Cuando soñar despierto deja de ser inofensivo: un estudio clasifica por primera vez los perfiles de ensoñación desadaptativa

 Una investigación a gran escala revela que el soñar despierto excesivo puede convertirse en un problema clínico, con distintos niveles de riesgo y vínculos con ansiedad y rendimiento académico.
Cuando soñar despierto deja de ser inofensivo- un estudio clasifica por primera vez los perfiles de ensoñación desadaptativa
Soñar despierto en exceso ya es un problema clínico: un estudio clasifica a miles de jóvenes chinos según su riesgo. Fuente: iStock (composición).

Todos soñamos despiertos. Es común dejar volar la mente durante una clase aburrida, en un viaje largo o al escuchar música. La ensoñación, en pequeñas dosis, es parte de la vida mental normal. Sirve para imaginar escenarios, ensayar conversaciones o escapar del estrés durante unos minutos. Pero cuando esta práctica se vuelve excesiva, consume gran parte del día y provoca malestar, los psicólogos hablan de ensoñación desadaptativa.

El término describe un patrón en el que las personas se sumergen durante horas en fantasías muy elaboradas, con personajes recurrentes y tramas complejas, hasta el punto de descuidar tareas básicas como estudiar, trabajar o relacionarse. No se trata solo de distraerse, sino de vivir atrapado en mundos internos que sustituyen la realidad. Aunque todavía no está reconocido oficialmente en manuales de diagnóstico como el DSM-5, cada vez más investigaciones lo consideran un problema de salud mental en sí mismo.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Guangzhou acaba de publicar en la International Journal of Mental Health and Addiction (2025) el mayor estudio realizado hasta la fecha en este campo. La investigación incluyó a más de 10.000 jóvenes universitarios, y utilizó herramientas estadísticas avanzadas para clasificar los distintos perfiles de soñadores despiertos desadaptativos.

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Investigadores identifican subtipos de soñar despierto desadaptativo y advierten de su impacto académico y emocional. Fuente: iStock (composición).

Una encuesta masiva y un análisis sofisticado

Para obtener datos representativos, los científicos reclutaron a 10.498 estudiantes universitarios de la provincia de Guangdong, un contexto especialmente exigente en lo académico y lo social. Usaron cuestionarios validados como la Maladaptive Daydreaming Scale (versión corta de cinco ítems) y la Daydreaming Frequency Scale, que permiten medir la frecuencia, la intensidad y la calidad de las ensoñaciones. El objetivo era detectar a los “soñadores inmersivos” y analizar sus patrones.

Tras la primera criba, 6.586 estudiantes fueron identificados como personas con una tendencia elevada a la ensoñación. A partir de ahí, los investigadores aplicaron un método llamado análisis de perfil latente (LPA), que agrupa a los participantes en categorías según sus respuestas.

Este enfoque permite superar la visión dicotómica de “tener o no tener” el trastorno, ofreciendo un espectro más matizado de posibilidades. En vez de blanco o negro, el LPA revela toda una gama de grises.

Los resultados mostraron tres perfiles principales: bajo riesgo, moderado y alto riesgo de ensoñación desadaptativa. El grupo de alto riesgo representaba el 21 % de los soñadores inmersivos, lo que equivale a unos 1.447 casos probables en el total de la muestra. Estos jóvenes presentaban una frecuencia diaria de ensoñación mucho mayor y una mayor interferencia en su vida real.

Cuando la imaginación se convierte en obstáculo

Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es que los jóvenes en el perfil de alto riesgo no solo pasaban más tiempo soñando despiertos, sino que también reportaban niveles más altos de angustia, dificultad para concentrarse y problemas académicos. 

La fantasía, en lugar de ser un recurso creativo o relajante, se volvía un obstáculo. Este patrón se acompañaba de síntomas de ansiedad, depresión y conductas obsesivas, lo que sugiere un trasfondo psicopatológico más amplio.

En la práctica, esto significa que el soñar despierto desadaptativo puede coexistir con otros trastornos, haciendo más difícil su detección. No siempre aparece como un problema aislado: puede enmascararse bajo el cansancio, el bajo rendimiento o la falta de motivación. Esto explica por qué durante años ha sido ignorado en la clínica.

