La Segunda Guerra Mundial fue el primer conflicto realmente global de la historia. El 30 de abril de 1945, con los batallones soviéticos a punto de entrar en un Berlín defendido por las juventudes hitlerianas, paranoico, encerrado en su búnker y con la muerte de Benito Mussolini muy reciente, Adolf Hitler se suicidó junto a su amante Eva Braun. Caía uno de los grandes protagonistas de la contienda y el líder de la Alemania nazi que había puesto en jaque a medio mundo. Pero, ya con el dictador muerto, ¿por qué la guerra no terminó hasta septiembre de ese mismo año?
El conflicto global de la Segunda Guerra Mundial
Inicio y desarrollo del conflicto
La Segunda Guerra Mundial se inició con la invasión alemana de Polonia el 1 de septiembre de 1939. Esta agresión marcó el comienzo de una guerra que involucraría a las principales potencias del mundo, divididas en dos grandes bandos: los Aliados y las Potencias del Eje. La estrategia de guerra relámpago o blitzkrieg permitió a Alemania ocupar con rápidez varios países europeos, lo que acabaría por transformar el panorama geopolítico mundial.
A medida que el conflicto se desarrollaba, las Potencias del Eje, lideradas por Alemania, Italia y Japón, expandieron sus territorios. Sin embargo, la resistencia de los Aliados, compuesta por países como el Reino Unido, la Unión Soviética y Estados Unidos, fue crucial para frenar el avance de las fuerzas del Eje. La guerra no solo se libró en Europa, sino que también se extendió a África, Asia y el Pacífico: se coonvirtió en un verdadero conflicto mundial que afectó a millones de personas.

Los bandos enfrentados: Aliados y Potencias del Eje
Durante la Segunda Guerra Mundial, el mundo se dividió en dos grandes bloques: los Aliados y las Potencias del Eje. Los Aliados, inicialmente conformados por el Reino Unido y Francia, se expandieron para incluir a la Unión Soviética, Estados Unidos y China, entre otros. Este grupo de naciones se unió con el objetivo común de derrotar a las Potencias del Eje y restaurar la paz mundial.
Por otro lado, las Potencias del Eje estaban lideradas por Alemania, Italia y Japón. Bajo el mando de Adolf Hitler, la Alemania nazi buscaba expandir su territorio y establecer un nuevo orden mundial basado en su ideologías totalitaria. Italia, gobernada por Benito Mussolini, y Japón, bajo el liderazgo del emperador Hirohito, compartían objetivos expansionistas similares.
La lucha entre estos dos bloques no solo se libró en los campos de batalla, sino también en el ámbito político y económico. La movilización de recursos humanos y materiales fue masiva, involucró a más de 100 millones de militares y eliminó la distinción entre recursos civiles y militares. Esta guerra total resultó en una devastación sin igual, con un saldo de entre 50 y 70 millones de víctimas.

Momentos clave del conflicto
El ataque a Pearl Harbor y la entrada de Estados Unidos
Uno de los momentos más decisivos de la Segunda Guerra Mundial fue el ataque japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941. Esta ofensiva sorpresa contra la base naval estadounidense en Hawái provocó la entrada de Estados Unidos en la guerra, alterando significativamente el equilibrio de poder en el conflicto. Hasta ese momento, Estados Unidos había mantenido una postura de neutralidad, aunque había estado apoyando a los Aliados a través del programa de Préstamo y Arriendo.
La participación de Estados Unidos marcó un punto de inflexión en la guerra, ya que su capacidad industrial y militar permitió a los Aliados llevar a cabo operaciones a gran escala en varios frentes. Además, la colaboración con otras naciones aliadas facilitó la planificación de estrategias conjuntas que eventualmente llevarían a la derrota de las Potencias del Eje. Este cambio en la dinámica del conflicto fue fundamental para el desenlace de la guerra.
