¡Tengo hormigas en casa! Causas y soluciones

Las hormigas son unos insectos abundantes y ubicuos, inquilinos habituales de nuestros hogares en busca de refugio y de alimento.
Hormigas entrando en casa

Las hormigas son unos animales prácticamente omnipresentes. Conocemos más de 14 000 especies distintas y están presentes en todos los continentes, con la excepción de Antártida; en casi todos los ecosistemas terrestres, desde el nivel del mar hasta por encima de los 2 000 metros de altitud, y los ecosistemas urbanos no son una excepción. Pero ¿qué sucede cuando entran hormigas en casa? ¿Podemos librarnos de ellas?

¿Por qué tengo hormigas en casa?

Los entornos urbanos como imán para las hormigas

Las ciudades proporcionan a las hormigas una gran cantidad de lugares donde habitar: desde los parterres, alcorques o zonas ajardinadas pueden extender sus nidos bajo el asfalto o el adoquinado, lo que les confiere mayor seguridad, les proporciona calor del sol necesario cuando las temperaturas son bajas, y les previene de problemas como las inundaciones. Y sobre todo, la ciudad genera una gran cantidad de residuos orgánicos que las hormigas aprovechan como alimento.

Colonizando casas ajenas

Algunas especies particularmente pequeñas pueden infiltrarse en grietas del hormigón, e incluso horadarlo, retirando grano a grano las partículas que lo componen. Eso les permite hacer nidos dentro de las construcciones humanas. Otras entran por rendijas, huecos bajo las puertas, o volando por la ventana. Y por supuesto, les da acceso a un nuevo y óptimo ecosistema: nuestras casas. En ellas pueden conseguir una temperatura estable —a las hormigas no les gusta el frío—, y fuente de alimento disponible durante todo el año. De hecho, son particularmente habituales allí donde más comida pueden encontrar: en la despensa, en la cocina y en el cuarto de baño.

Las abundantes fuentes de alimento en casa pueden atrae a las hormigas. Fuente: Pixabay

¿Cómo puedo sacar las hormigas de mi casa?

¿Cómo las invito a salir de casa?

En el libro ‘El Día de las hormigas’, el autor Bernard Werber expone un planteamiento peculiar, en boca del personaje Edmond Wells:

¿Con qué derecho tu cocina te pertenecería más a ti que a las hormigas? La compraste, vale, pero, ¿a quién? A otros humanos que lo hicieron con cemento y llenándolo con alimentos de la naturaleza. Su propiedad es una convención entre usted y otras personas. Pero es solo una convención humana. ¿Por qué la salsa de tomate en tu alacena debería pertenecerte a ti más que a las hormigas? ¡Esos tomates salieron de la tierra! El cemento salió de la tierra, el metal de tus tenedores, los frutos de tu mermelada, el ladrillo de tus paredes, vienen del planeta. El ser humano todo lo que hizo fue ponerles nombres, etiquetas y precios. Eso no es lo que lo hace “propietario”. La tierra y sus riquezas son gratuitas para todos sus habitantes… Sin embargo, este mensaje es todavía demasiado nuevo para ser entendido (Bernard Werber, ‘El Día de las hormigas’, 1992).

Aunque se trata de una obra de ficción, a Edmond Wells no le falta razón. El único motivo por el que consideramos que esas cosas son nuestras es porque lo hemos asumido así. Las hormigas se han encontrado con un ambiente favorable y lo han aprovechado, como ha hecho el ser humano a lo largo de la historia con casi todo el planeta. Solo que en este escenario, somos la especie perjudicada.

No obstante, es comprensible nuestra inconformidad con una colonia de hormigas pululando por la cocina, así que hemos inventado métodos para deshacernos de ellas que, dentro de unos límites, pueden funcionar mejor o peor.

