Un pescador buscaba gusanos y acabó desenterrando uno de los mayores tesoros medievales de Europa: 20.000 monedas de plata y joyas del siglo XII

En los alrededores de Estocolmo, un aficionado que buscaba gusanos para pescar desenterró una de las mayores colecciones de monedas medievales jamás halladas en Escandinavia.
Algunos de los objetos de plata hallados en el tesoro descubierto en las afueras de Estocolmo
Algunos de los objetos de plata hallados en el tesoro descubierto en las afueras de Estocolmo. Foto: Junta Administrativa del Condado de Estocolmo

Lo que empezó como una tarde de pesca rutinaria acabó convirtiéndose en uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de la última década en Suecia. Un ciudadano, cavando en el jardín de su casa de veraneo en las afueras de Estocolmo, se topó con una vasija de cobre enterrada que contenía miles de monedas de plata, junto con anillos, colgantes, cuentas y otros objetos de orfebrería medieval. El hallazgo, de unas seis kilos de peso, fue reportado de inmediato a las autoridades, que lo califican como una de las mayores y mejor conservadas acumulaciones de plata de la Edad Media temprana jamás localizadas en el país.

La historia fue confirmada por la propia Länsstyrelsen (Administración del Condado de Estocolmo), que emitió un comunicado oficial detallando el descubrimiento y anunciando el inicio de las excavaciones arqueológicas. Aunque todavía no se ha podido determinar con precisión la cantidad de monedas, las primeras estimaciones hablan de hasta 20.000 piezas individuales, muchas de ellas extraordinariamente bien conservadas.

Un tesoro oculto en tiempos de turbulencia

La datación inicial de las monedas sitúa su origen en el siglo XII, un periodo complejo en la historia escandinava. Suecia, aún fragmentada en múltiples regiones bajo diferentes liderazgos, se encontraba inmersa en un proceso de expansión territorial. La inestabilidad política, los conflictos entre linajes rivales y las tensiones con poderes eclesiásticos crearon un clima de incertidumbre que podría explicar por qué alguien decidió enterrar una fortuna de esta magnitud y, por motivos que aún se desconocen, jamás regresó a recuperarla.

El tesoro se encontraba almacenado en un caldero de cobre, un recipiente que hoy se encuentra deteriorado por el paso del tiempo, pero que en su momento debió proteger los objetos preciosos de la humedad y de los elementos. En su interior, los arqueólogos encontraron no solo miles de monedas de plata, sino también delicadas cuentas decorativas, colgantes, anillos y varias piezas identificadas como monedas episcopales, un tipo de acuñación poco común que se realizaba bajo la autoridad de obispos medievales.

Parte del conjunto de monedas encontrados en el área donde apareció el tesoro
Parte del conjunto de monedas encontrados en el área donde apareció el tesoro. Foto: Junta Administrativa del Condado de Estocolmo

Las monedas de Knut y el misterio de su escondite

Entre las monedas más reconocibles se encuentran varias que llevan la inscripción "KANUTUS", correspondiente al rey sueco Knut Eriksson, quien gobernó entre 1173 y aproximadamente 1195. Durante su reinado, Suecia vivió un proceso de consolidación interna y creciente contacto con Europa central, incluyendo la circulación de monedas extranjeras. La presencia de piezas con su nombre, junto a otras posiblemente acuñadas en Gotland —una isla que entonces jugaba un papel clave en el comercio del mar Báltico— sugiere una economía más diversa y dinámica de lo que muchos historiadores habían supuesto para esa época.

De particular interés para los especialistas son los mencionados "biskopsmynt", donde aparece representada la figura de un obispo empuñando una cruz pastoral o báculo. Este tipo de iconografía eclesiástica no era común en las monedas de circulación ordinaria, lo que indica la influencia directa de la Iglesia en asuntos monetarios, probablemente en regiones donde el poder secular y el eclesiástico se entrelazaban o competían por el control económico.

Los expertos creen que la persona que enterró este tesoro no solo intentaba protegerlo de un posible saqueo o robo, sino que podría haber sido alguien de cierta relevancia social: un comerciante, un noble menor o incluso un funcionario eclesiástico. La mezcla de objetos de uso personal con una cantidad tan significativa de monedas sugiere un depósito de riqueza personal, cuidadosamente escondido en un momento de crisis.

Un hallazgo sin precedentes para la capital sueca

A pesar de que hoy el descubrimiento ha tenido lugar cerca de Estocolmo, es importante recordar que la ciudad no existía oficialmente en el siglo XII. Su fundación data de 1252, cuando Birger Jarl la estableció como centro administrativo y defensivo. Por tanto, este hallazgo ofrece una rara mirada a una época anterior al surgimiento de la capital, en un entorno rural o semiurbano del que se sabe poco arqueológicamente.

Lo sorprendente es que, hasta ahora, no se habían encontrado tesoros medievales similares en esta zona. Según fuentes del Museo Medieval de Estocolmo, este es el primer gran tesoro de la Edad Media temprana descubierto en las cercanías, lo que lo convierte en una referencia clave para futuras investigaciones sobre la región en tiempos anteriores a la consolidación urbana.

Además, el hallazgo podría contribuir a entender mejor la transición del uso del trueque a una economía monetaria en la Escandinavia medieval. La gran cantidad de monedas encontradas indica un nivel de circulación de metales preciosos mayor de lo que hasta ahora se suponía, y la variedad de acuñaciones podría reflejar una red comercial más extensa, conectada con rutas germánicas, bálticas e incluso más meridionales.

Entre las monedas recuperadas se distinguen una con el nombre del rey Knut Eriksson, otra procedente de Gotland con una posible imagen de un templo y una tercera de tipo episcopal con la figura de un obispo
Entre las monedas recuperadas se distinguen una con el nombre del rey Knut Eriksson, otra procedente de Gotland con una posible imagen de un templo y una tercera de tipo episcopal con la figura de un obispo. Foto: Junta Administrativa del Condado de Estocolmo

Investigación en curso y futuro del tesoro

El hallazgo fue realizado conforme a la ley sueca, que obliga a cualquier ciudadano que descubra objetos de valor histórico a notificar a las autoridades, las cuales pueden declarar el objeto como patrimonio nacional y compensar al descubridor. En este caso, el ciudadano actuó correctamente y ha sido felicitado por su responsabilidad. La Administración del Condado ha remitido ya el caso al Riksantikvarieämbetet (Junta Nacional de Patrimonio), que decidirá si el Estado adquirirá oficialmente el conjunto.

Actualmente, un equipo de arqueólogos trabaja en la documentación y estudio detallado del hallazgo, mientras que la ubicación exacta del sitio se mantiene en secreto para evitar saqueos o daños accidentales. No se descarta que en las cercanías puedan encontrarse más restos, enterramientos o estructuras que arrojen luz sobre el contexto en que se escondió este tesoro.

Este tipo de descubrimientos no solo enriquecen los museos, sino que permiten replantear conceptos sobre el comercio, la fe, el poder y la vida cotidiana en la Edad Media escandinava, en un momento en el que Suecia aún estaba forjando su identidad nacional y sus conexiones con Europa.

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