Decían los habitantes de ese pueblo perdido de Albacete a su alcalde “¡Todos somos contingentes, pero tú eres necesario!”. Con qué inteligencia y humor definía José Luis Cuerda uno de los principios más básicos de la política castiza, que no casposa (aunque también). Los políticos son esos personajes que se exponen bajo la incisiva luz del foco para, al menos en la teoría, dirigir y organizar un país con el fin de que progrese y mejore. Precisamente porque de ellos depende el futuro de muchos, se les suele mirar con lupa y se les exige un nivel de compromiso y responsabilidad mayor que a cualquier otro. Un político debe haber sido, ser y seguir siendo responsable, íntegro y pulcro; cuando no lo es, suele llegar el momento de la dimisión.
Olvidando el sistema del turno de partidos propio de Alfonso XIII o el ir y venir de las distintas familias que Franco organizaba a su antojo durante la dictadura, la sistema democrático y otras irregularidades.
El primer ministro que dimitió fue Gabriel Pita da Veiga en 1977. Este ministro de Adolfo Suárez se negó a la legalización del Partido Comunista Español (PCE), elemento que muchos consideraban imprescindible para llevar a cabo una transición política real hacia un sistema democrático policial.
El periodo más largo que ha transcurrido sin que hubiera ninguna dimisión de un ministro fue de seis años, durante el gobierno de Felipe González. Entre 1985 y 1991 solo dimitieron el ministro de Economía Miguel Boyer (en 1985) y el vicepresidente Alfonso Guerra (en 1991). El gobierno socialista de González duró hasta 1996 y se cobró la dimisión de un total de nueve ministros, destacándose el caso de Antoni Asunción y el escándalo de los GAL. Los dos siguientes gobiernos, el de José María Aznar y el de José Luis Rodríguez Zapatero, contaron cada uno con cuatro dimisiones de sus ministros.
Durante el tiempo en que Mariano Rajoy fue presidente del Gobierno hubo un total de seis dimisiones de ministros: Miguel Arias Cañete, Alberto Ruíz Gallardón, Ana Mato, José Ignacio Wert, José Manuel Soria y Luis de Guindos. Entre estos casos destaca el de José Manuel Soria como ministro de Industria, que no sería una dimisión al uso sino una renuncia en funciones; ya que estaba cesado de su cargo desde 2015 debido a su implicación en situaciones de fraude fiscal.
Los últimos caídos pertenecen al gobierno socialista de Pedro Sánchez. Màxim Huerta, ministro de Cultura, dimitió debido a una antigua deuda con Hacienda que ya había pagado. Por otro lado, Carmen Montón tuvo que renunciar al cargo de ministra de Sanidad debido a un escándalo sobre el trato de favor a la hora de obtener un máster en una universidad pública.