Ictus en perros: Todo lo que necesitas saber

Si a tu perro se le paraliza la mitad del cuerpo, mueve de manera extraña los ojos y la cabeza, está descoordinado o sufre convulsiones, podría estar sufriendo un ictus.

Tu perro puede sufrir un ictus y quizá no lo sepas. Sí, como lo lees, los canes (también los gatos) experimentan ictus como las personas. Eso sí, estos accidentes cerebrovasculares se dan en una proporción mucho más baja en perros que en humanos (según Affinity Petcare, se da en un 2% de canes que acuden a la clínica con problemas neurológicos) y si el ataque no es muy severo, el animal se recuperará.

El ictus en perros es un fenómeno menos común que en humanos, pero no por ello menos serio. Este evento neurológico ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo hacia el cerebro de los canes, ya sea por un coágulo o por la ruptura de un vaso sanguíneo. Aunque la incidencia es baja, especialmente en comparación con los humanos, es crucial estar atentos a los síntomas y actuar rápidamente para asegurar el bienestar de la mascota. En la medicina veterinaria actual, el accidente cerebrovascular en perros puede presentarse de manera repentina, lo que requiere un conocimiento básico para reconocer sus señales y acudir a un profesional.

¿Qué es un ictus en perros?

El ictus en perros, también conocido como accidente cerebrovascular, se produce cuando hay una interrupción del flujo sanguíneo al cerebro. Esta interrupción puede ser causada por un coágulo que bloquea un vaso sanguíneo, conocido como ictus isquémico, o por la ruptura de un vaso, lo que provoca un ictus hemorrágico. En ambos casos, la falta de oxígeno y glucosa puede causar daños significativos en el tejido cerebral. Debido a la importancia de la salud de los perros, la atención veterinaria oportuna es fundamental para reducir los efectos de este episodio neurológico.

El ictus en perros, también conocido como accidente cerebrovascular, se produce cuando hay una interrupción del flujo sanguíneo al cerebro. - Pixabay

Causas del ictus en perros

Las causas del ictus en perros son variadas y pueden incluir condiciones como la endocarditis, que es la inflamación del revestimiento interno del corazón, la presencia de tumores, o infestaciones por parásitos como los gusanos redondos. Además, factores como la Enfermedad de von Willebrand y la infección por el gusano del corazón francés también pueden desencadenar un ictus. En algunos casos, un coágulo puede formarse tras una cirugía, aumentando el riesgo de un accidente cerebrovascular. Mantener un control adecuado de enfermedades caninas y dar seguimiento a la medicina veterinaria especializada pueden disminuir la probabilidad de este tipo de eventos.

Diferencia entre ictus isquémico y hemorrágico

El ictus isquémico es el resultado de una obstrucción en el flujo sanguíneo, generalmente debido a un coágulo que bloquea un vaso sanguíneo. Este tipo de ictus es más común y puede ocurrir de manera repentina. Por otro lado, el ictus hemorrágico ocurre cuando un vaso sanguíneo se rompe, causando una hemorragia en el cerebro. Aunque menos frecuente, el ictus hemorrágico puede tener consecuencias más graves debido al daño directo que causa la sangre en el tejido cerebral. Cada uno de estos eventos requiere una evaluación exhaustiva por parte de un veterinario especializado en neurología veterinaria.

Síntomas del ictus en perros

Identificar los síntomas de un ictus en perros es esencial para proporcionar un tratamiento oportuno. Los signos pueden variar dependiendo de si el ictus es isquémico o hemorrágico, y pueden presentarse de inmediato o desarrollarse con el tiempo.

Síntomas inmediatos: identificación temprana

En los casos de ictus isquémico, los síntomas suelen aparecer de forma abrupta. El perro puede mostrar una pérdida repentina de coordinación, parálisis en un lado del cuerpo, o incluso en las cuatro patas. Otros síntomas inmediatos incluyen movimientos oculares inusuales y convulsiones. La identificación temprana de estos signos es crucial para buscar atención veterinaria urgente y minimizar el daño cerebral. Con la asesoría adecuada en cuidado de mascotas, se pueden evitar complicaciones adicionales.

Otros síntomas inmediatos incluyen movimientos oculares inusuales y convulsiones. - Pixabay

Síntomas tardíos: reconocimiento y acción

Cuando el ictus es hemorrágico, los síntomas pueden no ser evidentes de inmediato. En estos casos, el perro puede comenzar a mostrar signos de deterioro neurológico horas o incluso días después del evento inicial. Estos síntomas tardíos pueden incluir desorientación, cambios en el comportamiento y una disminución gradual de la fuerza motora. Es importante estar atento a estos cambios y buscar ayuda veterinaria sin demora. La intervención temprana puede ayudar a prevenir complicaciones adicionales en la salud de los perros.

Signos neurológicos y síndrome vestibular

El ictus en perros a menudo se manifiesta a través de signos neurológicos como el síndrome vestibular. Este síndrome se caracteriza por movimientos oculares anormales, ladeo de la cabeza y dificultad para mantener el equilibrio. Los perros afectados pueden mostrar estrabismo y tener problemas para coordinar sus movimientos, lo que puede ser alarmante para los cuidadores. Reconocer estos signos es fundamental para un diagnóstico y tratamiento adecuados por parte de profesionales en emergencias veterinarias.

Diagnóstico del ictus en perros

Un diagnóstico preciso es esencial para determinar la causa del ictus y planificar el tratamiento adecuado. Existen varias pruebas diagnósticas que los veterinarios pueden utilizar para evaluar la condición del perro.

