En el noroeste de Arabia Saudí, a más de 1.400 metros de altitud y rodeado de montañas de granito y dunas milenarias, un pequeño enclave ha reescrito la historia de la península arábiga. Se llama Masyoun, y ha sido reconocido oficialmente como el asentamiento humano más antiguo conocido en la región, con una antigüedad estimada entre 11.000 y 10.300 años, en pleno Neolítico precerámico.
Este hallazgo, anunciado por el Ministerio de Cultura saudí a través de la agencia estatal SPA, es fruto de un ambicioso proyecto arqueológico conjunto entre la Heritage Commission de Arabia Saudí, la Universidad de Kanazawa de Japón y el equipo de NEOM, el macroproyecto futurista que se levanta en el norte del país. Pero lo que se ha desenterrado en Masyoun va mucho más allá de estructuras antiguas: tres esqueletos humanos enterrados bajo los restos de una vivienda abandonada podrían ofrecer una ventana sin precedentes a los rituales funerarios más antiguos de la región.
Un asentamiento inesperado en el límite del Creciente Fértil
Hasta ahora, se creía que las primeras comunidades humanas sedentarias surgieron dentro del llamado Creciente Fértil, una zona que abarca el Levante, Mesopotamia y partes de Anatolia. Pero el asentamiento de Masyoun, situado fuera de estos límites tradicionales, cambia el mapa conocido del Neolítico.
Según los investigadores, el lugar fue ocupado de forma estable por una comunidad que ya mostraba indicios claros de planificación arquitectónica y vida organizada: viviendas circulares construidas con piedra, zonas de almacenamiento, pasillos internos y hogares para hacer fuego. Todo ello indica que no era un campamento temporal, sino un asentamiento planificado.
La excavación, realizada entre 2022 y 2024, ha permitido documentar herramientas de piedra como puntas de flecha, cuchillos y piedras de moler, junto a objetos ornamentales fabricados con amazonita, cuarzo y conchas marinas. Lo más sorprendente es que varios de estos materiales no se encuentran en la zona, lo que sugiere redes de intercambio o contacto a larga distancia en una época en la que aún se creía que Arabia era un territorio aislado y vacío.

Una tumba en una casa abandonada: el misterio de los tres esqueletos
Pero el verdadero tesoro de Masyoun no estaba en sus herramientas, sino enterrado bajo el suelo de una antigua vivienda. Allí, en una estructura parcialmente derruida, los arqueólogos hallaron tres esqueletos masculinos, cuidadosamente depositados en lo que parece ser un intento interrumpido de entierro ritual complejo.
El estudio, publicado en la Asian Journal of Paleopathology, revela detalles sorprendentes: los cuerpos fueron enterrados en posiciones específicas —uno en cuclillas, otro en decúbito lateral, y un tercero en una posición aún incierta por el deterioro óseo— y cubiertos con losas de piedra y tierra. Todo sugiere que iban a ser sometidos a un ritual conocido como entierro secundario, habitual en el Neolítico del Levante pero nunca antes documentado tan al sur.
En esta práctica, el cuerpo era enterrado inicialmente para permitir su descomposición natural, y luego se extraía el cráneo (y a veces otros huesos) para volver a enterrarlos, a menudo decorados o dispuestos en acumulaciones rituales llamadas "almacenes craneales".
En Masyoun, sin embargo, los cráneos permanecieron en su lugar. Algo detuvo el proceso: quizás los familiares abandonaron el asentamiento, o un suceso interrumpió el ritual. Lo cierto es que estos cuerpos quedaron como un testimonio único de una práctica que enlaza Masyoun con las culturas más antiguas del Creciente Fértil.
¿Quiénes eran estos hombres?
El análisis osteológico ha permitido conocer más sobre la identidad de los individuos. Todos eran hombres adultos, dos jóvenes y uno de mediana edad. Sus esqueletos revelan un desgaste dental extremo, tan severo que apenas quedaba esmalte en los molares. Los investigadores sugieren que podrían haber usado los dientes como herramienta de trabajo, algo común en sociedades que manipulaban fibras vegetales, cuero o cuentas.
De hecho, no es casual que cerca de la tumba se hayan hallado cientos de conchas perforadas, puntas de proyectil y taladros diminutos, algunos del tipo El-Khiam y Helwan, asociados a la fabricación de collares y abalorios. Todo apunta a que estos hombres eran artesanos especializados, quizá dedicados a la producción estacional de cuentas y ornamentos en los meses de verano, cuando se refugiaban en las alturas frescas de Jabal al-Lawz.
Uno de los esqueletos incluso mostraba signos de espondilosis cervical severa, una enfermedad degenerativa en las vértebras del cuello. Este desgaste, junto con la inusual robustez mandibular observada en dos de los individuos, refuerza la hipótesis de que su vida implicaba actividades repetitivas e intensas, probablemente vinculadas a la fabricación de herramientas o adornos.

Uno de los elementos más intrigantes del hallazgo es que, pese a que todo apuntaba a un entierro secundario en preparación, los cráneos nunca fueron extraídos. En uno de los cuerpos, el cráneo fue dañado después del entierro, posiblemente por el peso de una losa que se desplazó durante la posterior manipulación. En otro, la mandíbula se separó del cráneo, pero sin mostrar señales de corte, lo que descarta una extracción intencionada.
Los arqueólogos creen que el proceso fue interrumpido, tal vez mientras esperaban que se completara la descomposición de los cuerpos. Este detalle ha llevado a plantear nuevas teorías sobre el papel social de estos individuos: ¿eran considerados especiales? ¿Eran venerados? ¿Se preparaban sus restos para algún tipo de culto colectivo?
Además, en una zona cercana del yacimiento, aún no publicada oficialmente, se habría descubierto lo que podría ser un verdadero almacén de cráneos, lo que reforzaría la idea de que en Masyoun se practicaban rituales complejos asociados a la memoria, la identidad y la cohesión comunitaria.
Arabia, mucho antes de lo que creíamos
El descubrimiento de Masyoun no solo amplía el mapa del Neolítico, sino que rompe con la imagen de una Arabia “vacía” antes del Islam. En su lugar, muestra una región conectada, dinámica y capaz de generar sus propias formas de vida sedentaria y complejidad social.
Para Arabia Saudí, este hallazgo es una pieza clave en su apuesta por la arqueología como parte de su estrategia cultural, dentro del ambicioso plan Vision 2030. Pero para la historia de la humanidad, Masyoun es un recordatorio de que aún quedan capítulos por descubrir, y que los orígenes de la civilización no están escritos en piedra, sino enterrados bajo ella.