No hay un único tiempo verdadero: múltiples realidades existen y cada una tiene su propio presente

¿El presente es solo una ilusión? Un paper explora cómo la física cuántica y la teoría del eternalismo podrían describir un universo donde todos los tiempos y realidades existen al mismo nivel, cada uno con su propio “ahora”.
Fuente: ChatGPT / E. F.

Cualquier niño se puede preguntar por qué no puede viajar al pasado si en las películas es tan fácil. Un padre, una madre, le constataría que “ya pasó”, como si eso resolviera el misterio. Décadas después, todavía intriga esa barrera que parece separar lo que fue de lo que será. ¿Y si el pasado, el presente y el futuro no fueran tan distintos como creemos? ¿Y si todas las etapas del tiempo existieran por igual, como las páginas de un libro que ya está escrito, pero que solo leemos una por una?

Un artículo reciente del filósofo Matias Slavov, titulado "Eternalism and Everettian Quantum Mechanics", ofrece una propuesta tan radical como sugerente: que todas las realidades posibles —y los tiempos en que ocurren— existen simultáneamente. Slavov argumenta que hay una profunda compatibilidad entre el eternalismo (la idea de que todo el tiempo existe por igual) y la interpretación de muchos mundos de la mecánica cuántica, conocida como Everettianismo. Su texto no solo propone una visión coherente de estas teorías, sino que las funde en una misma estructura lógica para entender el tiempo como algo plural, relativo y, sobre todo, realmente existente en todas sus formas.

La existencia del tiempo más allá del presente

El punto de partida del artículo de Slavov es una revisión crítica del eternalismo, la tesis según la cual el pasado, el presente y el futuro existen por igual y sin privilegios ontológicos. A diferencia del presentismo (que sostiene que solo existe el presente) o de la teoría del “bloque creciente” (que considera real el pasado y el presente, pero no el futuro), el eternalismo defiende que todo el tiempo es tan real como el espacio. No hay un “ahora” absoluto que recorra el universo.

Esta visión ya tenía respaldo desde la relatividad de Einstein, que pone en entredicho la existencia de un presente universal debido a la relatividad de la simultaneidad. Sin embargo, Slavov se propone ir más allá: ¿puede la mecánica cuántica respaldar también esta visión del tiempo? Su respuesta es afirmativa si se considera una versión particular de la teoría cuántica: la interpretación de muchos mundos.

Fuente: ChatGPT / E. F.

El desafío cuántico al tiempo único

En el segundo apartado del artículo, Slavov analiza un reto común al eternalismo: la indeterminación del futuro en la mecánica cuántica. Algunos autores, como Sudbery (2017), sostienen que “las proposiciones en tiempo futuro hechas por seres conscientes como nosotros no son, en general, ni verdaderas ni falsas; deben satisfacer una lógica multivalente”. Esto implica que el futuro no existe aún y que solo se pueden asignar probabilidades a sus posibles manifestaciones.

Este punto de vista favorece otras concepciones del tiempo, como el presentismo, y parece chocar con la idea eternalista de que el futuro ya está “ahí”. Slavov, sin embargo, desmonta esta aparente incompatibilidad argumentando que la indeterminación no niega la existencia del futuro, sino que simplemente muestra que hay múltiples futuros posibles, todos igualmente reales, aunque no todos experimentados por un único observador.

Everett y la multiplicidad de mundos

Aquí es donde entra en escena la interpretación Everettiana de la mecánica cuántica, también conocida como la teoría de los muchos mundos. Según esta interpretación, cada vez que ocurre una medición cuántica, el universo se divide en múltiples versiones que reflejan cada resultado posible. No hay colapso de la función de onda. Todos los resultados son reales, cada uno en un mundo diferente.

Slavov señala que, en esta visión, cada mundo tiene su propio tiempo, su propia “actualidad”. Como explica: “Todos los mundos de Everett son cualitativamente discernibles. Los fenómenos cuánticos indeterministas se resuelven de distintas maneras en diferentes mundos”. Así como el eternalismo considera que todos los momentos temporales existen, el Everettianismo afirma que todos los mundos posibles también existen. Para Slavov, esto no es una coincidencia, sino una profunda afinidad conceptual.

Fuente: ChatGPT / E. F.

El presente como perspectiva

Una de las claves más interesantes del paper es la analogía que establece entre el carácter indexical del tiempo en el eternalismo y el de la actualidad en la interpretación Everettiana. En otras palabras, así como el término “ahora” depende de la perspectiva del observador, también lo hace la noción de “mundo actual” en el Everettianismo. No hay un mundo privilegiado, como no hay un presente absoluto. Slavov escribe: “Los eternalistas no reconocen ningún sentido en el que un momento ‘ahora’ local esté física o metafísicamente privilegiado respecto a otro”.

Esto es coherente con las enseñanzas de la relatividad, donde no hay un “aquí y ahora” universal que todos compartamos. Cada observador tiene su propio presente, que es válido solo desde su marco de referencia. Lo mismo ocurre en la interpretación de muchos mundos: cada observador vive en su propio mundo y en su propio tiempo, sin que ninguno sea más real que otro.

¿Y si el tiempo también se ramifica?

La conclusión más provocadora del trabajo de Slavov es que el tiempo mismo podría estar ramificado. Así como la interpretación de Everett sugiere un multiverso con diferentes desarrollos históricos, el eternalismo cuántico sugiere que hay múltiples líneas temporales, cada una tan real como las demás. Slavov señala que “las diferentes partes del multiverso o del universo cuántico ramificado están completamente separadas y poseen sus propios tiempos”.

Incluso si se adopta una versión menos radical, como la del universo único que se ramifica internamente, el resultado es el mismo: múltiples tiempos, múltiples presentes, múltiples realidades coexistentes. La idea de que hay un solo presente verdadero, común a todo el universo, se desvanece. En su lugar, queda un entramado complejo de momentos y mundos, todos igualmente existentes, pero inaccesibles entre sí.

Fuente: ChatGPT / E. F.

Un universo sin centro

El modelo propuesto por Slavov tiene implicaciones filosóficas profundas. Si no hay un “ahora” absoluto ni un mundo privilegiado, desaparece la noción de centralidad temporal o existencial. Vivimos en un universo donde nuestras coordenadas espacio-temporales no son especiales. Como en la famosa analogía del Doppler relativista, el color percibido depende del observador. De igual modo, el presente y el mundo en el que existimos son solo perspectivas entre muchas posibles.

Esto no implica un relativismo sin límites, sino una estructura coherente que respeta tanto la física relativista como la cuántica. El universo, en esta visión, es una red de realidades separadas, donde cada observador tiene su propio presente y su propia historia, pero todas esas historias son reales y coexistentes. Es una forma de reconciliar nuestras intuiciones cotidianas con la física más abstracta sin renunciar al rigor.

Referencias

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