El Western Reserve era una maravilla de su tiempo: un carguero de acero, veloz y seguro, construido para dominar las rutas comerciales de los Grandes Lagos. Sin embargo, el 30 de agosto de 1892, la embarcación se partió en dos y desapareció en las aguas de Lago Superior, arrastrando consigo a 27 personas. Solo hubo un sobreviviente, el joven wheelsman Harry W. Stewart, quien dejó un testimonio que, hasta hoy, es la única ventana a lo que ocurrió aquella fatídica noche.
Ahora, tras más de 130 años, el pecio ha sido localizado a 183 metros de profundidad. Su hallazgo es un hito para la arqueología subacuática, pero también un recordatorio de lo traicioneras que pueden ser estas aguas. A pesar de los avances en la navegación, la historia del Western Reserve sigue envuelta en preguntas sin respuesta.
Un barco adelantado a su tiempo
Cuando el Western Reserve se botó en Cleveland en 1890, era el orgullo de los astilleros. Fue una de las primeras naves construidas enteramente de acero en una época en la que este material aún estaba en proceso de perfeccionamiento. Su diseño prometía una mayor resistencia y velocidad, pero con el naufragio de esta embarcación y el de su nave gemela, el W.H. Gilcher, dos meses después, comenzaron a surgir dudas sobre la seguridad de estos barcos modernos.
El acero con el que se construyó el Western Reserve se fabricó con el método Bessemer, una tecnología revolucionaria en su época, pero que presentaba debilidades en temperaturas extremas. Estudios posteriores han revelado que este tipo de acero podía volverse frágil con el frío, una teoría que cobra relevancia si se considera que el lago ya estaba a bajas temperaturas aquella noche.

El 30 de agosto de 1892, el Western Reserve partió de Cleveland con destino a Two Harbors, Minnesota. A bordo viajaban no solo la tripulación, sino también el propietario del barco, el magnate Peter G. Minch, junto a su esposa, dos hijos pequeños y otros familiares. El viaje comenzó con tranquilidad, pero al adentrarse en Lago Superior, el clima cambió.
La tripulación, al notar el aumento del viento, decidió fondear cerca de Whitefish Bay. Pero la espera fue breve. Minch y el capitán Albert Myer optaron por continuar la travesía, una decisión que resultó fatal. A las 9:00 p.m., la embarcación comenzó a quebrarse. En cuestión de minutos, se partió en dos y se hundió.
Acero frágil y otras teorías sobre la tragedia
El naufragio del Western Reserve generó especulaciones desde el primer día. ¿Por qué un barco de acero, supuestamente más resistente que los de madera, colapsó en una tormenta que no parecía ser lo suficientemente intensa como para partirlo?
Una de las hipótesis más aceptadas es la del fenómeno que ocurre cuando una gran ola levanta el centro de la embarcación mientras la proa y la popa quedan en el aire. Esta torsión puede hacer que la estructura se parta por la mitad, especialmente si el acero no tiene la flexibilidad suficiente para soportarlo.
Otros creen que la clave está en la falta de carga. El Western Reserve navegaba sin mercancía, solo con agua de lastre para estabilizarse. Sin el peso de un cargamento, el casco pudo haberse vuelto más vulnerable a los embates de las olas.
No se descarta que la fragilidad del acero Bessemer haya jugado un papel crucial. La temperatura del agua de Lago Superior puede ser un factor determinante, pues se sabe que este tipo de acero se vuelve más quebradizo con el frío.
El único sobreviviente y su relato de horror
El testimonio de Harry Stewart es lo único que se tiene sobre lo que ocurrió a bordo en los últimos momentos del Western Reserve. Según su relato, la tripulación logró lanzar los dos botes salvavidas, uno de madera y otro de metal. Sin embargo, el bote de metal volcó casi de inmediato, y los sobrevivientes del otro solo pudieron rescatar a dos hombres del agua.

El frío era insoportable. Durante diez horas, los náufragos resistieron el oleaje en la oscuridad, hasta que, al amanecer, divisaron la costa. La esperanza duró poco: cuando estaban a solo una milla de la orilla, el bote de madera también se volcó.
Los gritos se apagaron rápidamente. Stewart nadó durante dos horas hasta alcanzar la playa, completamente agotado. Fue encontrado más tarde por los rescatistas y se convirtió en la única persona que vivió para contar la historia.
El hallazgo del Western Reserve en las profundidades del lago
La búsqueda del Western Reserve llevó más de dos años y terminó con un descubrimiento asombroso. La nave está partida en dos, pero su disposición es inusual: la proa descansa sobre la popa, como si la embarcación se hubiera doblado antes de hundirse.
La exploración con vehículos submarinos confirmó que muchas partes del barco siguen en buen estado, incluso con pintura visible en algunas secciones. Entre los objetos más llamativos se encuentra la campana del barco, un elemento simbólico en muchos naufragios.
El equipo de arqueólogos planea volver en primavera, cuando el hielo se haya derretido, para estudiar más a fondo el estado del pecio y analizar los posibles factores estructurales que causaron su colapso.

El enigma sigue abierto
Más de un siglo después, el naufragio del Western Reserve sigue planteando preguntas. Su hundimiento fue una advertencia temprana sobre los riesgos de la navegación en los Grandes Lagos y un ejemplo de los problemas iniciales del acero en la construcción naval.
Las aguas de Lago Superior guardan sus secretos con celo. Pero, con cada nuevo hallazgo, la historia se vuelve un poco más clara. Y aunque la tragedia ya es parte del pasado, su recuerdo sigue flotando entre las olas.
Referencias
- Great Lakes Shipwreck Historical Society. Wreck of the Western Reserve, Lost Since 1892: Twenty-Seven Gone, One Survivor. Shipwreck Museum. Consultado el 17 de marzo de 2025