¿Es real… o lo estás imaginando? La ciencia descubre cómo tu cerebro diferencia entre realidad y fantasía

Una sombra que no estaba ahí, un destello, una figura fugaz… y nada. A veces, lo que creemos ver no existe. Ahora, la neurociencia nos explica por qué: nuestro cerebro evalúa cada imagen como si fuera real o imaginada, y puede equivocarse. El hallazgo explica desde ilusiones visuales hasta alucinaciones.
¿Es real… o lo estás imaginando? La ciencia descubre cómo tu cerebro diferencia entre realidad y fantasía
Cuando imaginación y percepción coinciden, el cerebro puede confundirse y tomar una imagen mental por algo real. Representación artística: Sora / Edgary R.

¿Alguna vez juraste haber visto algo que en realidad no estaba ahí? Una sombra que se movía, un rostro en una multitud o incluso un objeto donde solo había niebla. No estás solo. Nuestro cerebro tiene la asombrosa habilidad de generar imágenes mentales tan vívidas que, a veces, puede resultar difícil distinguirlas de lo que realmente percibimos. Ahora, gracias a una investigación pionera publicada en Neuron por científicos del University College London, sabemos qué parte del cerebro nos ayuda a mantener los pies en la realidad… o a confundirnos por completo.

El estudio revela que la clave está en una región visual del cerebro llamada giro fusiforme, que actúa como una especie de balanza neuronal. Esta zona calcula la "fuerza" sensorial de lo que vemos e imaginamos, y a partir de esa medida, decide si se trata de una percepción externa real o de una creación interna. ¿La sorpresa? Cuanto más vívida es nuestra imaginación, más probable es que la confundamos con algo real.

Este descubrimiento no solo explica por qué a veces dudamos de nuestros propios sentidos, sino que también abre la puerta a entender mejor ciertos trastornos mentales, como las alucinaciones, y a mejorar tecnologías de realidad virtual que juegan con los límites de nuestra percepción.

El experimento que confundió a la mente… a propósito

"Imagina una manzana en el ojo de tu mente tan vívidamente como puedas. Durante la imaginación, muchas de las mismas regiones cerebrales se activan de la misma manera que cuando ves una manzana real. Hasta hace poco, no estaba claro cómo el cerebro distingue entre estas experiencias reales e imaginarias", dijo la Dra. Nadine Dijkstra, del Departamento de Neurociencia de la Imagen de la UCL y autora principal.

Para investigar cómo distinguimos lo real de lo imaginado, los investigadores diseñaron un experimento visual muy sutil. Mostraron a 26 voluntarios una serie de imágenes borrosas en las que, a veces, aparecía una rejilla inclinada hacia la izquierda o la derecha. En algunas ocasiones, estas rejillas eran reales; en otras, no existían y solo se pedía a los participantes que las imaginaran.

Lo curioso es que muchos voluntarios aseguraron haber visto una rejilla… cuando en realidad no había ninguna. Esto ocurría sobre todo cuando su imaginación coincidía con lo que esperaban ver. Esta ilusión de percepción permitió a los científicos observar, mediante resonancia magnética funcional, qué áreas del cerebro se activaban durante estas confusiones.

El resultado fue claro: cuanto más coincidía lo imaginado con lo que supuestamente debían ver, más se activaba una región específica del cerebro, y más probable era que confundieran la imagen mental con la realidad.

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El estudio revela por qué ciertas alucinaciones o recuerdos pueden sentirse tan reales como las experiencias verdaderas. Representación artística: Sora / Edgary Rodríguez R.

El giro fusiforme, el vigilante entre lo real y lo imaginado

La estrella de este hallazgo es el giro fusiforme, una zona ubicada en la parte media del cerebro que suele participar en tareas visuales complejas, como reconocer rostros u objetos. Lo que reveló el estudio es que esta región no solo responde a lo que vemos con los ojos, sino también a lo que imaginamos con la mente.

Los científicos descubrieron que el giro fusiforme combina la información sensorial interna (imaginación) y externa (percepción) y genera una especie de "señal de realidad", cuyo nivel de intensidad determina si interpretamos algo como real o no. Si esa señal es lo suficientemente fuerte, el cerebro da por hecho que el estímulo es real, aunque no lo sea.

Este mecanismo explica por qué podemos tener falsas percepciones tan convincentes, especialmente en situaciones de baja visibilidad, distracción o cansancio, cuando nuestra imaginación tiene más espacio para infiltrarse en la percepción.

"La actividad cerebral en esta área de la corteza visual coincidía con las predicciones de una simulación por ordenador sobre cómo se determina la diferencia entre la experiencia generada interna y externamente", dijo el profesor Steve Fleming, autor del estudio e integrante del área de psicología y ciencias del lenguaje de UCL.

