Un hallazgo reescribe el inicio de la vida fuera del agua: encuentran en Polonia rastros de peces que caminaban sobre tierra firme hace 400 millones de años

Un sorprendente hallazgo fósil en Polonia demuestra que los peces comenzaron a caminar por tierra firme mucho antes de lo que creíamos, reescribiendo el origen de la vida terrestre.
Reconstrucción artística de Reptanichnus acutori
Reconstrucción artística de Reptanichnus acutori. Foto: ChatGPT-4o/Christian Pérez

En las tranquilas montañas Świętokrzyskie, en el corazón de Polonia, un grupo de científicos acaba de destapar un capítulo fascinante de la historia de la vida en la Tierra. Lo que a simple vista parecía una colección de marcas extrañas en la roca resultó ser un conjunto de huellas fósiles con una historia que desafía lo que creíamos saber sobre la conquista de la tierra firme por parte de los vertebrados.

Publicado recientemente en la revista Scientific Reports, el estudio liderado por investigadores del Instituto Geológico Nacional de Polonia documenta las huellas más antiguas conocidas de peces que comenzaron a arrastrarse fuera del agua. Estas marcas, dejadas hace aproximadamente 400 millones de años por peces pulmonados en los sedimentos costeros del Devónico inferior, podrían representar el primer intento documentado de un vertebrado por moverse en tierra firme. Y lo más sorprendente: estas huellas anteceden en unos 10 millones de años a los primeros rastros conocidos de los tetrápodos, los vertebrados de cuatro patas que acabarían colonizando el planeta.

Las huellas que lo cambiaron todo

El descubrimiento tuvo lugar en dos antiguos yacimientos de arenisca, ya abandonados, en Ujazd y Kopiec, al sur de Varsovia. En estas rocas, formadas en ambientes marinos marginales, los investigadores identificaron una superficie de más de 45 metros cuadrados plagada de impresiones fosilizadas: surcos alargados, marcas en forma de coma y extrañas depresiones bilobuladas. Todo indicaba que algo había estado arrastrándose sobre ese terreno húmedo hace cientos de millones de años.

La clave estuvo en la comparación con las huellas que hoy dejan los peces pulmonados modernos, como Protopterus annectens, un curioso pez africano que puede respirar aire y moverse por tierra firme en busca de agua durante las sequías. Mediante escaneos 3D y experimentos en laboratorio, los científicos descubrieron que las huellas fósiles coincidían notablemente con las que deja este pez cuando se arrastra por superficies húmedas.

Ubicación de los afloramientos fosilíferos estudiados en las zonas de Ujazd y Kopiec
Ubicación de los afloramientos fosilíferos estudiados en las zonas de Ujazd y Kopiec. Fuente: Scientific Reports (2025)

El conjunto principal de huellas recibió el nombre científico de Reptanichnus acutori, y refleja una locomoción terrestre sorprendentemente compleja. El pez arrastraba el cuerpo mientras se impulsaba con la boca, que utilizaba como punto de anclaje en el sedimento. Las aletas dejaban marcas paralelas a ambos lados del cuerpo, lo que sugiere un movimiento coordinado más cercano al “gateo” que a un mero deslizamiento azaroso.

Junto a estas huellas de locomoción, se identificó otro tipo de marca, bautizada como Broomichnium ujazdensis, que representa a peces en reposo, apoyados sobre una o dos parejas de aletas. Estas impresiones muestran que no solo se desplazaban por tierra, sino que también descansaban fuera del agua, un comportamiento que no se había documentado en fósiles de esta antigüedad.

Una vida entre dos mundos

Este hallazgo sitúa a los peces pulmonados como pioneros en el difícil tránsito del mar a la tierra, adelantándose al linaje de los tetrápodos. Si bien estos peces no forman parte directa de la línea evolutiva que llevó a los humanos y otros animales terrestres, sí muestran que la adaptación a ambientes semiterrestres ocurrió en más de un grupo de vertebrados. No fueron intentos aislados, sino parte de un proceso evolutivo mucho más amplio y complejo de lo que se pensaba.

Los investigadores destacan que los peces no se lanzaron a tierra firme por azar. Era una estrategia adaptativa: salir del agua durante la marea baja les permitía explorar nuevos territorios, evitar depredadores o alimentarse de invertebrados que quedaban atrapados en el lodo. Era una ventaja evolutiva, una forma de ampliar el hábitat sin abandonar por completo el medio acuático.

Uno de los datos más curiosos del estudio es la posible existencia de lateralidad —o "preferencia manual"— en estos antiguos peces. De los más de 240 rastros analizados, 36 mostraban marcas torcidas hacia un lado, y 35 de ellas giraban hacia la izquierda. Este patrón, estadísticamente significativo, podría ser la evidencia más antigua de lateralidad en vertebrados. En otras palabras, estos peces eran “zurdos”.

La lateralidad es común hoy en día, no solo en los humanos, sino también en otras especies de vertebrados. Sin embargo, encontrarla en un pez del Devónico añade una capa inesperada de complejidad al comportamiento de nuestros antiguos ancestros acuáticos.

Depresiones, surcos y marcas fosilizadas en la arenisca que podrían haber sido dejadas por un pez que se desplazaba arrastrándose
Depresiones, surcos y marcas fosilizadas en la arenisca que podrían haber sido dejadas por un pez que se desplazaba arrastrándose. Foto: Piotr Szrek

Un fósil que reabre el debate

Este descubrimiento también reaviva la discusión sobre otros rastros fósiles encontrados en el yacimiento de Zachełmie, también en Polonia, que durante años se consideraron los más antiguos testimonios de locomoción terrestre de tetrápodos. Con el nuevo estudio, los científicos argumentan que algunos de estos rastros podrían haber sido creados por peces como los dipnoos, y no por verdaderos animales de cuatro patas.

Además, el excelente estado de conservación de las huellas —protegidas durante millones de años bajo una fina capa de ceniza volcánica solidificada— ha permitido documentar con un detalle sin precedentes las primeras tentativas de locomoción terrestre. Este tipo de yacimientos, denominados “substratos verdaderos”, son extremadamente raros y valiosos, ya que muestran la interacción directa entre un organismo y su entorno en un momento específico.

Un nuevo capítulo de la evolución

Este hallazgo en las montañas polacas no solo retrasa la línea de tiempo de la colonización terrestre por parte de los vertebrados, sino que también sugiere que dicha transición fue más diversa y experimental de lo que creíamos. Diferentes linajes de peces habrían probado suerte en tierra firme antes de que los tetrápodos se impusieran.

Aunque aquellos antiguos dipnoos no dejaron descendientes terrestres, sí nos muestran que el impulso de explorar, adaptarse y conquistar nuevos hábitats ha estado presente en la historia de la vida desde mucho antes de que los primeros anfibios comenzaran a andar.

En palabras de los investigadores, este tipo de estudios nos obliga a replantear el relato clásico de la evolución. No se trató de un único momento de conquista, sino de un proceso largo, tortuoso, con múltiples protagonistas y muchos fracasos olvidados por el tiempo. Y quizás eso sea lo más fascinante de todo: que la historia de la vida en la Tierra sigue llena de sorpresas, aún por descubrir, justo bajo nuestros pies.

El estudio ha sido publicado en la revista Scientific Reports.

Recomendamos en