Evolución darwiniana: el viaje de la selección natural que transformó la vida

La evolución es un fenómeno complejo y fascinante que ha sido objeto de debate y controversia desde hace más de dos siglos. ¿Qué papel jugaron Lamarck y Darwin en la construcción de este conocimiento científico? ¿Realmente Darwin refutó a Lamarck?
Darwin contra Lamarck: revisando la historia de la teoría evolutiva

Jean-Baptiste Lamarck (1744–1829) fue el primer científico en elaborar una teoría comprensiva de la evolución, que proponía que la vida se desarrolló progresivamente de formas simples a complejas a lo largo del tiempo. Publicó Filosofía zoológica en 1809, el mismo año del nacimiento de Darwin. Esta obra fue la primera teoría sistemática y completa de la evolución biológica, que destacaba la generación de variaciones del desarrollo. ¿Cómo difiere su visión de la evolución darwiniana?

Antecedentes de la teoría de la evolución darwiniana

Jean-Baptiste Lamarck y sus ideas precursoras

Cinco décadas después, Charles Darwin (1809–1882) formuló, junto con Alfred Rusel Wallace (1823–1913) su teoría de la evolución basándose en la selección natural, con la publicación de El Origen de las especies en 1859. Su enfoque difería significativamente del de Lamarck, ya que asignó mayor importancia a cambios aleatorios y no dirigidos que proporcionaron material para la selección natural. ¿Pero supuso el trabajo de Darwin una auténtica refutación a la tesis errónea de Lamarck?

Jean-Baptiste Lamarck. Evolución darwiniana — Oliver Djiann/iStock

La herencia de caracteres adquiridos: concepto central en el lamarckismo

En tiempos de Lamarck no existía un concepto de la herencia como el que tenemos hoy —Gregor Mendel nace en el año 1822—. Por ello, cuando se habla de herencia desde el punto de vista lamarckista, no cabe pensar en genética, sino en órganos y aspecto, lo que en biología se denomina fenotipo. Para Lamarck, la evolución era un proceso movido por cambios fenotípicos no aleatorios adquiridos en vida, con el fin de aclimatarse a condiciones ambientales; cambios que él creía heredables.

Según Lamarck, el uso o desuso de órganos conduce a su desarrollo o degeneración, respectivamente. Por ejemplo, la idea de que el cuello de la jirafa se alarga por el esfuerzo de alcanzar hojas más altas, y este cambio se transmite a la descendencia. Esta es la herencia de los caracteres adquiridos del lamarckismo.

Esta herencia, propone el naturalista belga, ha de realizarse gracias a la transmisión de pequeños fragmentos del cuerpo. Según esta hipótesis, definida inicialmente por Anaxágoras en el siglo V a.e.c., los fragmentos recuerdan de algún modo los rasgos de los progenitores, y se transmiten a los hijos, a través de los fluidos.

Charles Darwin. Evolución darwiniana — Dan_Wrench/iStock

El impacto de la teoría darwiniana

Charles Darwin y la selección natural

La llegada de la teoría de la evolución por selección natural, desarrollada por Charles Darwin y Alfred Russell Wallace, trajo consigo una nueva forma de ver el proceso evolutivo, que contrastaba con la teoría de Lamarck en varios aspectos clave.

De entrada, Darwin argumentó que la causa primera de la evolución era la selección natural, y no la herencia de características adquiridas, como sostenía Lamarck. La selección natural favorece las variaciones que son más adecuadas para la supervivencia y reproducción en un entorno dado.

Las diferencias clave entre Lamarck y Darwin

Por ello, y a diferencia de la teoría lamarckiana, Darwin propone que las variaciones en los organismos ocurren de manera aleatoria, y no son resultado de necesidades o usos específicos de órganos.

De este modo, Darwin cambió la forma de entender la relación entre órgano y función. Mientras Lamarck creía en la influencia del uso o desuso de órganos en su desarrollo, Darwin enfocó la evolución en términos de variación aleatoria y selección natural, donde las características útiles se conservan y las inútiles se pierden con el tiempo.

La pangénesis: exploraciones de Darwin sobre la herencia

Podría parecer que la refutación de Darwin a las tesis de Lamarck fue total, pero hay un aspecto que no quedó desterrado, sino que se resolvió favorablemente para el belga: la herencia de caracteres adquiridos. Pero no como causa inherente a la evolución —recordemos, la causa primera del proceso evolutivo para Darwin era la selección natural—, sino como la forma de herencia y transmisión de la información.

En la época de Darwin, las leyes de Mendel sobre la herencia no eran conocidas. Aunque ambos eran coetáneos, y es posible que el naturalista británico recibiera alguna carta del agustino austriaco, todo parece indicar que no llegó a leerlas, o al menos, no con la suficiente atención. En su primera edición de El Origen de las especies, Darwin escribió que «las leyes que rigen la herencia son bastante desconocidas».

Darwin sugería la hipótesis de la pangénesis, según la cual, todas las células del cuerpo podrían liberar gémulas que circulan por todo el organismo y se congregan en los órganos sexuales. Estas gémulas serían las responsables de transmitir las características de los padres a la descendencia. Si las células del cuerpo se modifican debido a cambios ambientales o al uso y desuso, podrían liberar gémulas modificadas, transmitiendo así los caracteres adquiridos a la descendencia. Un concepto totalmente alineado con las ideas de Anaxágoras y defendida por Lamarck con la herencia de caracteres adquiridos.

El lamarckismo como teoría evolutiva había sido erradicado, pero su idea de la herencia a partir de fragmentos del cuerpo transmitidos a través de los fluidos aún perduraba.

El origen de las especies, de Charles Darwin. Evolución darwiniana — Duncan1890/iStock

El legado de las teorías evolutivas

La síntesis evolutiva: combinación de Darwin y Mendel

Cuando se redescubren las leyes de Mendel, a principios del siglo XX, es cuando el lamarckismo sufre la estocada final como teoría. La teoría de síntesis evolutiva, que así se llamó, combinó la teoría de la selección natural de Darwin con la genética mendeliana, formando un marco teórico que explicaba la evolución en términos de variaciones genéticas y selección natural. Esta síntesis no solo ahondaba en las refutaciones de Darwin a las tesis lamarckistas, sino que cerraba también la única vía de escape que quedaba, la de la pangénesis.

Sello alemán dedicado a Gregor Mendel con la primera ley de Mendel ilustrada en flores — Traveller1116/iStock

Revisiones modernas: epigenética y el interés renovado en Lamarck

Aunque el lamarckismo clásico fue refutado, algunos conceptos novedosos como la epigenética, la endosimbiosis o la herencia horizontal de genes han reavivado el interés en algunos de sus aspectos. Sin embargo, estos fenómenos no respaldan la idea de la evolución lamarckista. Recordemos que, para Lamarck, la herencia de rasgos adquiridos es una propiedad inherente a los seres vivos, causa primera del proceso evolutivo. Pero en realidad, estas formas de variación son propiedades emergentes del proceso evolutivo que operan dentro del marco de la teoría evolutiva moderna, y que se encuentran ineludiblemente sujetos a la selección natural.

Referencias

  • Burkhardt, R. W. 1977. The Spirit of System: Lamarck and Evolutionary Biology. DOI: 10.2307/3687
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