Los científicos afirman en un nuevo estudio que es probable que el núcleo de la Tierra esté rodeado por los restos hundidos del antiguo lecho marino, un descubrimiento que revela nuevos detalles sobre esta región remota que se encuentra a casi 3.000 kilómetros bajo nuestros pies.
El núcleo de la Tierra es la parte central de nuestro planeta y se divide en dos partes: el núcleo interno y el núcleo externo. El núcleo interno es una esfera sólida con un radio de unos 1.220 kilómetros y se cree que está compuesto principalmente de hierro y níquel. El núcleo exterior, por su parte, es una capa líquida que rodea al núcleo interior y tiene un espesor de unos 2.200 kilómetros. Su temperatura es más caliente incluso que la propia superficie del Sol, llegando a 6.000 ºC. Es una pieza fundamental de nuestro planeta porque su movimiento y la rotación de la Tierra producen un efecto de dínamo que genera el campo magnético terrestre que, a su vez, nos protege de la radiación espacial y solar dañinas.

El núcleo terrestre es un lugar misterioso
Ahora, un equipo de geólogos ha analizado las ondas sísmicas de 15 estaciones sísmicas enterradas en la nieve a lo largo de la Antártida, lo que ha revelado capas delgadas pero densas de material que se encuentran entre el límite del manto y el núcleo de la Tierra en algunas partes del mundo. Este hallazgo sugiere que se trata de material que una vez formó el fondo del océano, antes de ser empujado hacia el manto por la acción de las placas continentales.
Estas placas están situadas encima de la astenosfera, una capa de roca que está parcialmente fundida. Las placas se mueven entre sí a velocidades variadas, que van desde dos a 15 centímetros por año, como resultado de la convección de la astenosfera y la litosfera. Gracias a la interacción las placas tectónicas contamos con estructuras geológicas tan fascinantes como la falla de San Andrés de California o el Rift de África Oriental.
¿Cómo ha llegado el fondo del océano ahí?
La capa más enigmática del interior profundo de la Tierra, el límite entre el núcleo líquido exterior y el manto sólido que lo rodea parece ocultar un secreto y la nueva evidencia sugiere que en las zonas de subducción, donde una placa tectónica se sumerge debajo de otra, el fondo del océano antiguo fue empujado hacia abajo, cayendo al fondo del manto durante cientos de millones de años; algo que también ofrece nuevas pistas sobre la forma en la que el calor se mueve a través de las muchas capas de la Tierra.
"Al analizar miles de grabaciones sísmicas de la Antártida, nuestro método de imágenes de alta definición encontró finas zonas anómalas de material en el CMB (límite núcleo-manto de la Tierra) en todos los lugares que probamos", explicó Edward Garnero, profesor de la Escuela de Exploración de la Tierra y el Espacio en la Universidad del Estado de Arizona en su trabajo publicado en la revista Science.
Montañas oceánicas
Las lecturas del equipo rastrearon las ondas sísmicas resonantes emitidas por los terremotos, que notaron que se estaban desacelerando drásticamente en partes del límite núcleo-manto de la Tierra. Estos parches que obstaculizan la velocidad de las ondas se conocen como zonas de velocidad ultrabaja (ULVZ), que más o menos vienen en forma de montañas que sobresalen del CMB.
"El grosor del material varía desde unos pocos kilómetros hasta decenas de kilómetros. Esto sugiere que estamos viendo montañas en el núcleo, en algunos lugares hasta cinco veces más altas que el monte Everest", aclaran los autores. De hecho, los investigadores sugieren que esta capa estaría compuesta de un material mucho más denso que el manto circundante.
El descubrimiento de esta capa proporciona información importante sobre la estructura y los procesos de nuestro planeta, y subraya la importancia de continuar la exploración y el estudio del interior de la Tierra. “Este es un resultado realmente emocionante y proporciona una información crítica para comprender cómo funciona la Tierra”, continúa Garnero. “Es fascinante pensar que podemos aprender tanto sobre nuestro planeta simplemente escuchando los ecos de los terremotos”.
Referencia:
Globally distributed subducted materials along the Earth’s core-mantle boundary: Implications for ultralow velocity zones
Samantha E. Hansen https://orcid.org/0000-0001-7608-5715 , Edward J. Garnero, Mingming Li https://orcid.org/0000-0003-4335-5066, Sang-Heon Shim https://orcid.org/0000-0001-5203-6038, and Sebastian Rost https://orcid.org/0000-0003-0218-247XAuthors Info & Affiliations
Science Advances 5 Apr 2023 Vol 9, Issue 14 DOI: 10.1126/sciadv.add4838