Las olas de calor que atraviesan España estos días están rompiendo récords y, con ellas, surgen preguntas inevitables: ¿cuál es el límite real de resistencia de nuestro cuerpo frente a temperaturas extremas? La respuesta no es tan simple como un número fijo, porque depende de varios factores fisiológicos y ambientales. Sin embargo, la ciencia sí nos ofrece cifras y mecanismos clave para entender qué ocurre cuando el calor empieza a sobrepasar nuestras defensas. Incluso la física entra en juego, pues hay que saber diferenciar entre calor y temperatura.
Comprender estos límites no solo es una cuestión de curiosidad, sino una herramienta de prevención. Conocer cómo responde el organismo, cuáles son los indicadores de riesgo y qué papel juegan factores como la humedad o la aclimatación puede marcar la diferencia entre disfrutar de un día caluroso y afrontar una emergencia médica.
Diez datos que explican cuánto calor puede soportar el cuerpo humano
Para entender de verdad cómo nos afecta el calor extremo no basta con hablar de “temperaturas altas” o “sensación térmica”. Hay mecanismos internos, límites fisiológicos y factores ambientales que interactúan de manera compleja. Este decálogo reúne los elementos clave que la ciencia ha identificado como determinantes para la supervivencia y el bienestar cuando el termómetro se dispara. No son teorías abstractas: cada uno de estos puntos describe un aspecto concreto de cómo nuestro cuerpo responde al calor, desde los valores ideales de temperatura interna hasta los escenarios que las olas de calor del futuro podrían plantear.
Más que una lista, se trata de un mapa para comprender en qué momento el calor deja de ser un simple inconveniente y pasa a convertirse en una amenaza real para la salud. Cada dato es una pieza de un puzzle que ayuda a identificar riesgos, anticipar problemas y actuar antes de que la situación se vuelva peligrosa.
- La temperatura interna ideal del cuerpo (37 °C).
- El límite peligroso: 40 °C internos.
- Qué es la temperatura húmeda y por qué importa.
- El umbral crítico de 35 °C de temperatura húmeda.
- Cómo actúa la sudoración.
- Cuándo deja de ser eficaz el sudor.
- La importancia de las noches frescas para la recuperación.
- Factores de riesgo: edad, salud y actividad física.
- La aclimatación: útil pero limitada.
- El futuro con más olas de calor según el IPCC.

1. La temperatura interna ideal del cuerpo (37 °C)
El cuerpo humano funciona de forma óptima cuando su temperatura interna ronda los 37 °C. A este valor, las reacciones químicas y los procesos fisiológicos se desarrollan sin alteraciones. Un aumento sostenido incluso de un par de grados puede poner en marcha mecanismos de defensa y estrés térmico.
2. El límite peligroso: 40 °C internos
Al superar los 40 °C internos, el riesgo de golpe de calor se dispara. A estas cifras, las proteínas comienzan a desnaturalizarse y órganos vitales como el cerebro o el corazón pueden sufrir daños irreversibles si no se actúa de inmediato.
3. Qué es la temperatura húmeda y por qué importa
La temperatura húmeda es un indicador que combina el calor ambiental con la humedad relativa. Sirve para medir la capacidad real de enfriar el cuerpo a través de la evaporación del sudor, siendo mucho más precisa para estimar el riesgo que la temperatura seca.
4. El umbral crítico de 35 °C de temperatura húmeda
Por encima de este valor, el sudor ya no se evapora con eficacia y el cuerpo empieza a acumular calor, incluso en reposo. Es el límite teórico de tolerancia humana, identificado en estudios fisiológicos.

5. Cómo actúa la sudoración
El sudor es el sistema natural de refrigeración del organismo. Al evaporarse, consume energía en forma de calor y enfría la piel y la sangre. Sin embargo, su eficacia depende de la ventilación y la humedad ambiental.
6. Cuándo deja de ser eficaz el sudor
En climas muy húmedos, la evaporación del sudor se ralentiza hasta el punto de perder su función protectora. La deshidratación también reduce su producción, dejando al cuerpo sin su principal defensa frente al calor.
7. La importancia de las noches frescas para la recuperación
La exposición continua al calor sin un descanso térmico nocturno aumenta la fatiga y el riesgo acumulado de problemas cardiovasculares. Las “noches tropicales” —con mínimas por encima de 20–22 °C— dificultan esta recuperación.
8. Factores de riesgo: edad, salud y actividad física
La vulnerabilidad frente al calor aumenta en niños, ancianos y personas con enfermedades crónicas. El esfuerzo físico intenso y la falta de hidratación también incrementan el riesgo de sobrecalentamiento.
9. La aclimatación: útil pero limitada
El organismo puede adaptarse parcialmente al calor en una o dos semanas, mejorando la sudoración y la distribución del flujo sanguíneo. Aun así, esta adaptación no evita los efectos de temperaturas extremas sostenidas.
10. El futuro con más olas de calor según el IPCC
Los informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático alertan de que los episodios de calor extremo serán más frecuentes e intensos. Esto significa que nos acercaremos con más regularidad a los límites fisiológicos humanos, obligando a tomar medidas preventivas más estrictas.