Probando con la imidacloprida

La imidacloprida es un producto químico insecticida, a la venta en forma de gel. Se trata de un compuesto que hay que utilizar con máxima precaución, pues resulta también tóxico para humanos y mascotas y aunque los fabricantes suelen emplear como excipientes sustancias con un olor o un sabor desagradable, siempre vale más prevenir que curar, y es preferible utilizarlo en lugares donde personas y animales de compañía no tengan fácil acceso.

Reconstrucción 3D de la fórmula de la imidacloprida (PubChem, 2022) - Reconstrucción 3D de la fórmula de la imidacloprida (PubChem, 2022)

El funcionamiento de la imidacloprida se aprovecha de una particularidad de las hormigas: la trofalaxis, o transferencia de comida de boca en boca. Es una forma de transportar comida al interior de la colonia, y el modo en el que las obreras alimentan a las larvas y a la reina.

La imidacloprida actúa de forma retardada. No mata al insecto instantáneamente, sino que tarda varios días en causar su efecto, y además es acumulativo, de modo que una hormiga puede seguir consumiendo la toxina hasta alcanzar la dosis letal. Cuando se deja a disposición de las obreras un cebo nutritivo impregnado con esta sustancia, lo toman como si se tratase de comida, y lo llevan a la colonia. La toxina se transmite de hormiga a hormiga por trofalaxis, y con suerte, llega a la reina. Entonces es cuando actúa la imidacloprida, intoxicando a todas las hormigas que hayan tenido contacto con el cebo.

Los ensayos con cebos de imidacloprida muestran un retardo de entre 24 y 36 horas en el inicio de los efectos letales, una mortalidad máxima entre 7 y 14 días después de la aplicación, y consiguen que las colonias de hormigas se reduzcan entre un 77 % y un 100 %; reducciones que se mantienen en el tiempo. Sin embargo, la imidacloprida no funciona con todas las especies.

¿Por qué a veces no funciona?

Existen en España más de 300 especies de hormigas conocidas, con características muy diversas. Las más relevantes a la hora de saber cómo evitar una plaga de hormigas en casa se relacionan con la reproducción, el número de nidos por colonia o los hábitos alimenticios.

Por ejemplo, no funciona igual un cebo en forma de néctar azucarado para una hormiga que se alimenta de este tipo de productos en la naturaleza, que para otra que se alimenta de semillas o de insectos.

Respecto al número de nidos, aquellas que organizan su colonia en torno a un solo nido —monodómicas— son más fáciles de eliminar que las que tienen varios nidos —polidómicas—.

En cuanto al aspecto reproductivo, existen algunas especies cuyo hormiguero está dominado por una sola reina. Estas especies se denominan monogínicas, y cuando llega la época, los machos y las hembras sexuadas hacen un vuelo nupcial, tras el cual las hembras fecundadas fundan su propio hormiguero. La muerte de la reina de un hormiguero monogínico, implica el fin de la colonia. Los cebos de imidacloprida con estas especies suelen ser, por lo tanto, muy eficaces.

Extremar la higiene en el hogar es una de las principales medidas para evitar las invasiones de hormigas. Fuente: Pixabay

Por otro lado, hay especies con muchas reinas; son las denominadas poligínicas. Cuando una de las reinas muere, otra ocupa su lugar. Este comportamiento supone un mayor coste energético —las reinas consumen mucho—, pero a cambio tiene ciertas ventajas. El reemplazo constante de las hembras reproductoras les permite tener colonias más grandes, y además, reduce la relación genética entre los miembros de la colonia. Estas especies pueden sufrir temporalmente los efectos de un cebo de imidacloprida, pero es raro que afecte a todas las reinas de la colonia, por lo que, aunque temporalmente el producto funcione, a largo plazo es probable que las hormigas regresen.

De hecho, algunas de las especies que se asocian a las poblaciones humanas son poligínicas y polidómicas, como las hormigas Monomorium pharaonis, Tapinoma nigerrimum o la invasora hormiga argentina (Linepithema humile).

