Los primeros casos de infección por VIH se detectaron en 1981 en la costa oeste de Estados Unidos en personas que padecían un tipo raro de cáncer de piel conocido como sarcoma de Kaposi. Ese mismo año se diagnosticó el primer caso en nuestro país, en un paciente del Hospital Vall d´Hebron de Barcelona.
Desde 1988 cada 1 de diciembre se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, una de las pandemias actuales que ha puesto de manifiesto las desigualdades sociales, culturales y económicas entre los afectados y que hace necesario un liderazgo audaz y responsable a nivel mundial.

El séptimo arte ha abordado de forma magistral la indefensión y la incertidumbre que asoló la comunidad homosexual durante las primeras décadas de la pandemia y ese será, precisamente, nuestro foco.
La visión cinematográfica en la década de los ‘90
Un culto y prometedor abogado ve truncada su carrera cuando contrae la enfermedad. Esta es la trama de una de las películas más mediáticas sobre el sida (Philadelphia), una citan que recibió el aplauso de la crítica y que fue premiada con un Oscar a Tom Hanks en el año 1993.
A lo largo de los 126 minutos no falta la homofobia, las infidelidades y, sobre todo, la estigmatización. Pero Andrew Becket, el protagonista, no está solo y con la ayuda de otro abogado –Denzel Washington- decide plantar batalla legal al sistema con todo lo que eso conlleva.
Esta película supuso un punto de inflexión en el cine, ya que hasta ese momento las películas que habían abordado el problema del sida eran bastante minoritarias y no llegaban al gran público. Con Philadelphia se consiguió captar la atención y concienciar a la población del sufrimiento al que estaban sometidos los pacientes y es que, en aquellos momentos, la orientación sexual unida al diagnóstico les hacía sentir como verdaderos “apestados”.
En los primeros años el diagnóstico de VIH era sinónimo de muerte, ya que no existía ningún tratamiento que pudiera cambiar el curso de la enfermedad. Entonces, ¿por qué no aprovechar al máximo el poco tiempo que te queda por vivir? El carpe diem es, precisamente, el planteamiento de Vivir hasta el fin (1992). Los dos protagonistas –uno homosexual y otro bisexual- optan por lanzarse a vivir una loca aventura en la que no faltan momentos de humor.
¿Cómo contar a tus amigos que eres seropositivo? ¿Qué reacción van a tener? Este es el envoltorio de una comedia de enredo, pero al mismo tiempo, dramática, que apareció en las salas de cine en el año 1992. Su título: Los amigos de Peter.
El actor y director Kenneth Branagh se atreve a abordar el tema del sida en clave de comedia, poniendo el foco en uno de los protagonistas –Peter- que, después de muchos años sin verles, tiene que contar a sus amigos de la universidad que ha contraído el sida.
Una mirada al cine del siglo XXI
En este momento la enfermedad se ha cobrado la vida de más de 36 millones de personas, al tiempo que la infección se ha convertido en una enfermedad crónica, como lo puede ser la diabetes. Esto significa que si los pacientes llevan a cabo un seguimiento correcto y con una buena adherencia al tratamiento pueden realizar una vida prácticamente normal.
A pesar de todo siguen existiendo notables diferencias según el lugar geográfico en el que se realice el diagnóstico. Se estima que el 66% de las personas que se contagian en el mundo lo hacen en este momento en África, en donde “no llegan” los fármacos antirretrovirales.
Por eso motivo Darrell James Roodt decidió poner el foco de atención en un punto diferente en Yesterday (2004). En esta ocasión la persona que se infecta es una mujer (Leleti Khumalo) que vive en Sudáfrica. La historia comienza cuando la joven es diagnosticada de la infección y comienza su lucha personal para ver cumplido uno de sus sueños: que su hija Beauty acuda a la escuela.
La protagonista personifica el cariño, la fuerza y el compromiso, pero al mismo tiempo la inferioridad de la mujer frente al varón. Este hecho se ve reflejado en la escena en la que ella da la noticia del diagnóstico a su marido, quien la recibe con golpes e insultos. La cinta también muestra el miedo al rechazo de la sociedad y como la medicina mágica-religiosa sigue imperando en una buena parte del planeta.

Una de las mejores cintas del siglo XXI que abordan la problemática de esta terrible pandemia es Dallas Buyers Club (2013). Una película que le valió al protagonista –Matthew McConaughey- un Oscar al mejor actor. En ella se nos cuenta una historia basada en un hecho real, en la que Ron Woodroff, un electricista de Texas, es diagnosticado de VIH. A partir de ese momento funda un Club de medicina alternativa frente a la enfermedad, trafica con un medicamento (AZT) que en aquellos momentos (1985) no había sido todavía aprobado y que estaba en fase de experimentación.
Cuatro años después se estrenó la cinta gala 120 pulsaciones por minuto en la que un grupo de jóvenes parisinos a comienzos de los noventa, afectados por la enfermedad, decide poner en marcha un colectivo –Act Up- para demandar la implementación de medidas para los afectados.
La película nos muestra que, en ocasiones, la militancia activa es la gota que horada la piedra, la herramienta que permite que se produzcan cambios sociales y que se remueva la conciencia colectiva.