Durante más de 80 años, la familia de Herbert G. Tennyson solo tenía recuerdos, fotografías y cartas del joven piloto. La Segunda Guerra Mundial lo había convertido en uno de los muchos desaparecidos en combate, su avión caído en el Pacífico sin dejar rastro aparente. Sin embargo, la historia que parecía cerrada ha dado un giro inesperado. En un descubrimiento que combina arqueología submarina, genética y el esfuerzo incesante de investigadores y familiares, el teniente Tennyson ha sido identificado y pronto regresará a casa.
El comunicado de la Defense POW/MIA Accounting Agency (DPAA), emitido en septiembre de 2024, confirmó lo que muchos creían imposible: tras décadas de búsqueda, los restos del piloto han sido recuperados e identificados. Es una historia de heroísmo, pérdida y, finalmente, de justicia para quienes nunca dejaron de buscar respuestas.
La última misión de "Heaven Can Wait"
El 11 de marzo de 1944, Tennyson, un joven piloto de 24 años nacido en Wichita, Kansas, despegó a bordo de un B-24D Liberator con una tripulación de once personas. Su misión era bombardear posiciones enemigas en el norte de Nueva Guinea, una zona clave del teatro del Pacífico durante la guerra. Sin embargo, su avión, apodado "Heaven Can Wait", nunca regresó.
Según testigos de la época, el bombardero sufrió un impacto en pleno vuelo. Desde otras aeronaves, se pudo ver cómo las llamas se propagaban desde la bodega de bombas hasta la cola del avión. En cuestión de segundos, el aparato se descontroló y se precipitó al océano. Algunos tripulantes intentaron saltar, pero no se encontraron supervivientes. Tras el impacto en el agua, la nave y su tripulación quedaron atrapadas en el fondo marino, desapareciendo en las profundidades de Hansa Bay.
En los años posteriores al conflicto, los equipos de búsqueda estadounidenses recorrieron el área en un intento de localizar los restos del avión y recuperar los cuerpos. Para 1950, sin embargo, la misión se declaró "no recuperable" y los nombres de los once tripulantes quedaron grabados en los muros de los desaparecidos en el Cementerio Americano de Manila, en Filipinas.

El redescubrimiento del bombardero
El destino de "Heaven Can Wait" permaneció como un misterio durante décadas. No fue hasta 2013 cuando la familia de uno de los tripulantes, el bombardero Thomas V. Kelly Jr., emprendió una exhaustiva investigación para encontrar el avión perdido. Con la ayuda de académicos y organizaciones dedicadas a la recuperación de militares desaparecidos, recopilaron documentos, testimonios y registros históricos sobre la última misión de la aeronave.
Cinco años después, en 2018, la organización Project Recover, especializada en localizar aviones y barcos hundidos de la Segunda Guerra Mundial, encontró los restos del bombardero a 65 metros de profundidad en la bahía de Hansa. Mediante un barrido de sonar y el uso de vehículos submarinos no tripulados, los investigadores pudieron confirmar que el avión hallado era, efectivamente, el desaparecido "Heaven Can Wait".
Este descubrimiento fue solo el principio. Antes de proceder a la recuperación de los restos humanos, los equipos de arqueología subacuática tuvieron que limpiar el sitio de municiones sin detonar, un peligro presente en muchos naufragios de la Segunda Guerra Mundial. En 2023, finalmente, se llevó a cabo la excavación del lugar, lo que permitió recuperar identificaciones, equipos de supervivencia y restos óseos.
Cómo se identificó a Herbert Tennyson
El proceso de identificación fue una combinación de antropología forense, odontología y genética molecular. Los científicos de la DPAA analizaron los restos encontrados en el bombardero y los compararon con registros dentales históricos y con muestras de ADN mitocondrial proporcionadas por la familia de Tennyson. La confirmación llegó en septiembre de 2024: tras más de 80 años desaparecido, el teniente Herbert G. Tennyson había sido identificado.
Este hallazgo no solo cierra un capítulo en la historia de su familia, sino que también honra la memoria de miles de soldados aún desaparecidos. Hasta la fecha, más de 81.000 militares estadounidenses continúan en paradero desconocido desde la Segunda Guerra Mundial hasta conflictos más recientes. La labor de identificación y repatriación de la DPAA ha permitido devolver a casa a más de 1.150 soldados de la Segunda Guerra Mundial desde 2015.

El regreso a casa y el legado de un héroe
La familia de Tennyson ha decidido enterrarlo en Wichita, Kansas, su ciudad natal, en una fecha aún por determinar. Además, una roseta será añadida a su nombre en el Cementerio Americano de Manila, indicando que ya no se encuentra entre los desaparecidos.
El caso de Tennyson no solo es un logro para la arqueología forense y la genética, sino también un símbolo de la promesa de no abandonar a quienes dieron su vida en la guerra. Su identificación es un recordatorio del sacrificio de miles de jóvenes que partieron a combatir y nunca regresaron.
A medida que la tecnología avanza y organizaciones como Project Recover y la DPAA continúan su trabajo, cada vez más familias pueden encontrar respuestas sobre el destino de sus seres queridos. Historias como la de Tennyson demuestran que, incluso después de ocho décadas, aún es posible cerrar heridas abiertas por la guerra.
Referencias
- Thiry, Médard y Milnes, Anthony. 2024. “Reports Engineered ‘landmarks’ associated with Late Paleolithic engraved shelters”. Journal of Archaeological Science: Reports, 55: 1-25. DOI: 10.1016/j.jasrep.2024.104490