Prevención: evitar que las hormigas entren en casa

Importancia de la higiene y la limpieza

El mejor método preventivo es, por supuesto, maximizar la higiene, sobre todo respecto a la comida o sus restos. Las hormigas van donde hay alimentos; si no encuentran nada a su disposición, se irán. Pero eso no siempre es posible, y en ocasiones son necesarias soluciones más drásticas.

Es importante prestar atención a los rincones y grietas donde podrían acumularse restos de comida. Aspirar y barrer con frecuencia, así como limpiar las superficies con productos desinfectantes, son prácticas efectivas para mantener a raya a estos insectos. Además, es recomendable almacenar los alimentos en recipientes herméticos para evitar que las hormigas accedan a ellos.

También es importante mantener el exterior libre de restos de comida y basura. Los cubos de basura deben estar bien cerrados y vaciarse con regularidad para evitar que las hormigas se sientan atraídas por los olores.

Sellado de grietas y rendijas

El sellado de grietas y rendijas es una medida preventiva eficaz para impedir la entrada de hormigas en casa. Estos insectos son expertos en encontrar pequeños espacios por donde infiltrarse, por lo que es crucial identificar y sellar cualquier abertura que pueda servir como punto de entrada. Se recomienda el uso de masilla o silicona para sellar grietas en paredes, suelos y techos.

Protección del alimento de mascotas

Los comederos de mascotas pueden ser una fuente de alimento fácil para estos insectos, por lo que es importante tomar precauciones para minimizar su acceso. Una opción es colocar los comederos sobre una bandeja con agua: esto creará una barrera que las hormigas no conseguirán cruzar fácilmente.

Otra medida es retirar los restos de comida de las mascotas una vez que hayan terminado de comer. No dejar el alimento expuesto durante largos períodos de tiempo reduce la posibilidad de que las hormigas lo encuentren.

Convivencia: cuando las hormigas no se van

¿Es posible convivir con hormigas?

Aunque no es la situación ideal, aceptar la presencia de hormigas en casa puede ser una opción viable, especialmente si las medidas de control no han tenido éxito. Es importante recordar que las hormigas, aunque molestas, no suelen representar un peligro para la salud humana. La convivencia con hormigas implica aprender a vivir con su presencia sin que interfieran significativamente en nuestras actividades diarias. Esto puede lograrse manteniendo un nivel de higiene elevado y minimizando las fuentes de alimento que puedan atraer a estos insectos.

Las hormigas y su impacto en el ecosistema del hogar

Las hormigas pueden tener un impacto significativo en el ecosistema del hogar. Aunque a menudo se consideran plagas, también desempeñan funciones ecológicas importantes, como la descomposición de materia orgánica y el control de otras poblaciones de insectos. En algunos casos, su presencia puede incluso beneficiar a las plantas al mejorar la calidad del suelo.

Sin embargo, es importante equilibrar los beneficios ecológicos con las molestias que pueden causar en el hogar. Las hormigas pueden dañar estructuras al horadar materiales como el hormigón y la madera. Además, su presencia puede generar incomodidad en los habitantes de la casa.

Este artículo ha sido revisado por José Manuel Vidal Cordero, entomólogo de la Estación Biológica de Doñana (CSIC)

Referencias

  • Boulay, R. et al. 2014. The ecological benefits of larger colony size may promote polygyny in ants. Journal of Evolutionary Biology, 27(12), 2856-2863. DOI: 10.1111/jeb.12515
  • Braness, G. A. 2002. Ant bait development: an imidacloprid case study. 4th International Conference on Urban Pests
  • PubChem. 2022. (2E)-1-[(6-chloropyridin-3-yl)methyl]-N-nitroimidazolidin-2-imine [imidacloprid] (N.o 86287518).
  • Rondeau, G. et al. 2015. Delayed and time-cumulative toxicity of imidacloprid in bees, ants and termites. Scientific Reports, 4(1), 5566. DOI: 10.1038/srep05566
  • Vidal Cordero, J. M. 2021. Las hormigas. CSIC, Catarata.

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