El estudio sugiere que el fenómeno podría tener bases neurobiológicas relacionadas con la red neuronal por defecto (implicada en los pensamientos espontáneos) y las áreas de control ejecutivo. Un mal equilibrio entre ambas podría explicar la incapacidad de estas personas para desconectarse de sus mundos internos y volver a la tarea real.

Cuando soñar despierto deja de ser inofensivo----un estudio clasifica por primera vez los perfiles de ensoñación desadaptativa
El primer mapa científico de la ensoñación desadaptativa: afecta al 13 % de los jóvenes y se relaciona con ansiedad y depresión. Fuente: Sora / ERR.

Un problema con raíces culturales y sociales

Los autores también subrayan que el contexto cultural de la muestra —universitarios chinos bajo alta presión académica y social— pudo influir en los resultados. En sociedades donde el éxito educativo y profesional se considera central para la identidad, las ensoñaciones pueden convertirse en una vía de escape. El soñar despierto, en este contexto, actúa como un refugio frente a la exigencia externa.

La ensoñación desadaptativa podría, por tanto, funcionar como un estilo de afrontamiento poco saludable frente al estrés. Aunque alivia temporalmente, acaba agravando la sensación de desconexión y fracaso. El estudio plantea que este mecanismo puede variar según culturas y momentos vitales, por lo que urge investigarlo en otros países y edades.

Si se confirma su carácter universal, los criterios de diagnóstico deberán adaptarse a contextos culturales específicos. No todas las ensoñaciones excesivas se interpretan igual en distintas sociedades. Esto abre la puerta a criterios de evaluación culturalmente sensibles que mejoren la detección en entornos clínicos internacionales.

Implicaciones para la salud mental y la intervención

Un punto fuerte de esta investigación es que ofrece un criterio numérico claro: una puntuación de 20 o más en la escala MDS-SF5 indica probable caso de ensoñación desadaptativa. Esto permite a los profesionales de la salud mental contar con un umbral objetivo para la detección temprana. El diagnóstico deja de depender solo del relato subjetivo.

Este avance podría traducirse en programas de cribado en universidades y centros de salud, evitando que muchos casos pasen desapercibidos.

Las intervenciones deberían ser personalizadas: algunos jóvenes pueden beneficiarse de terapia cognitivo-conductual, mientras que otros necesitarían tratamientos más centrados en regular la atención o en abordar síntomas depresivos.

Los autores también advierten que no debe verse únicamente como un trastorno. En algunos niveles, la imaginación puede cumplir funciones adaptativas, como estimular la creatividad o servir de alivio al estrés. El reto es distinguir cuándo la ensoñación se vuelve desproporcionada y perjudicial.

Cuando soñar despierto deja de ser inofensivo- un estudio clasifica por primera vez los perfiles de ensoñación desadaptativa--
Cuando la fantasía interfiere con la vida real: el mayor estudio sobre ensoñación desadaptativa revela tres perfiles de riesgo. Fuente: Sora / ERR

Un nuevo capítulo en la investigación psicológica

El trabajo de Huang y sus colegas es pionero porque establece que la ensoñación desadaptativa no es uniforme, sino que presenta subtipos con diferentes niveles de gravedad e impacto. Este hallazgo puede impulsar ensayos clínicos y guiar hacia una psiquiatría más precisa, que tenga en cuenta la diversidad de los pacientes. La ciencia da un primer paso para reconocer formalmente este fenómeno.

El futuro de la investigación apunta a estudios longitudinales que sigan a los soñadores en el tiempo para ver cómo evolucionan sus perfiles, así como a integrar datos de neuroimagen y aplicaciones digitales que monitoricen episodios en tiempo real. La combinación de métodos promete identificar biomarcadores y diseñar estrategias de intervención más dinámicas.

En un mundo cada vez más preocupado por la salud mental, este estudio abre una puerta a entender mejor cómo la mente puede atraparse en sus propias fantasías. Soñar despierto es humano, pero cuando se convierte en una cárcel invisible, la psicología necesita actuar.

Referencias

  • Huang, M., Li, M., Zhang, Y. et al. Classification of Maladaptive Daydreaming: A Latent Profile Analysis from a Large-Scale Survey among Chinese Young Adults. Int J Ment Health Addiction (2025). doi: 10.1007/s11469-025-01554-7

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