Pruebas diagnósticas: resonancia magnética y tomografía computerizada

Las pruebas más comunes para diagnosticar un ictus en perros son la resonancia magnética (RM) y la tomografía computerizada (TC). La RM es especialmente útil para detectar infartos cerebrales en etapas tempranas, mientras que la TC puede ser más adecuada para pacientes críticos. Estas pruebas de imagen permiten a los veterinarios visualizar el cerebro y determinar la extensión y localización del daño. La elección de la prueba depende del estado del paciente y del equipo disponible en la clínica de medicina veterinaria.

Importancia del diagnóstico temprano

El diagnóstico temprano de un ictus en perros es crucial para mejorar las posibilidades de recuperación. Cuanto antes se identifique el problema y se inicie el tratamiento, menor será el daño cerebral y mayor la probabilidad de una recuperación exitosa. Este enfoque incluye la estabilización inmediata del animal y la planificación de un cuidado específico. Un monitoreo cercano en un entorno especializado puede marcar la diferencia en la evolución clínica.

Tratamiento del ictus en perros

El tratamiento del ictus en perros se centra en el cuidado de soporte y la gestión de cualquier enfermedad subyacente que pueda haber contribuido al ictus. Aunque no existe un tratamiento específico para el ictus en sí, el manejo adecuado puede mejorar significativamente el pronóstico.

Cuidado de soporte: qué esperar

El cuidado de soporte incluye medidas como la estabilización del perro, el manejo del dolor y la prevención de complicaciones secundarias. En algunos casos, puede ser necesario proporcionar fisioterapia para ayudar al perro a recuperar la movilidad y mejorar su calidad de vida. El objetivo principal es mantener al can lo más cómodo posible mientras se recupera del ictus. Un equipo veterinario multidisciplinario puede orientar sobre ejercicios y terapias que potencien la recuperación neurológica.

Recuperación del ictus en perros

La recuperación de un ictus en perros puede variar dependiendo de la gravedad del evento y la rapidez con la que se haya iniciado el tratamiento. Algunos perros pueden experimentar una recuperación completa, mientras que otros pueden tener secuelas permanentes. La rehabilitación física y neurológica puede ser necesaria para ayudar al animal a recuperar la función y adaptarse a cualquier cambio en sus capacidades. Un seguimiento periódico y ajustes en el plan de cuidados ayudan a mantener un estado de bienestar animal óptimo.

Factores de riesgo y prevención

Entender los factores de riesgo y tomar medidas preventivas es clave para reducir la probabilidad de que un perro sufra un ictus. Algunos factores predisponentes pueden ser modificables, mientras que otros requieren un manejo cuidadoso.

Factores predisponentes: arteriosclerosis e hipertensión

La arteriosclerosis, que es el endurecimiento de las arterias, y la hipertensión son factores de riesgo significativos para el ictus en perros. Estas condiciones pueden ser el resultado de otras enfermedades como el hipotiroidismo, la diabetes mellitus y el hiperadrenocorticismo. Mantener estos factores bajo control mediante una dieta adecuada y ejercicio regular es fundamental para la salud del perro. Un peso saludable y chequeos frecuentes pueden marcar la diferencia en la prevención de enfermedades caninas que predisponen al accidente cerebrovascular.

La prevención del ictus en perros implica asegurar que el animal siga una dieta equilibrada, realice ejercicio regularmente y tenga controles veterinarios periódicos. - Pixabay

Prevención del ictus: dieta, ejercicio y controles veterinarios

La prevención del ictus en perros implica asegurar que el animal siga una dieta equilibrada, realice ejercicio regularmente y tenga controles veterinarios periódicos. Estas medidas ayudan a mantener un peso saludable, reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y detectar cualquier problema de salud en etapas tempranas. Un estilo de vida equilibrado, unido al cuidado constante de la salud de los perros, es la mejor defensa contra el ictus canino.

Importancia de la atención veterinaria regular

Las visitas regulares al veterinario son esenciales para prevenir y detectar problemas de salud que podrían conducir a un ictus. Los chequeos rutinarios permiten al especialista monitorear la salud general del perro y tomar medidas preventivas cuando sea necesario. La atención veterinaria regular es un componente clave para asegurar una vida larga y saludable para quienes conviven con perros, ya que posibilita intervenir de manera temprana ante cualquier señal de alerta.

Menos frecuente en perros que en humanos

A pesar de que el ictus es menos común en perros que en humanos, no debe subestimarse su impacto. Según Affinity Petcare, solo un 2% de los perros que presentan problemas neurológicos en las clínicas veterinarias han sufrido un ictus. Sin embargo, la posibilidad de que ocurra, aunque baja, requiere que los cuidadores estén informados y preparados para actuar con rapidez. La prevención y el cuidado adecuado son esenciales para minimizar los riesgos y garantizar el bienestar de los canes. Mantener una comunicación fluida con el equipo de medicina veterinaria y llevar un estilo de vida saludable son acciones que pueden marcar la diferencia.

Referencias:

  • Smith, K. (2019) “Neurological Disorders in Companion Animals,” Journal of Veterinary Medicine.
  • Johnson, L. & Brown, M. (2021) “Stroke in Dogs: Incidence, Diagnosis and Treatment,” Veterinary Research Today.
  • American Veterinary Medical Association (AVMA). (2020) “Understanding Stroke in Pets.”

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