La sorprendente razón por la que la nuez no es un fruto seco, según la botánica

Descubre por qué la botánica considera que la nuez no es un fruto seco, sino un fruto carnoso, y otras curiosidades sobre los frutos que comemos.
Las nueces, aunque lo parezcan, no son frutos secos

En nuestra vida cotidiana damos por ciertas algunas cosas casi por inercia. Por ejemplo, el tomate, el calabacín o la calabaza aparecen en la categoría ‘verdura’ en el supermercado, mientras que la granada o la fresa aparecen en la categoría ‘fruta’. Pero, ninguna de esas categorías es correcta, al menos en botánica. Desde este punto de vista, tomate, calabacín y calabaza son frutas —frutos carnosos comestibles—; la granada se reconoce como fruto seco de tipo balausta. Y aún más extraña es la fresa, que conforma una estructura botánica compleja denominada infrutescencia, compuesta por un tallo engrosado, llamado eteriola parte roja y carnosa—, y un gran número de aquenios, que son los auténticos frutos, esas diminutas pepitas que recubren la superficie de la fresa y que, en realidad, son frutos secos. Algo parecido sucede con la nuez.

Clasificación botánica de la nuez

También encontramos rarezas entre los frutos secos. Es muy común incluir en esta categoría la avellana, la castaña, la nuez, la almendra o el cacahuete. ¡E incluso las pasas, a veces! Pero de nuevo, desde un punto de vista botánico, no todo es lo que parece. De esta lista, solo la avellana y la castaña son rigurosamente frutos secos; la pasa es una fruta carnosa deshidratada y el cacahuete es una legumbre. De la nuez y la almendra hablaremos más adelante.

No todo a lo que llaman “fruto seco” lo es — Ecogreenlover/Pixabay

¿Qué es un fruto seco según la botánica?

En botánica se denomina fruto seco a todo fruto cuyas capas constituyentes, endocarpo, mesocarpo y epicarpo, son duras, coriáceas o quebradizas y, en ningún caso, carnosas o suculentas. Estas tres capas de tejido recubren las semillas y son muy fáciles de identificar en algunos frutos.

La nuez es un fruto carnoso

Las nueces han sido clasificadas tradicionalmente como frutos secos. Al fin y al cabo, cuando las compramos enteras, sin pelar, encontramos una cáscara dura que alberga en su interior la semilla nutritiva que nos comemos. El error recae en pensar que esa cáscara dura y resistente es el fruto, como en una avellana, cuando en realidad solo es una parte de él.

Las nueces, aunque lo parezcan, no son frutos secos — Marijana/Pixabay

La estructura de la nuez: endocarpo, mesocarpo y epicarpo

El del nogal, como todo fruto, consta de esas tres capas, y la cáscara dura y resistente que recubre la semilla es solo la capa más interna, el endocarpo. Fuera de ella, crece una pulpa fibrosa, el mesocarpo, que aunque no muy gruesa, es suculenta —es decir, contiene agua en sus tejidos—, y ya en el exterior, una piel de color verde vivo. Por cierto, el fruto del almendro se encuentra en la misma situación.

Las nueces del nogal como drupas involucradas

Con esta descripción se deduce que los frutos del nogal y del almendro son carnosos. Por la organización de sus capas son drupas, del mismo tipo que el melocotón, la ciruela o la aceituna. Sin embargo, tienen un aspecto curioso que no tienen el resto de las drupas: cuando el fruto madura, su piel y su pulpa fibrosa se abren de forma natural, se ‘pelan’, exponiendo el hueso. Esta variante, en botánica, se denomina drupa involucrada o trima.

Comparación con otros frutos

Las avellanas son auténticas ‘nueces’, las nueces no

Si no era suficiente descubrir que las nueces no son frutos secos, sino las semillas de frutos carnosos, aún queda una curiosidad botánica más por descubrir. Las nueces, entendidas como los frutos del nogal, no son auténticas nueces. No en el sentido botánico del término ‘nuez’.

Si tomamos el ejemplo de una avellana, alrededor de la semilla —la parte comestible— tiene una capa fina, de color marrón oscuro, en ocasiones muy adherida a ella; es el endocarpo (del griego ἐνδο, endo, ‘interno’, y καρπός, karpós, 'fruto'), la capa más interna del fruto. En el exterior se encuentra la cáscara, con dos capas bien diferenciadas; una interior, más clara y de aspecto poroso, el mesocarpo (del griego μεσο, meso, ‘intermedio’), y otra exterior, mucho más dura y aislante, el epicarpo (del griego ἐπι, epi, ‘sobre’, ‘por encima’).

