Hallazgo histórico reescribe la historia de Judea: descubren una pirámide helenística de 2.200 años semienterrada con papiros griegos, monedas antiguas y misteriosos objetos rituales

Una estructura monumental olvidada durante siglos en las colinas del desierto de Judea está revelando secretos ocultos del turbulento pasado helenístico de la región.
Reconstrucción artística y vista real de la excavación en Nahal Zohar, donde arqueólogos israelíes desentierran una estructura helenística de 2.200 años, en lo alto del desierto junto al mar Muerto
Reconstrucción artística y vista real de la excavación en Nahal Zohar, donde arqueólogos israelíes desentierran una estructura helenística de 2.200 años, en lo alto del desierto junto al mar Muerto. Ilustración artística. Foto: Dall-e / Autoridad de Antigüedades de Israel / Christian Pérez

Durante siglos, el desierto de Judea ha guardado secretos bajo su árida superficie. Hoy, uno de ellos comienza a revelarse: una colosal estructura con forma piramidal de unos 2.200 años de antigüedad ha sido descubierta en las colinas próximas al Nahal Zohar, en el sur de Israel, a pocos kilómetros del mar Muerto. Aunque al principio parecía un simple montón de piedras, lo que los arqueólogos han ido desenterrando es algo mucho más sofisticado: una edificación monumental de la época helenística, construida con enormes bloques de piedra tallados a mano, en un emplazamiento estratégico que sugiere funciones aún por descifrar.

La excavación, liderada por la Autoridad de Antigüedades de Israel y el Ministerio de Patrimonio, forma parte de un ambicioso proyecto de ocho años para proteger el patrimonio del desierto de los saqueadores. Lo que se ha encontrado en esta campaña, sin embargo, va mucho más allá de lo esperado: monedas de las dinastías ptolemaica y seléucida, fragmentos de papiros escritos en griego, herramientas de madera, tejidos, agujas de coser y hasta restos de mobiliario antiguo, todo ello increíblemente conservado gracias al clima extremadamente seco de la región.

Una estructura que reescribe el mapa arqueológico

Hasta hace poco, se pensaba que este lugar pertenecía a la época del Primer Templo (siglos X-VI a.C.), pero las nuevas pruebas arqueológicas lo sitúan en plena era helenística, en el periodo de dominio ptolemaico, tras la muerte de Alejandro Magno. En ese momento, Judea era una pieza codiciada en el ajedrez geopolítico entre los reinos griegos de Egipto y Siria. Este hallazgo no solo desplaza el calendario de ocupación del lugar, sino que también aporta nuevos elementos para entender la complejidad cultural, política y económica de la región durante aquel turbulento siglo III a.C.

La construcción, de unos seis metros de altura, sobresale en una colina con vistas a la ruta que unía el este de Edom (actual Jordania) con Gaza. Un camino clave para el comercio de sal y betún extraídos del mar Muerto, productos altamente valorados en la antigüedad. Y ahí está la gran incógnita: ¿fue esta pirámide una torre de vigilancia? ¿Un punto de control de impuestos? ¿Un monumento funerario? ¿Un santuario con funciones ceremoniales? De momento, no hay una única respuesta.

Excavación realizada al norte de Nahal Zohar por la Autoridad de Antigüedades de Israel junto a un equipo de voluntarios
Excavación realizada al norte de Nahal Zohar por la Autoridad de Antigüedades de Israel junto a un equipo de voluntarios. Foto: Autoridad de Antigüedades de Israel

Impuestos, soldados y comerciantes: la vida en la frontera helenística

La teoría que más fuerza gana es la del puesto fronterizo fortificado. Sabemos que en época ptolemaica se fundaron numerosas ciudades-estado con funciones militares y administrativas. Algunas eran “cleruquías”: colonias en las que soldados griegos retirados recibían tierras y se integraban con las poblaciones locales. Es posible que este punto elevado sobre la ruta del mar Muerto cumpliera una doble función: proteger el paso de las caravanas y servir como punto de control fiscal.

