Se celebra la boda de Juana la Loca y Felipe el Hermoso

La pareja unió a las coronas de Castilla y Aragón con la casa Habsburgo y de su matrimonio nacería el futuro emperador Carlos I.
Juana la Loca y Felipe el Hermoso

Juana I de Castilla, hija de los Reyes Católicos y apodada ‘la Loca’, celebró su boda con Felipe el Hermoso el 21 de octubre de 1496. Como era costumbre en la época Isabel y Fernando casaron a sus hijos pensando más en la influencia y poder que ganarían que en los sentimientos de los desposados. Con la clara intención de debilitar a la monarquía francesa de la dinastía Valois y pretendiendo reforzar sus lazos con Maximiliano I de Habsburgo, eligieron como esposo para Juana a su hijo Felipe. La comitiva real partió hacia Flandes en agosto de 1496, formada por las mejores y más lujosas naves de la corona castellano-aragonesa.

El primer obstáculo al que el matrimonio tuvo que hacer frente fue la oposición de los consejeros francófilos de Felipe, que intentaron convencerle de que una alianza con los Valois sería mucho más ventajosa. A pesar de esto, y como ya se ha adelantado, la boda se celebró y la pareja pareció congeniar. Juana, menos devota que su madre, se sintió muy cómoda en el ambiente festivo y desinhibido de la corte flamenca. Con todo, Felipe comenzó a perder interés por su esposa en muy poco tiempo y esto provocó en ella unos celos que se suelen considerar patológicos y fuente de su “locura”.

Tras la muerte de Isabel la Católica, Juana se vería en medio de un fuego cruzado entre su padre y su marido para ver quién ostentaría el poder en Castilla. Felipe murió en 1506 y Juana pasó el resto de su vida encerrada en Tordesillas, primero por orden de su padre Fernando el Católico y luego por orden de su hijo, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Carlos I.

1833 Nace el químico e industrial Alfred Nobel

Alfred Nobel, hombre que ha pasado a la historia por haber inventado la dinamita y patrocinado uno de los premios más prestigiosos de la actualidad (entre otras cosas), nació el 21 de octubre de 1833 en Estocolmo, Suecia. Pasó su infancia en Rusia debido a los negocios que su padre tenía allí en el sector armamentístico y es probable que fuese en esta época cuando despertó la fascinación de Alfred Nobel por el estudio de los explosivos. Pasó muchos años trabajando con nitroglicerina, hasta que un accidente con esta sustancia en 1865 provocó la muerte de cinco personas, incluyendo su hermano pequeño.

Nobel inventó y patentó numerosos tipos de explosivos (entre los que se encuentran la dinamita, la gelignita y la balistita) y amasó una más que considerable fortuna (33 millones de coronas suecas poco antes de su muerte) con otros negocios como la inversión en pozos petrolíferos o la venta de armamento pesado. Declarado pacifista, Nobel vio cómo sus inventos servían para mejorar sectores como la industria o la minería pero también se aplicaban al campo de la guerra.

Al final de su vida, Alfred Nobel donó prácticamente la totalidad de su fortuna a una fundación con la misión de recompensar la labor de quienes intentan hacer un mundo mejor. El inventor de la dinamita falleció en 1896 y la fundación que había ideado comenzó a funcionar desde el año 1900, entregando los Premios Nobel a las mentes más destacadas de la Química, la Medicina, la Literatura o la Paz.

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