La Colonia de Virginia fue la primera que los ingleses consiguieron establecer con carácter permanente en el continente americano (en el cuadro que ilustra este artículo, embarque de peregrinos a América). Tras cuatro meses de una travesía que incluyó escalas en las islas Canarias y Puerto Rico, pisaron tierra continental el 26 de abril de 1607 en un cabo que llamaron Cape Henry.
Tras recibir la orden de buscar un lugar más seguro para establecerse, los pioneros exploraron lo que hoy es Hampton Roads y seleccionaron una amplia península de 64 kilómetros en la bahía de Chesapeake como terreno donde plantar una fortificación. Las ventajas: un canal navegable –bautizado como James River– que proporcionaba una excelente posición estratégica defensiva y el hecho de que la zona se hallaba deshabitada, pues las tribus indias cercanas la habían desechado por ser pobre y difícil de cultivar. Los inconvenientes: el terreno era pantanoso, angosto, estaba plagado de mosquitos y apenas contaba con agua potable. Para colmo, según algunos estudios recientes, los fundadores de Jamestown llegaron a Virginia durante una pertinaz sequía, lo cual complicó todavía más las cosas. Además, la mayoría eran caballeros nada acostumbrados a las duras labores del campo, lo mismo que sus sirvientes. El desastre estaba servido: en pocos meses, el 80% de los colonos había muerto. Los supervivientes, empero, perseveraron.
Los primeros años de Jamestown y la Colonia de Virginia fueron dificilísimos. Pese a la llegada de suministros traídos por una nueva expedición comandada por el capitán John Smith (célebre por su más bien legendaria relación con la india Pocahontas), la pésima gestión del gobernador George Percy y otros factores, como el naufragio de una misión que traía más víveres, abocaron a los colonos al período conocido como Starving Time (1609-1610): una feroz hambruna durante la cual no sólo hubieron de comer serpientes y el cuero hervido de su calzado, sino que existen evidencias científicas de que recurrieron al canibalismo para poder sobrevivir. Únicamente quedaron vivos al final de esta debacle 60 de los 214 habitantes que tenía Jamestown entonces. El asentamiento estuvo a punto de ser abandonado, pero la providencial llegada del llamado Tercer Suministro salvó finalmente la situación. En 1624, Virginia dejó de pertenecer a la compañía londinense que la fundara y pasó a ser una colonia del Rey. Continuó creciendo y, andando el tiempo, se convertiría en el germen de Estados Unidos.