Una original investigación española explora los efectos del fuego en las poblaciones prehistóricas de la península

Un reciente estudio científico explora cómo el uso del fuego afectó la calidad del aire en la prehistoria.
Fuego
Recreación ficticia. Fuente: Midjourney/Erica Couto - El fuego en la prehistoria

El uso del fuego ha sido uno de los hitos de mayor trascendencia en la historia de la humanidad. No solo revolucionó la alimentación y el modo de vida de nuestros antepasados, sino que también tuvo consecuencias sobre el entorno inmediato y la salud. Un equipo multidisciplinar de investigadores españoles ha abordado en un estudio reciente esta cuestión desde una perspectiva novedosa: ¿cómo afectaban las emisiones del fuego a la calidad del aire que respiraban las poblaciones prehistóricas?

La investigación se publicó en febrero de 2025 en la revista Journal of Archaeological Science: Reports. Está firmada por un equipo encabezado por Inés Domingo Robledo, de la Universitat de València, y cuenta con la participación de investigadores de la Universidad de Burgos, la Universidad Rovira i Virgili y el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), entre otras instituciones.

Fuego en una caverna
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Simulando el Paleolítico: entre cuevas y campamentos al aire libre

Para abordar esta cuestión, el estudio ha adopta una aproximación experimental basada en la réplica de fuegos en condiciones arqueológicamente documentadas. Para ello, se seleccionaron cuatro enclaves distintos de la península ibérica, representativos de hábitats paleolíticos conocidos.

Estos cuatro sitios fueron la Cova de la Font Major (Espluga de Francolí, Tarragona), un sistema de cuevas que proporcionaba un refugio estable y cerrado; Molí del Salt (Vimbodí i Poblet, Tarragona), un yacimiento al aire libre con evidencia de ocupación paleolítica; el CAREX (Centro de Arqueología Experimental de Atapuerca, Burgos), un espacio acondicionado para realizar pruebas controladas; y Paleolítico Vivo (Burgos), un parque experimental que recrea ecosistemas del Paleolítico.

En cada uno de estos escenarios se realizaron quemas experimentales cuidadosamente diseñadas, en las que utilizó de forma exclusiva leña de Pinus sylvestris (pino silvestre), una especie con presencia registrada en contextos paleolíticos. Las simulaciones se llevaron a cabo durante los meses fríos del otoño y el invierno, para replicar los momentos en los que las poblaciones humanas del Pleistoceno habrían buscado refugio en estos espacios cerrados.

Interior de una cueva
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

¿Qué respiraban nuestros antepasados?

Uno de los aspectos más innovadores del estudio implicó la monitorización precisa de las emisiones generadas por los fuegos. Los investigadores midieron diversos parámetros, como la temperatura, la humedad relativa, la velocidad del viento, la presión atmosférica y, sobre todo, la concentración de partículas en suspensión (PM₂.₅ y PM₁₀), fundamentales para evaluar la calidad del aire.

Los datos recogidos han revelado que la concentración de partículas finas alcanzaba niveles muy altos en espacios cerrados como cuevas, sobre todo cuando la leña utilizada poseía un alto contenido de humedad o los espacios no se ventilaban de forma adecuada. En contextos abiertos, la dispersión natural del humo permitía una menor acumulación de contaminantes. Con todo, incluso al aire libre se superaban los umbrales de exposición prolongada que recomiendan organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esta situación habría tenido efectos adversos sobre la salud respiratoria de las poblaciones prehistóricas, sobre todo en individuos vulnerables como los niños, los ancianos o las mujeres embarazadas. La inhalación continua de partículas finas puede provocar enfermedades pulmonares, irritaciones oculares y otros problemas de salud bien documentados en contextos contemporáneos de contaminación doméstica por humo.

Fogata
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

El fuego como riesgo y herramienta social

Los autores subrayan que el fuego no solo aportaba luz, calor y protección frente a los depredadores, sino que también constituía un centro neurálgico de la vida social y simbólica de los grupos cazadores-recolectores. Reunirse en torno al fuego permitía compartir alimentos, narraciones orales y experiencias vitales. Sin embargo, estos beneficios conllevaban un coste invisible: una calidad del aire potencialmente peligrosa, sobre todo en los entornos cerrados y mal ventilados.

Este tipo de trabajos permite reconsiderar no solo el uso práctico del fuego, sino también cómo los grupos humanos de la prehistoria habrían desarrollado estrategias culturales y arquitectónicas para mitigar estos efectos. Entre ellas, pudieron ubicar el hogar en puntos estratégicos de la cueva, regular el tamaño de las llamas o incluso limitar el tiempo de exposición.

Nuevas preguntas para la arqueología del aire

Una de las aportaciones clave del artículo concierne la reivindicación de una “arqueología del aire”, que alude al estudio de la atmósfera que respiraron nuestros ancestros. Esta disciplina emergente implica combinar los análisis arqueológicos con la experimentación en condiciones controladas y las tecnologías ambientales modernas para reconstruir aspectos hasta ahora poco explorados de la vida cotidiana en el Paleolítico.

Además, la investigación destaca la necesidad de repensar las interpretaciones clásicas sobre la ocupación de las cuevas. Si bien las cavernas ofrecían abrigo y seguridad, los altos niveles de contaminación por humo podrían haber limitado su uso prolongado. Por ello, es probable las comunidades humanas hubiesen tenido que alternar las estancias breves en el interior con una vida predominantemente al aire libre.

Fuego en la prehistoria
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Una referencia internacional

El estudio, un ejemplo destacado de investigación puntera liderada por equipos españoles, propone un enfoque innovador que demuestra el valor del trabajo interdisciplinar para comprender las realidades del pasado. En un contexto global donde la calidad del aire sigue siendo una preocupación de primer orden, comprender cómo nuestros antepasados gestionaban la contaminación por humo puede ofrecer claves valiosas sobre la relación histórica entre tecnología, salud y medio ambiente.

Referencias

  • Robledo, A., et al. "When smoke is in the air: An experimental approach to characterise fuel emissions on past humans dwellings." Journal of Archaeological Science: Reports 61 (2025): 104944. DOI: https://doi.org/10.1016/j.jasrep.2024.104944

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