Tutankhamón es el faraón del Antiguo Egipto más conocido y popular. Su vida y su muerte han estado rodeadas de grandes misterios aún sin resolver. Los increíbles tesoros de su tumba convirtieron a este desconocido faraón en una figura mundial. Pero un halo misterioso se extendió a todos los descubridores de su cuerpo, sobre quienes se dice que cayó «la maldición del faraón».
Supuestamente, supuso finales trágicos a unas 22 personas desde que Howard Carter descubriera su tumba intacta en 1922, la KV62 del Valle de los Reyes. Los periódicos sensacionalistas de la época escribieron que todos los miembros del equipo que excavó la tumba murieron pocos años después de forma misteriosa: picaduras de moscas verdes, atropellos fortuitos, caídas mortales en la ducha.

Pero también se ha especulado y escrito sobre la muerte del propio faraón. ¿Murió de un accidente?, ¿fue asesinado?, ¿estaba enfermo? Los especialistas no se ponen de acuerdo sobre las numerosas heridas que presenta, aunque se trata de la momia egipcia a la que más estudios médicos se le han practicado.
Tutankhamón fue hallado intacto dentro de sus sarcófagos y Carter tardó tres años desde su descubrimiento hasta que pudo desenvolver la momia y ver su rostro. No fue sencillo el despojar a la momia de sus sarcófagos, joyas, amuletos, vendas, coronas de flores, todo ello impregnado por aceites y resina que había solidificado todo.
La autopsia de Tutankhamón: descifrando los secretos médicos de un faraón milenario
El proceso de exploración que se le efectuó al cuerpo del joven faraón no fue del todo riguroso y científico. Sabemos que fue fragmentado, amputándole todos los miembros y practicándole diversas incisiones y desgarros, con el objetivo de practicarle una autopsia. Fue un trabajo laborioso, incluso Carter llegó a usar un soplete para despegar el torso del faraón de su famosa máscara de oro, ya que la gran cantidad de resina utilizada en su embalsamamiento había solidificado el cuerpo.

En 1925 se dictaminó que el faraón tenía una estatura de 1,67 m. Sobre la base de la estructura ósea, se calculó que murió a la edad de entre 17 y 19 años, aunque en años posteriores el estudio de las muelas del juicio confirmó que la edad de su muerte fue exactamente a los 19 años. En ese primer análisis se concluyó que el joven rey había muerto por diversos traumatismos, posiblemente un asesinato.
Entre los años 1968 y 1978 se le practicaron numerosas radiografías a la momia del faraón. Después de aquellos estudios, las teorías sobre las causas de su muerte han ido desde el asesinato por un golpe en la cabeza, pasando por un accidente de carro, el envenenamiento, hasta enfermedades congénitas e infecciosas.
En el año 2005 se le hizo un examen riguroso a través de una tomografía computerizada (TAC) que permitió reconstruir una imagen tridimensional de todo el cuerpo. De las conclusiones se desprende que Tutankhamón murió por diversas causas, quizás no una en concreto, sino por un cúmulo de diversas circunstancias y patologías.

Por un lado, se apuntó que el cuerpo presentaba una fractura abierta por encima de la rodilla izquierda. Quizás un accidente le provocó esa lesión en la rodilla que pudo llegar a ser mortal. La momia también presentaba numerosas fracturas óseas y lesiones en las partes blandas, lo que hace muy difícil atribuir una causa concreta de su muerte solo en base a las imágenes del TAC.
No queda claro si estas lesiones pudieron haberse producido como se ha dicho por un accidente de carro, o durante el proceso de embalsamamiento, posteriores a la muerte del faraón, o incluso producidas por el equipo de Carter durante la autopsia.
Un faraón enfermo
También sabemos que Tutankhamón desde su nacimiento presentó graves problemas y enfermedades congénitas. Sus padres Akhenatón y la princesa Kiya eran hermanos, lo que supuso sin duda una herencia genética muy debilitada, provocando que el joven faraón sufriera malformaciones gravísimas desde pequeño.

Se le ha diagnosticado labio leporino y deformaciones en los pies, prueba de ello son los más de 130 bastones localizados en la tumba. Los análisis de ADN realizados también revelaron que padecía de malaria. Los exámenes del año 2005, los más completos, aunque aportaron importantes datos, no pudieron dar un dictamen concluyente sobre la causa de la muerte: murió de necrosis ósea complicada con una infección severa de malaria.
Con la muerte de Tutankhamón hacia el año 1325 a. C. se acabó una de las dinastías más poderosas de Egipto, la XVIII, una de las etapas de mayor esplendor del Antiguo Egipto.

El último acontecimiento en la historia del joven faraón Tutankhamón tuvo lugar el 4 de noviembre de 2007, después de 85 años tras el descubrimiento de su tumba. Su momia fue trasladada de nuevo al interior de su tumba. Los restos descansan en el interior de una urna de cristal climatizado, visible desde todos los ángulos, despojado de todas sus joyas y vendas, y cubierto por una sábana de lino blanco.
Muestra su rostro verdadero, con los ojos cerrados, su pequeña nariz fragmentada, su piel negruzca como el cuero, resecada por el efecto del natrón durante su momificación. Zahi Hawass dijo en una ocasión: «El rostro de Tutankhamón es diferente al de cualquier rey del Antiguo Egipto. Tiene unos maravillosos dientes de conejo. Los turistas sabrán entrever una sonrisa. Esto otorgará al joven dorado una vida eterna».