El papel del cerebro frontal: tomar la decisión final

Pero el cerebro no se queda solo con esa señal. Una vez que el giro fusiforme calcula cuán real parece una imagen, otras regiones del cerebro toman la decisión final: decir si lo que vimos es real o solo una fantasía. Estas zonas incluyen la corteza prefrontal dorsomedial y la ínsula anterior, áreas conocidas por su rol en el juicio, la atención y la conciencia.

Estas regiones funcionan como un "juez" que escucha la señal de realidad y emite un veredicto binario: sí, esto es real; no, esto es imaginado. Lo interesante es que la ínsula anterior mostró una conexión directa con el giro fusiforme, lo que sugiere que esta área podría ser clave en el proceso de distinguir entre percepción verdadera y autoengaño.

"Estas áreas de la corteza prefrontal se han implicado previamente en la metacognición, la capacidad de pensar en nuestras propias mentes. Nuestros resultados indican que las mismas áreas del cerebro también están involucradas en la decisión de lo que es real", dijo Fleming.

Este hallazgo también ayuda a explicar por qué algunas personas son más propensas a las alucinaciones o a experiencias similares a las oníricas, donde el límite entre lo real y lo imaginado se vuelve borroso.

Base neuronal univariante de una señal de realidad
Base neuronal univariante de una señal de realidad. Fuente: Neuron.

¿Por qué confundimos la imaginación con la realidad?

Una de las ideas más sorprendentes del estudio es que el cerebro no descarta las señales auto-generadas, es decir, no anula lo que imaginamos. Al contrario, las suma a la percepción. Así, si estás imaginando algo con mucha intensidad y al mismo tiempo hay un estímulo visual débil, el cerebro puede mezclar ambos y concluir que es real.

Esta mezcla de señales ocurre con más frecuencia de lo que pensamos. Por ejemplo, al caminar de noche y ver una sombra entre los árboles, el cerebro puede completar la imagen con ideas preconcebidas (un animal, una persona, un objeto) que en realidad no están ahí. El resultado es una percepción creada a partir de una mezcla entre imaginación y realidad.

Este mecanismo, aunque pueda causar errores, es en realidad muy útil. Nos permite anticipar situaciones, planear acciones y crear simulaciones internas para tomar decisiones rápidas. El problema aparece cuando la línea que separa lo imaginado de lo real se difumina demasiado.

"Nuestros hallazgos sugieren que el cerebro utiliza la fuerza de las señales sensoriales para distinguir entre la imaginación y la realidad", dijo Dijkstra.

Más allá de la ciencia: implicaciones para la salud mental y la tecnología

Los autores del estudio señalan que entender cómo funciona este sistema podría tener aplicaciones clínicas importantes. Por ejemplo, en trastornos como la esquizofrenia o las alucinaciones auditivas, donde el cerebro atribuye realidad a experiencias internas, el mecanismo de la "señal de realidad" podría estar alterado.

También podría tener aplicaciones en el diseño de tecnologías inmersivas, como la realidad virtual o los videojuegos, donde se juega precisamente con engañar al cerebro haciéndole creer que lo imaginado es real. Saber cómo el cerebro construye esa frontera permitirá diseñar experiencias más seguras, equilibradas y enriquecedoras.

Además, este descubrimiento invita a repensar la naturaleza de la conciencia y la percepción, mostrando que lo que llamamos realidad es, en gran parte, una construcción del cerebro, moldeada por la atención, la memoria, y, sí, también por la imaginación.

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La ínsula anterior se conecta con el giro fusiforme para emitir un juicio final sobre la realidad de lo percibido. Fuente: ChatGPT / ERR.

La frontera invisible que el cerebro traza todos los días

Cada vez que soñamos despiertos, recordamos una escena o visualizamos el futuro, estamos activando los mismos mecanismos que usamos para ver el mundo real. Este estudio demuestra que la diferencia entre realidad e imaginación no es un abismo, sino una sutil línea que el cerebro traza a cada instante, combinando señales internas y externas en una balanza invisible.

Gracias al trabajo de Nadine Dijkstra y su equipo, ahora entendemos mejor ese delicado equilibrio. Y aunque aún falta mucho por investigar, una cosa es segura: lo que creías ver… puede que haya estado solo en tu mente. Pero eso no lo hace menos real para tu cerebro.

Referencias

  • Dijkstra, N., von Rein, T., Kok, P., & Fleming, S. M. (2025). A neural basis for distinguishing imagination from reality. Neuron. doi: 10.1016/j.neuron.2025.05.015

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