió los paralelismos que había encontrado. Y argumentó que la comunidad bitcoin, que había estado dividida por las disputas sobre si la tecnología debía abrirse al público general y cómo tenía que hacerse, se beneficiaría del regreso de su fundador para guiarla. Algunos blogs de criptomonedas recogieron la teoría de Sahil y Bloomberg News la cubrió.5 El propio Musk tuiteó: «No es cierto.6 Un amigo me envió parte de un [bitcoin] hace unos años, pero no sé dónde está». Finalmente Sahil acabó trabajando para Musk, pues fue contratado en 2018 para ayudar a codificar el software en la nube de Tesla. Durante el aumento de la producción del Model 3, le pareció emocionante y fascinante ver cómo Musk, desafiando las normas de la industria, ubicaba a los ingenieros de software compartiendo espacio con los trabajadores de producción. Musk perseveró en su idea a pesar del escepticismo. Sahil me comentó que su teoría acerca de que Elon era Satoshi no le causó problemas durante su trabajo en Tesla.

—Fui sincero sobre mi postura. Realmente considero que Elon es comparable a Benjamin Franklin. Creo que mi jefe me preguntó una vez sobre mi teoría.

Con el tiempo, Sahil se marchó para montar su propia empresa, dedicada al modelado virtual en 3D para sitios como Shopify. Pero, a medida que pasaban los años y él iba atando cabos, su creencia de que Musk era Nakamoto se convirtió en una convicción. Se encontró con algo que Luke Nosek, cofundador de PayPal, había dicho una vez mientras hablaba en un panel en Davos:7 el objetivo original de la empresa era desarrollar una moneda libre de bancos. Sahil recibió el soplo de que Musk, al igual que Nakamoto, tenía la costumbre de introducir dos espacios después de un punto en sus escritos. Un colega mencionó que Musk volaba regularmente desde y hacia el aeropuerto de Van Nuys, lo que coincidía inquietantemente con quizá el único fallo de seguridad que Nakamoto había cometido: al principio de la historia del bitcoin, un correo electrónico de Nakamoto a otro desarrollador de software reveló inadvertidamente una dirección IP8 en el norte de Los Ángeles. Sahil se enteró de que los primeros programadores del bitcoin consideraban a Satoshi un «mandón», y Musk ciertamente lo era. ¿Y cuál era el sello distintivo de Musk antes de la era Twitter? Enfrentarse a retos imposibles: hacer que los coches eléctricos resultaran atractivos; hacer aterrizar un cohete sobre una plataforma marina.

A finales de 2021, Sahil decidió que había llegado el momento de hacer otro esfuerzo público. Nakamoto era ahora visto casi universalmente como un genio benevolente, y Sahil sintió que se había abierto una ventana de oportunidad para que los medios de comunicación aceptaran finalmente que Nakamoto y Musk eran la misma persona. SpaceX había acoplado con éxito una cápsula a la Estación Espacial Internacional, y Musk había sido nombrado recientemente «persona del año» por la revista Time. Incluso había tuiteado en broma sobre dogecoin, una criptomoneda meme. Cuando Sahil publicó su nueva entrada en el blog, la que motivó que me enviara a mí y a otros tantos periodistas un correo electrónico, relató por primera vez la historia de su interacción con el jefe de gabinete de Musk.

Ahora, en la pantalla de mi ordenador, Sahil decía que estaba «seguro al 99 %» de su teoría. Atribuía las dudas de los demás a los prejuicios contra Musk.

—Me sorprende que la gente se muestre escéptica respecto a las capacidades de Musk. Eso indica que hay un profundo estancamiento en la sociedad, pues la gente es incapaz de juzgar los hechos con objetividad.

Por mi parte, tenía algunas preguntas. Musk era una persona inusualmente capaz, pero una vez describió 2008, cuando se endeudó, se divorció y vio fallar el lanzamiento del tercer cohete Falcon consecutivo, como el peor año de su vida.9 Nakamoto había publicado el documento técnico sobre el bitcoin en 2008. ¿Podría Musk haber tenido el tiempo y la energía para crear la primera criptomoneda viable del mundo y luego gestionar personalmente el proyecto de software durante casi dos años mientras montaba una industria de coches eléctricos y una exitosa empresa espacial?

Sahil tenía las respuestas. Me dijo que había visto una entrevista en la que Musk recordaba que en 2007 solo dedicaba tres días al mes a Tesla. ¿Y no había mostrado Musk una capacidad prodigiosa para trabajar en varios proyectos no relacionados al mismo tiempo? Además ya había presentado anteriormente productos revolucionarios a través de un documento técnico. De hecho, en 2013, Musk, sin demasiados alardes, había publicado un documento de 58 páginas en el que describía un nuevo sistema de transporte al que llamó hyperloop.

De acuerdo, pero Musk lo había hecho bajo su propio nombre, además, estaba claro que no era precisamente una persona humilde, por tanto, si realmente era el creador del bitcoin, ¿por qué negaría ser Nakamoto? Para Sahil, esto no era una contradicción, sino una prueba más de la inteligencia de Musk.

—A diferencia de una empresa que necesita marketing, el bitcoin era más fuerte y podía crecer más rápido, en los primeros tiempos, bajo el aura de un fundador anónimo.

¿Y por qué creía Sahil que era importante compartir el secreto de Musk con el mundo?

—Porque es una historia increíble —me respondió.

Quería que Musk recibiera la gloria que se merecía. El objetivo de Sahil era generar «la presión pública suficiente para que Musk finalmente asumiera el mérito».

Si Sahil tenía razón o no, no sabría decirlo, pero podía entender su obsesión. El bitcoin había alcanzado recientemente un máximo histórico de casi 70 000 dólares por moneda, y el valor de mercado de todos los bitcoins en circulación había superado el billón de dólares. El Salvador había reconocido al bitcoin como moneda de curso legal. En 2011, no parecía tan importante que nadie supiera quién era Nakamoto. Pero ¿cómo era posible que incluso ahora continuara siendo una incógnita?

Seis meses después, dejé mi trabajo para dedicarme a tiempo completo a desentrañar el misterio que me había cautivado por primera vez una década antes.

Libro Mr. Nakamoto

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