La batalla de Stalingrado: el freno al avance nazi
La Batalla de Stalingrado tuvo lugar entre agosto de 1942 y febrero de 1943, y fue uno de los enfrentamientos más sangrientos de la Segunda Guerra Mundial. Esta batalla marcó el punto de inflexión en el frente oriental, donde las fuerzas soviéticas lograron detener el avance de las tropas nazis.
La ofensiva alemana en Stalingrado formó parte de la Operación Barbarroja, el plan de Hitler para conquistar la Unión Soviética. Sin embargo, la feroz defensa de la ciudad por parte de los soviéticos, combinada con las duras condiciones invernales, resultó en un desgaste significativo para las fuerzas alemanas. La batalla culminó con la rendición del 6.º Ejército alemán, lo que supuso una gran derrota para el régimen nazi y un impulso moral para los Aliados.
Las ofensivas en el Pacífico: Midway y Guadalcanal
En el teatro del Pacífico, las batallas de Midway y Guadalcanal fueron dos de las campañas más significativas que cambiaron el curso de la guerra contra Japón. La Batalla de Midway, librada en junio de 1942, permitió a las fuerzas estadounidenses detener el avance japonés en el Pacífico central. Gracias a la decodificación de los códigos japoneses, Estados Unidos pudo anticipar los movimientos del enemigo y preparar una defensa efectiva que resultó en la destrucción de cuatro portaaviones japoneses.
La victoria en Midway no solo frenó la expansión japonesa, sino que también marcó el comienzo de una serie de ofensivas aliadas en el Pacífico. Una de las más importantes fue la Campaña de Guadalcanal, que se desarrolló entre agosto de 1942 y febrero de 1943. Esta campaña terrestre y naval fue la primera gran ofensiva aliada en el Pacífico y resultó en la captura de la isla de Guadalcanal, una posición estratégica que los japoneses habían utilizado para amenazar las rutas de suministro aliadas.

El final de la Segunda Guerra Mundial
La caída de Adolf Hitler y la rendición de Alemania
Para 1945 Italia había sido derrotada, Alemania estaba sufriendo una acción de pinza al verse atrapada en dos frentes abiertos y Japón resistía como podía en el Pacífico. Con la muerte de Hitler, fue el ministro de propaganda, Joseph Goebbels, quien asumió el poder, pero pronto se vería superado y seguiría el ejemplo de su Führer. El 7 de mayo, Karl Dönitz (último líder de la Alemania nazi) se rindió oficialmente ante los norteamericanos.
El impacto del proyecto Manhattan y las bombas atómicas
Con Alemania e Italia sometidas, solo quedaba Japón. Numerosos países asiáticos, como la China de Mao Zedong, estaban ofreciendo una dura resistencia contra los japoneses mientras los estadounidenses combatían isla por isla tanto en mar como en el aire. Al igual que los nazis, Estados Unidos llevaba años trabajando en un arma de destrucción masiva, la bomba atómica, y cuando el proyecto Manhattan consiguió hacerla realidad, sus planes de utilizarla como arma de disuasión no cambiaron, tan solo variaron el objetivo.
El presidente Harry S. Truman, viendo que la derrota de Alemania no había afectado a la convicción de los japoneses, decidió cortar por lo sano. El 6 de agosto de 1945, el bombardero Enola Gay lanzó sobre Hiroshima la primera bomba atómica de la historia, la Little Boy. En los minutos que siguieron a la detonación murieron 70 000 personas y casi otras 70 000 resultaron gravemente heridas. Truman pretendía (además de hacer consciente a la URSS de lo que una de esas armas podía hacer de cara a una próxima Guerra Fría) impresionar a Hirohito para que se rindiera y pusiera fin a la guerra, pero esto último no sucedió.
