¿Por qué las palmeras no son árboles?

En realidad, las palmeras (arecáceas) son plantas arborescentes y no verdaderos árboles, ya que no forman madera o leño, es decir, no tienen crecimiento secundario en grosor por el que se forman los anillos típicos de crecimiento anual. Su falso tronco, llamado estípite, es el resultado de los restos que perduran de la base de […]
Palmera cocotera

En realidad, las palmeras (arecáceas) son plantas arborescentes y no verdaderos árboles, ya que no forman madera o leño, es decir, no tienen crecimiento secundario en grosor por el que se forman los anillos típicos de crecimiento anual. Su falso tronco, llamado estípite, es el resultado de los restos que perduran de la base de las hojas viejas y de los tejidos conductores lignificados. 

Existen alrededor de 2600 especies de palmeras divididas en 260 géneros. La edad de estas bellas plantas es de, al menos, 100 millones de años, lo que las sitúa en el Cretácico superior. Son plantas monocotiledóneas leñosas de la familia de las arecáceas o Palmae y crecen en zonas húmedas en casi todas las partes del planeta, alzándose también en zonas áridas, aunque esta circunstancia no es muy habitual. Cuando son adultas florecen, pero no todas alcanzan la madurez al mismo tiempo. Unas lo hacen a los tres años, otras a los cuatro, algunas a los 30 y otras a los 80 años.

Por último hay que añadir que estas plantas están consideradas el segundo grupo vegetal en importancia económica del mundo. Muchas comunidades la usan como fuentes de alimentos, aceites, fibras y medicinas, además de su uso para las viviendas. Algunas especies se utilizan incluso  para producir mieles y vinos de palma, y el fruto de ciertas especies se mastica como estimulante en Asia. Todo un abanico de aplicaciones que convierte a las palmeras en una planta —que no árbol— fundamental. 

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  • Eugenio M. Fernández Aguilar