Así es. Abd al-Rahmán ibn Muhámmad, más conocido como Abderramán III, fue el octavo y último emir independiente y primer califa omeya de Córdoba. Era pelirrojo y de piel clara. A pesar de que la creencia dice que los monarcas andalusíes eran de pelo oscuro, negro y de piel muy morena (asociado al hombre musulmán promedio), lo cierto es que Abderramán III, que tenía madre vascona, era rubio casi pelirrojo y tenía la piel muy clarita. Aunque sí es cierto que se teñía bastante el pelo de negro por pura apetencia personal.
Nació el 7 de enero de 891 d.C. en Córdoba y murió en la misma ciudad el 15 de octubre de 961 d.C. a los 70 años de edad.
¿Fue el único pelirrojo? Ni por asomo. Otro ejemplo fue el primer rey nazarí de Granada, Muhammad I que también tenía el pelo anaranjado natural.