La aparición de papiros escritos en griego es particularmente reveladora. Aunque aún se están estudiando, su contenido podría arrojar luz sobre prácticas fiscales o transacciones comerciales. Documentos de ese tipo rara vez sobreviven fuera de Egipto, y su hallazgo en el desierto de Judea es una auténtica rareza. También se ha recuperado una gran cantidad de monedas acuñadas por los Ptolomeos y, más adelante, por los Seléucidas, lo que indica una ocupación prolongada o, al menos, una intensa actividad en el sitio durante décadas.

Los hallazgos no son solo testimonio de una presencia helenística, sino de un punto de encuentro entre culturas. El mobiliario, las herramientas y los textiles muestran una mezcla de estilos griegos y orientales, lo que sugiere que el lugar estuvo habitado o al menos frecuentado por una comunidad diversa. El desierto de Judea, por su aislamiento, pudo servir de refugio, pero también como espacio de tránsito e interacción cultural.

Un fragmento de papiro con inscripciones en griego, descubierto por voluntarios durante las excavaciones
Un fragmento de papiro con inscripciones en griego, descubierto por voluntarios durante las excavaciones. Foto: Emil Aladjem, Autoridad de Antigüedades de Israel.

Una tumba posterior y un misterio abierto

Uno de los momentos más inesperados del descubrimiento ha sido la identificación de una reutilización del lugar en época romana. Tras su abandono —posiblemente por causas naturales como un terremoto o por conflictos armados, tal vez durante la revuelta macabea—, la estructura fue transformada en una tumba monumental. Alguien, siglos después, eligió este sitio para ser enterrado, reconociendo el valor simbólico del lugar, aunque los saqueadores llegaran antes que los arqueólogos modernos.

Los indicios de esa reutilización, como restos humanos y ofrendas funerarias, aún se están analizando, pero abren nuevas líneas de investigación. ¿Quién fue enterrado allí? ¿Un personaje importante? ¿Un antiguo oficial del imperio romano? ¿O simplemente alguien que quiso descansar en un lugar imponente? La posibilidad de que este mismo lugar haya sido usado para distintos fines a lo largo de los siglos, desde fortaleza a tumba, desde torre fiscal a símbolo ritual, lo convierte en un testigo silencioso de los vaivenes históricos que sacudieron esta frontera del mundo antiguo.

Algunos de los objetos encontrados en el yacimiento
Algunos de los objetos encontrados en el yacimiento. Foto: Autoridad de Antigüedades de Israel

Tecnología, voluntariado y rescate patrimonial

Más allá de la importancia científica, esta excavación se ha convertido también en un modelo de participación ciudadana y uso de tecnología aplicada al patrimonio. El proyecto ha implicado a cientos de voluntarios, desde estudiantes hasta jubilados, que han trabajado codo a codo con los arqueólogos, descubriendo cada día nuevos fragmentos de historia. Equipos de rappel, drones, escáneres 3D y técnicas avanzadas de conservación han hecho posible documentar y proteger miles de piezas recuperadas en los últimos años en los 180 kilómetros de acantilados estudiados en la zona.

Este hallazgo es solo la punta del iceberg. Las próximas semanas podrían deparar nuevas sorpresas. Se espera que el estudio de los papiros, junto con los objetos orgánicos como tejidos y madera, ofrezca una visión inédita de la vida cotidiana en un enclave helenístico del desierto. Mientras tanto, la “pirámide” de Nahal Zohar sigue revelando secretos, desafiando teorías previas y mostrando que, incluso en uno de los entornos más inhóspitos del planeta, el pasado sigue vivo bajo la arena.

Referencias

  • Israel Antiquities Authority. Mysterious pyramid and rare artifacts discovered in the Judean Desert. Facebook. Publicado el 25 de marzo de 2025. Consultado el 26 de marzo de 2025

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