Los polémicos bronces de Benín: ¿qué son y cómo llegaron al Museo Británico?

Los bronces de Benín son un conjunto de piezas de arte africano que han generado un intenso debate. Analizamos el origen de la polémica.
Bronce
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto - Cabeza de bronce

En una sala del Museo Británico, los visitantes se detienen ante una series de esculturas de metal meticulosamente trabajadas sin saber que observan uno de los capítulos más controvertidos de la historia del coleccionismo occidental. Son los llamados Bronces de Benín, una colección de arte africano cuyas piezas, admiradas por su estilo y complejidad técnica, se arrebataron por la fuerza. Hoy, más de un siglo después, su presencia en el complejo museal del Museo Británico de Londres sigue generando debate: ¿deben permanecer en el museo o volver a su lugar de origen?

Un arte refinado en el corazón de África

Aunque pueda parecer lo contrario, los llamados Bronces de Benín no están eleborados exclusivamente con bronce. La colección incluye objetos realizados en bronce, latón, marfil y madera. Se trata de un conjunto diverso de artefactos: hay placas con relieves, cabezas conmemorativas de reyes y reinas madres, figuras animales, campanas, cetros y otros emblemas de la corte.

Estas piezas fueron creadas por artistas del reino de Benín o reino Edo, una civilización precolonial ubicada en el área del sur de lo que hoy es Nigeria. El reino de Benín era una entidad política y cultural sofisticada, gobernada por un monarca conocido como el obá. Desde al menos el siglo XVI, los obás encargaron a una guilda de fundidores altamente cualificados, que trabajaban de forma exclusiva para la corte, la elaboración de obras que celebraran victorias militares, rituales religiosos, genealogías reales y eventos diplomáticos.

Estas piezas, por tanto, desempeñaban funciones clave en la estructura ceremonial, espiritual y política del reino. Las placas de latón, por ejemplo, se fijaban a las paredes del palacio real para dar forma a un archivo visual de la historia del reino. Las cabezas de latón, por su parte, conmemoraban a los reyes fallecidos y se colocaban sobre los altares. Cada objeto, por lo tanto, tenía un propósito preciso en el complejo entramado simbólico del poder.

Bronce de Benín
Altar. Fuente: The Trustees of the British Museum

El saqueo de 1897: un episodio colonial

La historia de cómo estos objetos llegaron a Europa resulta inseparable del expansionismo imperial británico en África Occidental. En enero de 1897, una expedición diplomática británica entró en el territorio del reino de Benín, desoyendo las advertencias del obá Ovonramwen, quien había solicitado que pospusieran su visita. El encuentro acabó en un enfrentamiento violento en el que murieron varios miembros de la delegación británica.

En represalia, el gobierno británico organizó una expedición punitiva a gran escala, integrada por más de mil soldados. En febrero de 1897, las tropas invadieron y destruyeron Benín City, saquearon el palacio real y se apoderaron de miles de objetos de valor, entre ellos, los bronces. Muchos de estos se enviaron a Londres como botín, donde se vendieron, donaron o almacenaron en museos e instituciones académicas.

Bronce de Benín
Bronce de Benín. Fuente: The Trustees of the British Museum

Del palacio al museo

Poco después del saqueo, el Museo Británico adquirió una parte considerable de los bronces, a través bien de subastas, bien de donaciones privadas. Aunque no existen registros precisos de cuántas piezas se saqueron en total, se estima que al menos 900 objetos llegaron al Museo Británico. Entre 1950 y 1972, unas 30 piezas se vendieron o cambiaron por otras, según el propio museo.

Las obras se exhibieron como ejemplos de arte africano, en principio, desde una perspectiva eurocentrista que minimizaba la sofisticación tecnológica y estética de las culturas africanas. Sin embargo, a lo largo del siglo XX, los bronces de Benín se convirtieron en símbolos de la excelencia artística africana, así como en elementos centrales de una narrativa que cuestiona la legitimidad del saqueo colonial.

Bronce de Benín
Cabeza conmemorativa. Fuente: The Trustees of the British Museum

Un legado disputado

Desde la independencia de Nigeria en 1960, la cuestión de la restitución de los bronces se ha puesto sobre la mesa. El gobierno nigeriano, así como activistas, académicos y organizaciones internacionales, han reclamado el retorno de las piezas. El debate se ha intensificado en el siglo XXI, al calor de los movimientos globales por la justicia histórica, el anticolonialismo y la descolonización del arte.

El Museo Británico ha optado por no devolver los objetos, aunque reafirma su voluntad de querer colaborar en iniciativas de investigación conjunta, como el Benin Dialogue Group, que reúne a museos europeos y autoridades culturales nigerianas. En este marco, la institución británica ha apoyado la creación de un nuevo museo en Benín City que pueda acoger futuras repatriaciones o préstamos a largo plazo.

A pesar de estas iniciativas, el museo londinense se encuentra limitado por la British Museum Act de 1963, una ley que impide la devolución permanente de objetos, salvo en contadas excepciones legales.

Bronces de Benín
Campana. Fuente: The Trustees of the British Museum

¿Qué representan realmente los bronces?

Más allá de su innegable valor artístico, los bronces de Benín encarnan una memoria cultural, social y política colectiva interrumpida con violencia. Cada pieza es un testimonio de un sistema político, espiritual y estético que se organizaba en torno al palacio real y a los rituales de la monarquía edo. Su desplazamiento forzoso en territorio europeo transformó su significado original. De hecho, muchos de estos objetos se han estudiado sin tener en cuenta el contexto que les dio forma.

Los bronces de Benín, más que objetos históricos

Los bronces de Benín funcionan como símbolos de una herencia viva que aún guardan un profundo significado para las comunidades de Nigeria. Su presencia en museos europeaos como el Museo Británico, por tanto, suscita preguntas fundamentales: ¿puede una institución conservar los objetos arrebatados en el marco de una invasión militar? ¿Qué papel deben desempeñar los museos en la reparación de los daños del colonialismo?

Mientras el debate internacional sobre la restitución continúa, el caso de los bronces sigue siendo un ejemplo paradigmático de cómo el pasado colonial de Europa se manifiesta en sus museos. El Museo Británico, con su inmensa colección, enfrenta así no solo demandas jurídicas, sino también un reto ético y moral aún sin resolver.

Referencias

Recomendamos en