Aldo Manuzio: el editor que inventó el libro de bolsillo en el Renacimiento

En solo veinte años de trabajo cambió el concepto de libro y más de quinientos años después sigue vigente.
Libros antiguos

A los bibliófilos nos encanta todo lo relacionado con los libros. O casi todo. Lo más románticos, que los tienen como objetos de culto, sienten cierta aversión por la parte editorial más comercial en la que el libro pasa a ser un producto de mercado más. En los dos ámbitos del libro, el divino y el profano, tuvo una influencia fundamental Aldo Manuzio: paradigma del humanista del Renacimiento, visionarios para los negocios, considerado el primer editor de la historia e inventor del libro de bolsillo.

Jean Grolier en el taller de Aldo Manuzio. Obra de François Flamenk. Wikimedia

Aldo Manuzio vivió en un contexto apasionante para la historia de la cultura. Nació en Bassiano, un pequeño pueblo del Lacio, alrededor del año 1450. Fue bautizado como Tebaldo Manuzio, pero siempre fue reconocido por su abreviatura: Aldo. Se formó en Roma, donde estudió latín y llegó a ser maestro de gramática, sin dejar de estudiar literatura griega o pedagogía entre otras materias humanistas. Pero su carrera como editor tuvo lugar en Venecia, una de las grandes potencias del Renacimiento. Aldo nació a la vez que la imprenta, un salto tecnológico que supuso toda una revolución cultural de la mano de uno de los inventores más importantes de la historia: Johannes Gutenberg.

Manuzio llegó a Venecia cuando rondaba los 40 años. Allí conoció a Andrea Torresano, quien dirigía una imprenta muy activa. Cuatro años después, Manuzio sacó de aquel taller la primera edición según su concepto, una edición aldina de la “Gramática griega” de Constantino Lascaris. En el año 1500 fundó su propia imprenta y revolucionó el sector al punto de formar parte destacada en el nacimiento del libro moderno.

El primer editor de la historia

De hecho, estamos ante el nacimiento de la figura del editor, pues Aldo Manuzio y todos sus compañeros que trabajaban con el invento de Gutenberg eran realmente impresores, no editores. Por entonces, estos talleres se encargaban de imprimir los libros y vendían únicamente el taco de hojas que formaban la obra. Era el comprador de esas hojas sueltas el que tenía que llevarlas a un artesano para que encuadernara el libro según sus gustos y posibilidades económicas. Incluso hubo un desfase en la producción hasta la llegada de los telares y maquinaria industrial porque los impresores sacaban libros a una velocidad mucho más rápida de lo que los artesanos podían encuadernar todavía a mano.

Uno de los primeros impresores en vender las obras ya encuadernadas fue Aldo Manuzio. Y no fue su única revolución. Por entonces el libro impreso replicaba las características que estaban acostumbrados a ver en los libros manuscritos. No había paginación, no tenían portada y los códices que habían circulado en la Edad Media, sobre todo por los monasterios, eran de gran tamaño y unas tapas de madera muy gruesas y pesadas que tenían la misión de mantener aplanado el pergamino sobre el que se escribía que, al contrario que el papel, es un material que necesita mantenerse hidratado y prensado para que no se arrugue, pues tiende a recuperar la forma original que ocupó en el lomo del animal del que fue extraído. Este formato de los códices hacía imposible una lectura que no fuera sobre una mesa o, mejor, un atril. Manuzio dedicó mucho esfuerzo a encontrar una tipología de letra que fuera más cómoda de leer y buscó una solución para el incómodo tamaño y peso de los libros. Aldo Manuzio inventó el libro de bolsillo.

Retrato de Aldo Manuzio, el primer editor de libros. Wikimedia.

Clásicos en el bolsillo de un editor famoso

Editó una colección de clásicos latinos y griegos en un tamaño menor con el objetivo de devolver ese carácter portátil que había tenido el libro durante la Antigüedad, cuando eran rollos de papiro o pergamino, y que había perdido con el formato códice que mencionamos.

Fue una idea visionaria que, junto a demás elementos novedosos en la época, fueron configurando el libro moderno que hoy día ocupa nuestras estanterías. Estos aciertos hicieron de Manuzio un hombre famoso en los círculos intelectuales primero y entre el gran público después. Los autores de la época soñaban con ser publicados por él y entre los que fueron a buscarle hasta Venecia se encuentra el mismísimo Erasmo de Rotterdam, que logró publicar sus “Adagios” con el famoso editor veneciano.

El porcentaje de población que sabía leer en la época era muy bajo para la cantidad de libros que empezaron a publicarse, pero esta revolución cultural influyó a su vez en una revolución de la educación, con el asentamiento de las primeras universidades europeas y la apertura de bibliotecas, que empezaron a ser espacios donde leer libros y no solo donde se guardaban. Entre el público, Manuzio fue incluso una moda. La gente se hacía ver en público con un libro editado a la manera aldina bajo el brazo y los nobles se hacían retratar con estos libros como objeto que transmitiera sofisticación y aires de intelectual. Postureo renacentista.

Aldo Manuzio murió en 1515, por lo que su dedicación editorial apenas duró dos décadas. Contando con un arresto de por medio y el parón que sufrió a causa de la guerra entre Venecia y Ferrara, en solo 20 años cambió el concepto de libro y más de 500 años después sigue vigente.

Referencias:

  • Esposito, E. 2017. Aldo Manuzio, V centenario de la muerte del primer editor moderno. Una edición aldina en la Biblioteca de la Universidad de Murcia. Estudios Románicos, 26, 61-74. Universidad de Murcia.
  • Martín Abad, J. 2007. Los libros impresos antiguos. Universidad de Valladolid.
  • Sánchez Vigil, J. M. et al. 2018. La cultura en el bolsillo. Historia del libro de bolsillo en España. Trea.

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