Un reciente estudio publicado en el International Journal of Osteoarchaeology ha arrojado resultados sorprendentes sobre la alimentación y la identidad religiosa de una comunidad judía medieval del sureste peninsular. A través del análisis de restos óseos animales hallados en la judería del castillo de Lorca, en Murcia, los investigadores han documentado un hallazgo que desafía las concepciones tradicionales sobre las dietas kosher en los contextos históricos sefardíes: la presencia de restos de cerdo y conejo entre los residuos domésticos. Este descubrimiento no solo obliga a replantear la rigidez de las normas dietéticas en las comunidades judías de la Baja Edad Media, sino que también ofrece una imagen más compleja y matizada de la vida cotidiana en las juderías peninsulares, sobre todo en aquellas situadas en las zonas fronterizas, como el Reino de Murcia.
Una comunidad de frontera singular
Emplazado en un enclave estratégico del valle del Guadalentín, el castillo de Lorca fue, durante los siglos XIV y XV, sede de una importante comunidad judía. Esta judería se ha excavado de manera sistemática desde 2003, y destaca por conservar en excelente estado su sinagoga, las viviendas y los espacios de producción artesanal. El barrio, conocido como el barrio de Alcalá, se abandonó tras la expulsión de los judíos en 1492, lo que permitió que su registro arqueológico se preservara sin alteraciones significativas.
A pesar de que las estructuras domésticas no difieren arquitectónicamente de las de sus vecinos cristianos, los investigadores han logrado identificar la presencia judía a través de dos vías. La primera de ellas se basa en la presencia de las lámparas utilizadas en la festividad de Janucá y la segunda, al estudio de los restos faunísticos asociados a las prácticas alimentarias de estas comunidades.

¿Qué comían los judíos de Lorca?
Los restos analizados provienen de tres contextos diferentes: dos casas (una de ellas cercana a la sinagoga) y una gran tinaja excavada en el extremo norte del barrio. En total, se identificaron 1103 fragmentos óseos, de los cuales el 69 % logró atribuirse a especies concretas.
El conjunto está dominado de forma evidente por los caprinos (ovejas y cabras), que representan el 81 % de los restos identificados. Les siguen en frecuencia los restos de gallina, vaca, conejo y cerdo. El hallazgo de restos porcinos (2 %) y de conejo (3 %) resulta especialmente llamativo, dado que ambas especies son consideradas no kosher según la ley judía.
La presencia de estas especies, aunque minoritaria, cuestiona la supuesta pureza dietética de las comunidades judías medievales. Como sugiere el estudio, su existencia puede explicarse por múltiples factores: la contaminación estratigráfica, errores de los carniceros a la hora de manipular la carne, los cambios en la identidad religiosa e incluso una cierta flexibilidad cultural en el cumplimiento de las normas dietéticas.

Marcas de cortes rituales: el nikkur
Otro de los hallazgos más relevantes del estudio apunta a la identificación de marcas de despiece típicas del proceso de purgado (nikkur) en los huesos de las patas traseras de los caprinos, en especial en los fémures y las tibias. Este procedimiento, que requiere la eliminación de las grasas prohibidas y nervios como el ciático, es fundamental para cumplir con la ley kosher.
Las marcas de purgado representan un marcador arqueológico claro de identidad religiosa. Tal procedimiento exige una técnica especializada que suele ser realizado por un profesional llamado menakker. En la comunidad de Lorca, este hallazgo resulta particularmente significativo por tratarse del primer ejemplo documentado de este tipo de despiece cárnico ritual en la península ibérica.
Según las fuentes medievales, las mujeres judías eran responsables de salar y desgrasar la carne en el ámbito doméstico. El proceso del nikkur, sin embargo, corría a cargo de un especialista, dado que la ley prohibía que un mismo individuo ejerciera de carnicero y menakker simultáneamente, para evitar conflictos de interés.

¿Qué significan los restos de cerdo?
Pese a su escasa proporción dentro del conjunto de evidencias, los restos de cerdo hallados en Lorca abren importantes interrogantes sobre la vida y las prácticas cotidianas de los judíos medievales. Según el estudio, no puede descartarse la posibilidad de que algunos individuos comieran carne de cerdo, ya fuera por necesidad económica, asimilación cultural, convivencia con cristianos o incluso apostasía.
Una fuente documental del siglo XV conservada en el Archivo Municipal de Murcia, por ejemplo, menciona cómo un grupo de judíos de Lorca se negó a comer carne impura durante un viaje, lo que parece confirmar que la preocupación por respetar el kashrut (las leyes alimenticias judías) existía. Sin embargo, la presencia arqueológica de restos de un animal prohibido sugiere que la realidad cotidiana pudo haber sido más ambigua y flexible.
El adafina: un plato con historia
Entre las evidencias analizadas, los investigadores también encontraron huesos que, probablemente, se cocinaron descarnados aparente y cuyo único valor culinario era el tuétano. Tal hallazgo sugieres la hipótesis de que estos restos podrían estar relacionados con la preparación de adafina, el tradicional guiso sefardí consumido durante el Sabbat.
Este plato, también conocido como hamin, se cocinaba lentamente desde el viernes por la tarde y se consumía el sábado, de manera que permitía respetar la prohibición sabática de encender fuego. El uso de huesos purgados ricos en tuétano en la adafina conecta los restos arqueológicos con una práctica culinaria y religiosa ancestral.

Un registro arqueológico sin precedentes
El estudio demuestra que la zooarqueología puede ofrecer pruebas contundentes de la identidad religiosa de una comunidad medieval, incluso cuando no existen diferencias arquitectónicas u otros indicadores materiales evidentes. En el caso de la judería de Lorca, los restos animales permiten reconstruir con gran precisión el sistema de producción, distribución y consumo de carne, así como sus implicaciones socioculturales.
Además, la evidencia de prácticas como el nikkur indica un alto grado de organización interna en esta comunidad, lo que confirma la complejidad y sofisticación de la vida judía en una ciudad de frontera como lo fue Lorca durante los siglos XIV y XV.
Lorca, un caso de estudio que reescribe la vida de las comunidades judías
El estudio zooarqueológico de la judería del castillo de Lorca, además de ampliar el corpus documental sobre los judíos medievales de la península ibérica, también rompe con visiones idealizadas o excesivamente normativas de la vida judía en la Edad Media. La presencia de restos de cerdo y conejo, junto a las evidencias de prácticas kosher como el nikkur, revela una realidad mucho más rica y compleja. Estos hallazgos no deben interpretarse como una simple transgresión de la ley religiosa, sino como el reflejo de una comunidad viva, en interacción con su entorno, su economía y su contexto social y político.
Referencias
- García García, Marcos et al. 2025. "The zooarchaeology of an Iberian medieval Jewish community: the castle of Lorca (Murcia, Spain)." International Journal of Osteoarchaeology, 35.1: e3373. DOI: https://doi.org/10.1002/oa.3373