Asimov predijo (y acertó) cómo serían los coches eléctricos hace 50 años

El renombrado divulgador científico Isaac Asimov dejó entrever un futuro revolucionario en el que los coches eléctricos se convertirían en una realidad. Las predicciones de Asimov se han materializado con increíble acierto en el mundo actual de los vehículos eléctricos.
Asimov predijo (y acertó) cómo serían los coches eléctricos hace 50 años

Uno de los divulgadores científicos más conocidos del siglo pasado fue el norteamericano de origen ruso Isaac Asimov. Su nombre era Isaak Yudovich Ozimov pero lo actualizó al que todos conocemos al adquirir la nacionalidad estadounidense. Aficionado a la ciencia ficción desde pequeño, empezó a escribir relatos a los 19 años. En 1948 se doctoró en Bioquímica y pasó a ser profesor en la Facultad de Medicina de la universidad de Boston, aunque para entonces ya se había convertido en escritor profesional.

Isaac Asimov en 1965. Foto: Wikipedia

Además de su ficción –que incluye la ciencia-ficción, la fantasía, las novelas de misterio y poesía- Asimov fue un prolífico divulgador científico. Escribió numerosos libros y ensayos que explicaban conceptos científicos de manera accesible. Su habilidad para comunicar de manera clara y amena lo convirtió en una figura importante en la popularización de la ciencia. Y no solo de ciencia; Asimov escribió prácticamente de todo: historia universal, religión, literatura...

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Como buen escritor de ciencia-ficción, en muchos de sus cientos de ensayos realizó predicciones sobre cómo podría ser nuestro futuro. Así, en una entrevista en 1988, cuando solo había unas diez mil computadoras conectadas a un joven internet, Asimov predijo que en el futuro la gente usaría computadoras para encontrar información sobre temas en los que estaban interesados. Y sus famosas leyes de la robótica (una palabra acuñada por él), que propuso en 1942, se han convertido en la base sobre la que construir una ética de la inteligencia artificial.

La ética robótica actual se basa en las tres leyes que formulo en 1942. Foto: Istock

Pero quizá uno de sus mayores aciertos de prospectiva fue en el transporte del futuro. En un artículo de 1974 (hace ya medio siglo) Asimov propuso cómo sería el coche del futuro y porqué deberíamos abandonar el coche con motor de combustión interna. “Nuestra red de transporte mundial funciona con petróleo, y el petróleo se está agotando. Estamos en la misma situación en la que habría estado el siglo XVIII si sus caballos se le hubiesen estado muriendo”.

El coche eléctrico según Asimov

Incidiendo sobre el problema fundamental del permanente ruido y la polución que provoca, Asimov abogó por el coche eléctrico: “Durante la temprana historia del automóvil se usó la electricidad para impulsar ciertas marcas de coches. Los coches eléctricos eran mucho más silenciosos y limpios que los impulsados por gasolina, pero estos ganaron la partida. Eso se debió en parte a que la gasolina era muy barata, en parte a que permitía una rápida aceleración y altas velocidades y en parte a que la gasolina duraba mucho más tiempo y era fácil de rellenar, mientras que la batería se agotaba rápidamente y era tedioso cargarla”.

Asimov predijo cómo sería el coche eléctrico. Foto: Istock

Recordemos que en la época en que escribió el ensayo el mundo se encontraba inmerso en la crisis del petróleo, cuando la OPEP decidió reducir la producción y aumentar el precio del barril de crudo. Asimov veía que en los años siguientes empezaríamos a vivir en un mundo con escasez de energía, imponiendo un nuevo tipo de vehículos, “más pequeños y livianos que se mueven a velocidades moderadas”. Es entonces cuando los coches eléctricos se volverían competitivos. “Podrán alcanzar velocidades de hasta el límite legal de 90 kilómetros por hora y viajarán 160 kilómetros entre las recargas”. Hoy la autonomía de un coche eléctrico es mayor que la predicha por el escritor, 250 km, y aunque pueden alcanzar los 160 km/h, la velocidad la suelen tener limitada para impedir que nos quedemos sin batería rápidamente.

De baterías y semáforos

“Para los viajes cotidianos ordinarios, los coches pueden ser cargados rutinariamente en el garaje durante la noche. Para viajes largos, el conductor se detendrá periódicamente en una estación de servicio para recargar la batería o, mejor, sencillamente para reemplazar la batería gastada por otra cargada”. Curiosamente esta última opción se intentó en 2007: fue la compañía Better Place. Sus responsables pensaron que los fabricantes de vehículos se pondrían de acuerdo para hacer baterías de coches en formas y tamaños estándar, para ampliar sus clientes potenciales. Nada más lejos de la realidad. Ni siquiera un mismo fabricante utiliza un único diseño de batería para sus diferentes modelos. Better Place liquidó activos en 2013. Pero la idea era y sigue siendo buena.

Los semáforos van camino de acercarse a cómo predijo Asimov. Foto: Istock

Asimov no se detuvo aquí. Predijo que los coches eléctricos contarían con “automatización creciente y con la versatilidad del microcomputador” y que “en años futuros deberá ser posible que los semáforos sean capaces de explorar las cercanías de una intersección para poder detectar la densidad relativa del tráfico en las diferentes direcciones” y que “redes enteras de semáforos podrían ser informatizadas para que reaccionen al flujo de tráfico y se ajustasen cooperativamente para mantener los coches en movimiento de la manera más eficiente posible”. En esto, por desgracia, estamos todavía en mantillas aunque ya se están desarrollan do proyectos para implementar la inteligencia artificial al sistema de regulación del tráfico (un proyecto piloto está en la ciudad alemana de Lemgo).

Los sistemas de ayuda a la conducción

También Asimov predijo (y debemos volver a recordar que lo hizo hace medio siglo) los sistemas avanzados de ayuda a la conducción (ADAS): “Los coches podrían usar una guía de radar que permitiese detectar obstrucciones de noche o con niebla, y también la deceleración de un automóvil que está más adelante o un coche que haga un viraje a un lado. Es probable que se equipe a los coches con dispositivos automáticos que los hagan reducir la velocidad girar o detenerse, según los mensajes del radar”.

Y añade: “El automóvil del futuro estará totalmente automatizado. Su “cerebro” informático podría recordar la red de carreteras para la que sería programado, de modo que el automóvil siguiese la ruta más conveniente, a la par que estaría protegido contra las obstrucciones y otros coches, y ajustaría su velocidad a la del flujo de tráfico”. Una predicción muy cercana al GPS y a las aplicaciones que te avisan de embotellamientos y accidentes.

El centro de investigación de la fusión nuclear ITER, en construcción en Cadarache (Francia). Foto: Istock

Fusión nuclear, la única predicción fallida

Asimov era muy consciente de la necesidad de encontrar una fuente de energía que recargar las baterías sin necesidad de usar centrales de carbón y petróleo. “Hay métodos para producir electricidad que no involucran la combustión de combustibles fósiles. Las turbinas hidroeléctricas producen electricidad, y lo mismo que las plantas de fusión nuclear. Está prevista la producción de electricidad por molinos de viento o energía geotérmica

En el futuro, las plantas de fusión nuclear harán lo mismo, y se incrementará el uso de células fotovoltaicas que convertirán la luz solar en electricidad”. En este punto Asimov pensaba que las centrales fusión nuclear estarían ya en funcionamiento a medio plazo, pues estaba imbuido en el “mito de los 20 años” que los físicos de fusión nuclear han ido propagando desde que se comenzó a investigar en este campo. Hoy, ese futuro –si es que se alcanza pues todavía hay serias dudas de que sea viable- se plantea para cerca de 2100.

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