La rendición de Japón: de Hiroshima a Nagasaki
El 9 de agosto, la bomba Fat Man cayó sobre Nagasaki y mató a 80 000 personas. El emperador japonés anunció, tras este segundo golpe y temiéndose lo peor, la rendición incondicional de Japón. La capitulación se firmó el 2 de septiembre de 1945 en un acorazado estadounidense. Seis años y un día después de la declaración de guerra de Gran Bretaña y Francia a Alemania, la Segunda Guerra Mundial terminaba siendo el conflicto más brutal y destructivo de la humanidad y dejando sobre él las sombras del Holocausto nazi y de un nuevo tipo de arma cuya capacidad de destrucción superaba cualquier cosa vista con anterioridad. El mundo entraba de lleno en la era atómica.

Consecuencias y legado
El Holocausto nazi y la devastación global
La Segunda Guerra Mundial dejó un legado de destrucción y sufrimiento. Uno de los aspectos más oscuros del conflicto fue el Holocausto nazi, un genocidio sistemático que resultó en el asesinato de seis millones de judíos, así como de millones de otras personas consideradas indeseables por el régimen nazi. Los campos de concentración y exterminio, como Auschwitz, se convirtieron en símbolos de la brutalidad y el odio que caracterizaron al Tercer Reich.
La devastación global de la guerra no se limitó a Europa. En Asia, los crímenes de guerra cometidos por las fuerzas japonesas, como la masacre de Nankín, dejaron cicatrices profundas en las naciones afectadas. Además, el conflicto resultó en un desplazamiento masivo de poblaciones, la destrucción de ciudades enteras y un colapso económico que afectó a millones de personas en todo el mundo. Los Juicios de Núremberg, celebrados entre 1945 y 1946, llevaron a los líderes nazis ante la justicia y establecer un precedente para el enjuiciamiento de crímenes de guerra y genocidio. La magnitud de la destrucción llevó a la comunidad internacional a replantearse las relaciones entre naciones y la necesidad de mecanismos para prevenir futuros conflictos.
El inicio de la era atómica y la Guerra Fría
La Segunda Guerra Mundial no solo transformó el mapa político mundial, sino que también marcó el inicio de la era atómica. El uso de armas nucleares en Hiroshima y Nagasaki demostró el poder destructivo de esta nueva tecnología y cambió para siempre la naturaleza de la guerra. Este nuevo orden dio lugar a un periodo de tensiones conocido como la Guerra Fría.
La Guerra Fría fue un enfrentamiento ideológico, político y militar entre las superpotencias emergentes: Estados Unidos y la Unión Soviética. Este conflicto, aunque no se tradujo en una guerra directa entre ambas naciones, se caracterizó por una carrera armamentista nuclear y una serie de conflictos indirectos en diversas partes del mundo.
El inicio de la era atómica también impulsó avances en ciencia y tecnología, así como un debate ético sobre el uso de la energía nuclear. Mientras que algunos abogaban por su uso pacífico en la generación de energía, otros advertían sobre los peligros inherentes a su proliferación.
La creación de la ONU y el nuevo orden mundial
La devastación causada por la Segunda Guerra Mundial llevó a la comunidad internacional a buscar formas de prevenir futuros conflictos y promover la paz mundial. En este contexto, se creó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945, con el objetivo de fomentar la cooperación entre naciones y abordar problemas globales como la seguridad, el desarrollo económico y los derechos humanos. La ONU se convirtió en un foro para el diálogo y la diplomacia, desempeñando un papel crucial en la resolución de conflictos y la promoción de la paz.
El nuevo orden mundial que surgió tras la guerra también estuvo marcado por un proceso de descolonización en Asia y África, donde muchas naciones lograron independizarse de las potencias coloniales europeas. Este cambio geopolítico transformó el mapa mundial y dio lugar a un aumento en el número de estados soberanos.
Referencias
- Gilbert, Martin. 2014. The Second World War: A Complete History. Maleny Old: Rosetta Books.
- Lopez, Jean; Vicent Bernard y Nicolas Guillerat. 2022. Historia visual de la Segunda Guerra Mundial. Barcelona: Editorial Crítica.