Si esas tres capas son duras o secas, como en la avellana, estamos, efectivamente, ante un fruto seco. Pero si alguna de las tres —normalmente el mesocarpo— es jugosa, entonces es un fruto carnoso, del que se suelen considerar dos tipos mayoritarios: drupas y bayas. La diferencia entre una y otra es que la drupa tiene una sola semilla recubierta por el endocarpo, que está endurecido, mientras que el endocarpo de la baya es un tejido fibroso que sujeta las semillas. Son buenos ejemplos de drupas el melocotón, la aceituna, la ciruela o el aguacate. Entre las bayas encontramos la uva, el tomate, el kiwi o el arándano.

Fruto del nogal abriéndose — Böhringer Fruedrich/Wikimedia

Otros frutos que sí son nueces en el sentido botánico

Otros frutos de consumo sí pertenecen a la categoría botánica de la núcula o nuez. Frutos secos, estos sí, con cáscara y una sola semilla en su interior: la avellana, la castaña o la bellota son nueces en el sentido botánico del término. También lo son el hayuco —fruto del haya—, la cola, o los frutos diminutos de las plantas aromáticas de la familia de las labiadas, como la menta, la lavanda o el romero.

En botánica, una nuez, también llamada núcula, es un tipo concreto de fruto seco con características específicas: está endurecido en forma de cáscara; presenta una sola semilla; el ovario del que procede es ínfero, es decir, se sitúa por debajo de las piezas florales; y es indehiscente, esto es, no se abre de forma natural. Los frutos del nogal, en tanto frutos carnosos, dehiscentes y procedentes de ovario súpero —situado por encima de las piezas florales—, no pueden ser de esta categoría.

Confusiones comunes en la clasificación

El cacahuete y su clasificación como legumbre

El cacahuete es un ejemplo claro de cómo las clasificaciones cotidianas pueden diferir de las botánicas. Aunque a menudo se considera un fruto seco, el cacahuete es en realidad una legumbre. Esta clasificación se debe a su desarrollo subterráneo y su estructura, que es similar a la de otras legumbres como los guisantes y las lentejas.

La confusión sobre el cacahuete se debe en parte a su uso culinario y su valor nutricional, que es similar al de muchos frutos secos. Sin embargo, botánicamente hablando, su estructura y desarrollo lo colocan en una categoría diferente. Las legumbres son frutos que se desarrollan a partir de un ovario superior y se abren naturalmente para liberar sus semillas.

Fruto del avellano, una ‘nuez’ en sentido botánico— Myriams Fotos / Pixabay

Fruta carnosa deshidratada: el caso de la pasa

Las pasas son otro ejemplo de cómo las clasificaciones comunes pueden llevar a confusiones. Aunque se consideran a menudo frutos secos, las pasas son en realidad frutas carnosas deshidratadas. Provienen de las uvas, que son bayas, y su proceso de deshidratación no cambia su clasificación botánica.

Las bayas, como las uvas, se caracterizan por tener un mesocarpo jugoso que contiene las semillas. Al deshidratarse, las pasas pierden su contenido de agua, pero mantienen su estructura original, lo que las diferencia de los frutos secos verdaderos. Esta distinción es importante para comprender el valor nutricional y las propiedades culinarias de las pasas.

La avellana es un fruto seco — Hans/Pixabay

¿La nuez es una semilla o un fruto?

Botánicamente, la nuez es la semilla del fruto del nogal, que es una drupa. Esta semilla está protegida por el endocarpo duro, que es lo que comúnmente se asocia con la nuez.

La nuez de cola y su clasificación

La nuez de cola es otro ejemplo de cómo la clasificación botánica puede diferir de la percepción común. Aunque se llama nuez, botánicamente es un fruto seco. La nuez de cola proviene de un árbol del género Cola y tiene una cáscara dura que protege la semilla en su interior. Es conocida por su uso en la producción de bebidas como la cola.

Referencias

  • Bobrov, A. V. et al. 2019. Morphogenesis of fruits and types of fruit of angiosperms. Botany Letters, 166, 366-399. DOI: 10.1080/23818107.2019.1663448
  • Pérez Morales, C. 1999. Morfología de espermatófitos. Ed. Celarayn.
  • Solomon, E. P. et al. 2013. Biología (9a). Cengage Learning Editores.

Recomendamos en