La historia real de Shabtai Tzvi, el comerciante de Esmirna que afirmó ser el Mesías de los judíos

Esta es la fascinante historia de Shabtai Tzvi, el autoproclamado Mesías judío del siglo XVII que revolucionó la Europa moderna.
Profeta
Recreación fantasiosa. Fuente: Mijourney/Erica Couto - Un mesías autoproclamado

En el siglo XVII, la comunidad judía vivía tiempos convulsos. Las persecuciones que padecía, las expectativas mesiánicas que hacían esperar la llegada de un salvador y la crisis espiritual se entrelazaban dentro de una diáspora en busca de salvación. Fue en ese contexto en el que surgió Shabtai Tzvi. Miembro de una familia de comerciantes de Esmirna (Turquía), a finales de la década de 1660, Tzvi se proclamó el Mesías de los judíos, un hecho que conmocionó a comunidades enteras en Europa y Oriente Medio.

Orígenes y primeros indicios

Shabtai Tzvi nació en Esmirna. Hijo de un próspero mercader, en su juventud asistió a la yeshivá (escuela donde se estudian las escrituras judías), donde demostró ser un alumno mediocre. Según las fuentes, no destacó ni por su erudición ni por su piedad. Su gran interés fue la cábala y el misticismo judío. Sin embargo, nada apuntaba a que estuviera destinado a protagonizar ninguna hazaña extraordinaria.

Con todo, los tiempos eran extraños. Se sucedían las persecuciones, los judíos de la diáspora estaban amenazados y proliferaban las teorías milenaristas. La matanza de más de cien mil judíos durante la rebelión de Jmelnitski, que azotó, sobre todo, la región de la actual Ucrania, había provocado una oleada de desesperación y esperanza por igual. Muchos judíos deseaban un cambio radical y esperaban la llegada de un Mesías que los reuniera y liberara.

Un punto decisivo, tan legendario como fundamental en su biografía, determina que, en 1648, Shabtai Tzvi afirmó haber escuchado una voz mientras meditaba en soledad. La voz se dirigía a él como el salvador de Israel, destinado a reunir a la comunidad judía dispersa por todos los rincones del mundo para conducirla a Jerusalén.

A partir de ese momento, su comportamiento cambió. Tzvi empezó a proclamar el nombre de Dios, incluso cuando esa invocación se reservaba en exclusiva al sumo sacerdote. Incluso se decía que ordenaba al sol que se detuviera.

Shabtai Tzvi
Shabtai Tzvi. Fuente: Wikimedia

De agitador social a figura mesiánica

Entre los años 1651 y 1654, aproximadamente, fue exiliado de Esmirna por las autoridades rabínicas, que no aceptaban su carácter excéntrico y sus afirmaciones audaces. Por ello, Shabtai Tzvi emprendió largos viajes por Asia Menor, Grecia, Salónica, Estambul, Egipto y Palestina. Fue en Palestina, especialmente, donde ganó seguidores. Su carisma, ascetismo y capacidad de intercesión le otorgaron gran prestigio.

En 1662, mientras estaba en Egipto intentando curarse de las extravagancias del pasado, conoció a Sarah, una mujer de origen judío de Galicia (Polonia moderna), cuya biografía estaba poblada de tragedias. Había sido objeto de una presunta conversión infantil al cristianismo, se había prostituido en Ámsterdam y estaba poseída por el delirio mesiánico de casarse con el Mesías. Shabtai la llamó para que se uniera a él: su casamiento se percibió como el cumplimiento de una profecía.

Fue el personaje de Nathan de Gaza, sin embargo, quien marcó el verdadero antes y después en la biografía de Shabtai Tzvi. En febrero o marzo de 1665, Nathan, que provenía de una familia rabínica instruida en la cábala, tuvo una visión. Esa visión no solo lo mostraba a él mismo como profeta, sino que afirmaba que Shabtai Tzvi, a quien Nathan no conocía, era el Mesías prometido. Cuando Nathan y Shabtai se encontraron en Gaza tiempo después, el profeta lo proclamó públicamente como Mesías. Shabtai, aunque renuente al principio, aceptó ese rol.

La rebelión de Jmelnitski
Detalle de un cuadro de Jan Matejko con representaciones de Bohdan Khmelnytsky y Tugay Bey en el contexto de la rebelión de Jmelnitski. Fuente: Wikimedia

El estallido mesiánico y su apogeo

En mayo de 1665, Shabtai Zevi se presentó como Mesías durante un servicio de oración en Jerusalén, acompañado por Nathan de Gaza. Fue entonces cuando muchos empezaron a aceptarlo como “AMIRAH” —un acrónimo hebreo que significa “nuestro Señor y Rey, Su Majestad” —, símbolo del liderazgo mesiánico. En poco tiempo, su fama creció de manera exponencial. Se enviaron cartas con la buena nueva por toda Europa y muchas comunidades judías de ciudades como Verona, Mantua y Turín aceptaron su doctrina.

Sin embargo, no faltaron los escépticos. Algunos rabinos importantes lo denunciaron como hereje. En Jerusalén fue excomulgado, mientras que en su Esmirna natal logró desplazar al rabino principal y empezó a lanzar profecías apocalípticas.

Nathan de Gaza
Nathan de Gaza. Fuente: Wikimedia

Conversión, apostasía y caída del supuesto Mesías

La tensión entre Tzvi y las autoridades otomanas creció. En 1666, Shabtai partió hacia Estambul, convencido del apoyo mesiánico que, según Nathan de Gaza, conseguiría. El profeta predijo que Shabtai derrocaría al sultán y asumiría el poder. Las autoridades, sin embargo, reaccionaron con dureza. Lo arrestaron el 16 de septiembre de 1666, lo llevaron ante el sultán y le ofrecieron elegir entre convertirse al islam o morir. Shabtai eligió la conversión. Se bautizó con el nombre de Mehmed Effendi, recibió una renta y un puesto en el palacio.

El impacto de tal decisión fue inmenso. La apostasía del autoproclamado Mesías asestó un golpe brutal al movimiento. En las comunidades europeas, muchos creyentes se negaban a aceptar que Shabtai se hubiera convertido. Otros insistían en que todo había sido un engaño. Aunque Nathan de Gaza viajó para restaurar la fe, no obtuvo éxito.

Después de ello, Shabtai vivió entre continuas oscilaciones entre el judaísmo y el islam. En 1672, fue arrestado de nuevo y exiliado a Ulcinj, en Albania, donde murió en 1676.

Profeta
Recreación fantasiosa. Fuente: Mijourney/Erica Couto

El legado de Shabtai Tzvi

Aunque murió marginado, el movimiento creado por Shabtai Tzvi no desapareció. El grupo de los Dönme, esto es, los judíos que se habían convertido al islam junto con Tzvi, pero que seguían practicando en privado ritos judíos, sobrevivió. Es más: en la Polonia del siglo XVIII, por ejemplo, aparecieron líderes como Jacob Frank, quienes afirmaban ser continuadores de la tradición sabateana. Hoy, en partes de Estambul aún persisten algunos descendientes o creyentes en esa corriente. En el contexto de una crisis espiritual, con comunidades angustiadas por la opresión, el miedo y la esperanza de una liberación divina, Shabtai Tzvi canalizó las expectativas de gran parte de la comunidad judía.

Referencias

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